"Ponerse moreno es señal de daño en el ADN, no de belleza"
El experto advierte de que la exposición solar prolongada es sinónimo de enfermedades y aboga por invertir en investigación para que tanto la universidad como el país tengan futuro
José Aguilera (Málaga, 1969) es un emprendedor nato al que le sobra energía e ilusión para afrontar cuántos proyectos. Es biólogo pero su carrera profesional le ha llevado a terminar como profesor contratado doctor en el departamento de Medicina y Dermatología de la Universidad de Málaga e investigador en el Centro de Investigación Médico-Sanitaria de la Universidad de Málaga. La exposición solar y sus efectos se ha convertido en su especialidad y, también en su pasión. En esta materia ha conseguido reconocidos logros científicos acerca de los efectos del sol en la salud, una información que resulta de máximo interés en estas fechas.
-Se acerca el verano y con él el hábito de tomar el sol, ¿qué consejos daría para que no se convierta en algo peligroso?
-Tomarlo con cabeza, es decir, hay que tomar el sol pero de forma controlada y sin excesos. No se puede decir de entrada que el sol es malo porque no es cierto, pero siempre que se haga en su justa medida. Para eso es conveniente exponerse a las horas recomendables y usar fotoprotección si uno sabe que se va a exponer más de la cuenta. Al sol no hay que temerle y se debe huir del término fotofobia que se ha creado de tanto advertir del peligro. Lo que se debe evitar es que la piel llegue a quemarse, que es lo que se conoce como eritema actínico y que se produce en pocos minutos un día cualquiera de verano al mediodía. Por ejemplo, una piel normal del tipo tres, dentro de una escala de seis fototipos, en apenas 20 ó 25 minutos se quemará en julio en las horas centrales del día.
-¿Qué ocurre cuando la piel se pone roja por tomar el sol?
-Es un mecanismo de reparación del daño que ya se ha producido en el ADN. El sol llega a los queratinocitos que hay en las capas más externas de la piel cuando el periodo de exposición es más largo de la cuenta y es cuando se producen las primeras mutaciones del ADN que hay que reparar. Mientras el sistema inmune está trabajando para arreglar la rotura que se ha producido el sistema sanguíneo se relaja y aumenta el flujo sanguíneo en la piel, por eso se pone roja.
-Ponerse moreno no es una cuestión de belleza, sino ¿un mecanismo de defensa del organismo?
-Efectivamente, cuando el queratinocito ha sido dañado y reparado el cuerpo produce melanina nueva y empieza a extenderse por las zonas afectadas para proteger la piel y que no vuelva a quemarse. Ponerse moreno no es símbolo de estar guapo, es consecuencia de que te has hecho daño en el ADN. Y eso es peligroso porque hay daños que no se llegan a reparar y si todos los días se agrede terminará con que los sistemas de reparación fallen y llegue un momento de la vida en que esas células que no han sido reparadas se conviertan en malignas y derivar en un cáncer de piel.
-¿Ese es el efecto de una exposición solar prolongada?
-A corto plazo será una quemadura solar, que será de distintos grados según las horas de exposición. Pero la consecuencia en paralelo que no vemos es el estrés oxidativo que se produce por los rayos, no solo por los UVB que son los responsables de la quemadura, sino también por los rayos UVA que penetran más adentro de la piel y llegan a la parte de la dermis, a las moléculas que dan el soporte de la estructura de la piel como son el colágeno y la elactina. Lo que provoca es que la flexibilidad de esas moléculas con el tiempo de pierda y a la larga se transforma en una estructura más sólida por la oxidación. Es lo mismo que ocurre con las cataratas en el iris del ojo como consecuencia del sol y que se debe a la agresión que sufre una proteína, como una especie de gel de protección, que se va solidificando por estrés oxidativo.
-¿Cuál es el primer signo de alarma que advierte el daño del sol?
-El problema es que cuando aparecen ya es tarde. El mejor signo de alarma es la prevención y no exponerse al sol entre las 12:00 y las 16:30 porque en solo esas horas se recibe la mitad del sol de todo el fotoperiodo que es de unas once horas diarias en verano.
-¿La radiación solar ha variado en los últimos años o es que ahora nos exponemos más al sol?
-La mayoría de los problemas de la piel asociados al sol, puesto que un gran número de personas trabajan en el interior de oficinas, se deben al fenómeno llamado baño de sol, es decir, al que se produce en verano en la playa. Por ejemplo, un extranjero que viene a Málaga a pasar sus vacaciones toma en seis días todo el sol que toma durante el resto del año en su país. Y las exposiciones cortas y exageradas son las más peligrosas porque se correlacionan con el daño del melanoma, el cáncer cutáneo asociado a los lunares que se malignizan. Pero sobre todo en las épocas tempranas de la vida, en la adolescencia y la infancia fundamentalmente, ya que se estima que antes de los 18 años el ser humano toma el 80% del sol de toda su vida. Y es en ese periodo donde se cometen las mayores barbaridades.
-¿Esto está aumentando la tasa de mortalidad por cáncer de piel?
-La mayoría de las muertes por cáncer de piel se producen por melanoma y la incidencia es de unos ocho casos por cada 100.000 habitantes. La tasa de mortalidad ha ido aumentando desde los años 50 sin parar y ahora parece que se está empezando a frenar, pero no a disminuir por mucha estrategia de prevención que se haga. Principalmente se relaciona la exposición solar en la época vacacional con el cáncer en una recta ascendente.
-¿Usar una crema protectora protege verdaderamente del sol?
-Los fotoprotectores cuanto más alto es el número más protegen. Pero no se puede pensar que usando uno de alto nivel significa que se puede pasar más tiempo al sol. Un factor 30 no quiere decir que te puedes quedar al sol 30 minutos, sino que si te lo aplicas te llegará 30 veces menos radiación de la que te llegaría si no usaras un fotoprotector. Pero tampoco es real porque casi nadie se aplica los dos miligramos por centímetro cuadrado de piel, equivalente a seis cucharillas de café en un cuerpo normal, que sería el ideal. Lo habitual es aplicar entre un cuarto o un quinto de lo recomendado y así se disminuye la protección. Por eso hay que aplicar la crema cada dos o tres horas. Tampoco es conveniente usar un fotoprotector inferior a 15, pero tampoco volverse loco porque al pasar del factor 50 la diferencia de protección es muy poca.
-Pero ni tanto ni tampoco porque una exposición insuficiente al sol también puede ser dañina para la salud, ¿no?
-Sí, porque la mayoría de la vitamina D que necesita el cuerpo la da el sol. En el caso de los niños, por ejemplo, supone una menor incorporación de calcio en los huesos. El origen de la enfermedad del raquitismo, por ejemplo, es precisamente por la falta de exposición al sol. Pero eso no puede servir de excusa para exponerse más al sol. En el paseo de tu casa a la playa ya se obtiene el nivel de vitamina D, las mil unidades internacionales diarias, recomendado. La falta de sol también se asocia con problemas depresivos, está comprobado que los niveles de dopamina y serotonina en el cerebro aumentan porque los rayos de sol activan ciertos neurotransmisores de la felicidad.
-¿Cuál sería entonces la ecuación perfecta del sol?
-Fotoprotección, gafas de sol y gorras siempre que vaya a haber una exposición prolongada y, por supuesto, ayudar a los sistemas de reparación después con la hidratación de la piel. Ya no solo por el riesgo de sufrir cáncer o cualquier otra enfermedad asociada a la piel, sino también por el envejecimiento cutáneo cuya consecuencia son las arrugas. El primer signo de envejecimiento se produce con la aparición de las pecas, aunque una dieta rica en antioxidantes y equilibrada con fruta y verdura aportará su granito de arena para evitarlo.
-¿Son malas las cabinas de rayos UVA?
-El único problema que tienen es que producen un efecto acumulado con la exposición solar que ya se produce en la calle o en la playa. Lo peligroso es que acudir a estas cabinas se convierta en adicción y se tenga la necesidad de estar moreno todo el año. Es un círculo porque el exceso de sol provoca manchas cutáneas, producidas cuando la melanina no pigmenta de forma homogénea la piel para reparar tantas quemaduras, y al no ser estéticamente agradables se busca aumentar el bronceado para tapar los fallos. Se llama tanorexia y es un fenómeno cada vez más habitual.
-Esa obsesión por el bronceado es relativamente reciente porque históricamente se ha valorado justo lo contrario, ¿no es así?
-Siempre ha sido un símbolo de distinción social que se asociaba a la gente que trabajaba en el campo y de ahí que las clases más altas de la sociedad quisieran distinguirse por su piel blanca.
-¿Es viable la aplicación de sustancias extraídas de algas para hacer fotoprotectores?
-Funcionar funciona porque lo demostramos y lo patentamos, pero económicamente es más complicado hacerlo viable. El problema es que en los cosméticos de buscan alternativas más baratas para la producción en masa. Ahora recientemente una empresa se ha interesado en una de nuestras patentes para incorporarla como un fotoprotector de origen natural.
-¿Si el calentamiento global se acentúa cómo afectará eso sobre la radiación solar?
-El tema de la radiación ultravioleta y el cambio climático solo está relacionado porque con los cambios de temperatura que se producirán habrá más días de calor al año y, por tanto, más exposición al sol. Pero no hay ninguna relación intrínseca entre la emisión de CO2 y la radiación ultravioleta.
-Se habla mucho del efecto de la radiación ultravioleta en el ser humano, pero ¿qué ocurre en el resto de seres vivos?
-Si ha habido cambios en determinados lugares del planeta por la disminución del escudo natural de la atmósfera, que es el ozono, por la emisión de gases contaminantes también afectará al resto de los seres vivos. Por ejemplo, hay patologías derivadas por la modificación de patrones en el polen de algunas plantas que van a emigrar por los cambios del clima y eso supondrá también la aparición de nuevos alérgenos en el ambiente. También los insectos que producen las patologías en zonas de altas temperaturas y humedad se van a desplazar y provocar nuevas enfermedades en otras latitudes como la nuestra. Pero los hábitos de exposición no van a cambiar y menos en un país, y una zona como la Costa del Sol, que se está convirtiendo en un hotel y un bar para toda Europa por la caída del sector de la construcción y por la ausencia de diversificación.
-La red de medición de radiación ultravioleta en la que participa se ha convertido en un referente, ¿qué reto se plantea ahora?
-Nos gustaría ofrecer los datos on line sobre la radiación ultravioleta que hay en un zona y en un momento determinado a través del móvil o internet porque las redes oficiales no dan más que el dato predictivo, aunque sí hay muchas redes secundarias y de aficionados de las que estamos tomando datos para algunos estudios.
-Tal y como está el panorama por los recortes, ¿aún se puede seguir investigando e innovando?
-La investigación que se hace es muy limitada pero se hace porque tenemos empuje y ganas, y la ilusión no debe perderse. El problema es que estamos en una dinámica de depresión por los recortes que frenan. Con el equipamiento que tenemos gracias al dinero nos dieron para proyectos podemos seguir haciendo investigación, aunque solo analizando y recopilando datos porque en los laboratorios la cosa está parada. Se tiene que recurrir a muchísima imaginación para poder investigar en los últimos cinco años porque no hay un duro. La UMA está apostando ahora por la colaboración con entidades privadas para financiarse con ensayos clínicos y ofertar servicios como la unidad de fotodiagnóstico, que llevamos desde aquí y que es una entidad de referencia en Andalucía.
-¿Qué futuro le espera a la universidad y al país sin investigación?
-Sin investigación no hay futuro ni en la universidad ni en el país. Hay que apostar por la investigación, crear más becas y posteriormente ofertar puestos de trabajo en la universidad, y para eso se tiene que invertir. Tenemos mucho equipamiento y poco personal, y al final los mismos tenemos que hacer todo y eso hace que se dejen muchas cosas en el tintero.
-¿Ve signos de que la situación puede mejorar?
-Cada vez hay más emprendedores que están creando pequeñas empresas y se hacen autónomos y eso es porque la gente tiene ganas de trabajar y no quedarse en su casa llorando y cobrando la ayuda de 400 euros.
-¿Confía en que el país saldrá de ésta?
-Soy optimista y pienso que saldremos de la crisis porque de peores ha salido en este país después de una Guerra Civil.
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