¿Podemos terminar en un tecnofeudalismo?

Estamos en la recta final para que Europa apruebe la nueva regulación de identidad digital, pero las voces en contra no son pocas l Es un nuevo concepto que nos amenaza

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¿Podemos terminar en un tecnofeudalismo?
¿Podemos terminar en un tecnofeudalismo? / M. H.
José Francisco Alonso

12 de noviembre 2023 - 06:23

Málaga/POCO a poco estamos escuchando una nueva palabra: Tecnofeudalismo,y ahora, en la recta final para que Europa apruebe la nueva regulación de identidad digital, las voces que la critican no son pocas. Es un buen momento para entender este nuevo concepto siniestro que plantea una posible forma de organización socioeconómica donde el poder y la influencia se concentran en manos de unas pocas empresas tecnológicas dominantes. ¿Es realmente posible que esto llegue a ocurrir?

En esta hipotética sociedad, evolución digital de las peores pesadillas orwellianas, estas empresas o corporaciones ejercerían un control absoluto sobre los recursos digitales, la tecnología y la información, creando una estructura de poder similar a la del feudalismo medieval donde la espada y la flecha se reemplazarían por el control total sobre las plataformas digitales, los datos personales y la inteligencia artificial. Esto les permitiría establecer un sistema de vigilancia y control sobre la población, así como también restringir el acceso a la tecnología y los servicios digitales. Al tener acceso y control a esta gran cantidad de información, estas empresas podrían utilizarla para influir en la toma de decisiones y manipular la opinión pública.

¿Es una realidad posible o tan solo un emocionante argumento para una película de ciencia ficción distópica? Ya sabemos que la opinión publica es manipulable, desde los tiempos de Roma, los imperios han construido todo tipo de circos para compensar la falta de pan. Pero en un mundo tecnofeudal hablamos de un sueño de libertad donde creemos que somos completamente libres para tomar nuestras decisiones. ¿Cómo podrían ser posible?

En este mundo de pesadilla la espada y la flecha se reemplazarían por el control total sobre las plataformas digitales, los datos personales y la inteligencia artificial. Lo primero con el Control de la Información: Al tener acceso y controlar una gran cantidad de datos personales y de comportamiento, estas empresas podrían utilizar algoritmos y técnicas de inteligencia artificial para filtrar y mostrar información de manera selectiva. Podrían presentar contenido que se ajuste a sus intereses o agendas manipulando así la percepción y las opiniones de las personas. Para ejemplificarlo de forma sencilla: Quien haya preguntado a su buscador por un buen sitio para ir de vacaciones y desde entonces casi todos los anuncios que le salen son de agencias de viajes ya se puede hacer una idea de como se puede aplicar a todo lo imaginable.

Segundo: Manipulación de los propios algoritmos ¿Y si a esas empresas no les hiciera gracia a donde te quieres ir de veraneo? Pues lo tendrían fácil, podrían ajustar sus algoritmos y sistemas de recomendación para favorecer ciertos tipos de contenido o perspectivas ocultando otros. Esto podría influir en la forma en que percibes la realidad y limitar tu exposición a diferentes puntos de vista, generando una visión sesgada y distorsionada del mundo.

Por si no te ha quedado claro, si no quieren que vayas de veraneo a Galicia resulta muy fácil inundarte con información “seleccionada” con todo tipo de desgracias y desastres que por allí ocurran, como si el resto del planeta fuese comparativamente un parque de atracciones y gominolas.

Todo esto da miedo ¿verdad? pero no es comparable a lo peor que podría causar esta especie de reino del mal en la sombra. En este mundo, que deja en un chiste al presentado por la novela 1984, lo peor sería la influencia sobre políticos y gobiernos, ya que mediante el poder económico y su control sobre las plataformas digitales, estas empresas podrían presionar para promover políticas favorables a sus intereses. No tendrían que impulsar malvados golpes de estado, resultaría más fácil financiar campañas políticas, ejercer presión a través de grupos de cabildeo y utilizar su influencia para moldear la agenda de partidos y gobiernos.

No es nada que no conozcamos desde hace tiempo, todos los lobbies llevan presionando y tentando a gobiernos o agencias reguladoras desde hace siglos, pero aquí estaríamos hablando de ya otro nivel de persuasión. No hablamos de buscar ventajas frente a la competencia, aquí hablaríamos de un mundo controlado por gigantescas corporaciones que apenas compiten entre sí y sencillamente, en total acuerdo, controlarían el poder político.

Podríamos pensar, -”Eh! no soy tonto!, me mantendría informado de fuentes prestigiosas e independientes y no me podrían engañar!” . Pero de nuevo estaríamos viviendo un sueño por que todo a lo que podrías acceder sería a desinformación y propaganda: Al controlar todas las plataformas digitales y tener acceso a una gran cantidad de datos, estas empresas podrían difundir solo lo que quisieran. Podrían utilizar técnicas de manipulación psicológica para influir a toda la opinión pública, promoviendo así sus propias narrativas, distorsionando la verdad y creando confusión.

Daría igual donde buscaras información sobre los preciosos paisajes gallegos y sus hospitalarias gentes porque solo encontrarías relatos de malvadas de meigas, los mayores índices de criminalidad del planeta y terroríficos informes científicos sobre la relación del cáncer con el Lacón con Grelos.

¿Es posible que estas prácticas se estén llevando a cabo actualmente? Todos somos conscientes que en alguna medida, pero para evitar llegar a semejante escenario es fundamental la concienciación de las personas además de regulaciones y mecanismos de supervisión adecuados para evitar el abuso de poder por parte de las grandes empresas tecnológicas y proteger la integridad de la información y la democracia.

Debemos concienciar del peligro, promover la competencia, fomentar la innovación y proteger los derechos de los individuos y las comunidades en el entorno tecnológico. Pensemos que en esta distopía las grandes corporaciones tecnológicas dominantes podrían acumular enormes riquezas y ejercer un poder desproporcionado similar al que anticipaba por ejemplo Willian Gibson en sus novelas, donde la información -digital- y la capacidad para manipularla era en el fondo el poder real en una sociedad fusionada con la tecnología y los mundos virtuales.

Por supuesto es una vía directa a una mayor desigualdad económica y social, ya que el acceso a los recursos digitales y tecnológicos sin manipular se limitaría a aquellos que pudieran pagar por ellos. Así pues, a medida que el tecnofeudalismo se vuelve más plausible, existen una preocupación creciente. Cada vez se debate más acerca de los derechos de privacidad y seguridad, la democracia y la libertad de expresión. Una regulación y gobernanza fallidas podría permitir que estas empresas tecnológicas tengan un control casi absoluto sobre la sociedad, sin ninguna rendición de cuentas o transparencia, no solo debemos preocuparnos del control por parte de los gobiernos.

Ahora es un concepto especulativo, todavía hay tiempo para concienciar a la realidad de los riesgos y tomar medidas preventivas, estableciendo un marco legal y regulatorio que garantice un equilibrio de poder en la sociedad digital. Esto implica concienciar del peligro, promover la competencia, fomentar la innovación y proteger los derechos de los individuos y las comunidades en el entorno tecnológico. Por otro lado, aún más retorcido, hay quien piensa que la batalla está perdida, que realmente la propia información sobre el peligro que suponen es promovido por estas mismas compañías, para inducir cambios de opinión en la sociedad, anestesiarnos y conseguir ventajas políticas para concentrar el poder sobre ellas mismas. Quién sabe! Quizás, querido lector. Este artículo haya sido escrito por una IA, promovido por una gran corporación y diseñado para que, en el fondo abracemos, el tecnofeudalismo con fervor y devoción, pensando que ya nadie nos puede engañar. (Igual yo, ya he decidido donde irás de vacaciones, y espero que sea a Galicia).

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