Durante más de dos siglos han sido testigos mudos de la historia de Benalmádena. En su refugio ubicado en la zona de la Urbanización La Hacienda han crecido y visto la evolución del municipio. Sin embargo, el paso de los años les estaba pasando factura y últimamente no presentaban su mejor imagen. Se trata de dos pinos piñoneros de 12 metros de altura, con un tronco de dos metros de diámetro que han sido objeto de una poda porque existía peligro de desprendimiento de sus ramas.

La empresa encargada de la operación ha sido Cespa, especializada en la poda de árboles centenarios. Damián Quintana, uno de los técnicos, apuntó que a pesar de que los dos pinos son los más vetustos de la localidad se encuentran en perfecto estado de salud y el corte de las ramas se ha realizado para evitar la caída de sus pesadas ramas y que pudieran ocasionar algún incidente, además de suponer un tratamiento de rejuvenecimiento y limpieza de los dos ejemplares. El valor de los pinos aumenta también porque no se trata de una especia habitual en la zona, que es el pino carrasco, por lo que se piensa que fueron plantados en ese lugar.

La actuación la desarrollaron un total de diez personas, bajo la supervisión de los responsables municipales de Parques y Jardines, y se realizó mediante una técnica denominada lock-jack que permite a los operarios el ascenso y descenso rápido por el tronco del árbol. Esta actuación también contó con la participación de un especialista de nacionalidad sueca para la realización de esta técnica.

Antes de iniciarse los trabajos, los pinos tenían unas copas de más de 50 metros cúbicos y se les retiró en torno al 60 por ciento de su volumen. Las ramas podadas fueron posteriormente trituradas y trasladadas a una planta de transferencia de residuos como estipula el protocolo de actuación en estos casos. "Este tipo de podas preventivas deben realizarse cada tres o cuatro años para que no se vuelvan a producir situaciones de riesgo como la existente", comentó Quintana.