CONVOCAR oposiciones tiene sus riesgos porque con lo mal que está ahora el trabajo, nadie se va a rendir a la primera si lo que está en juego es lograr un puesto fijo en el Ayuntamiento de Málaga. Hace poco más de un mes, el Consistorio celebró unas pruebas para seleccionar un auxiliar de Protocolo, que reemplazara en el futuro al actual responsable Rafael Illa, que llegó al Ayuntamiento de la mano del alcalde Pedro Aparicio, que lo conoció en tierras australianas mientras Málaga perseguía ser la sede de un congreso mundial de enfermería que acabó por celebrarse en Torremolinos. Y la oposición va camino de terminar de forma muy poco protocolaria.

Uno de la docena de aspirantes al puesto ha decidido emprender una batalla administrativa, disconforme con casi todo. El opositor en cuestión es de Ávila y licenciado en Protocolo y ha impugnado directamente al tribunal al entender que no podían pertenecer a él por "cercanía" con algunos de los candidatos. Y hay nerviosismo por conocer cómo podrá terminar la historia, si se le deniegan los recursos y acude finalmente a la vía judicial para defender su causa.

Resulta que el puesto lo consiguió un periodista que hace algunos años ocupó como cargo de confianza la dirección de comunicación con Francisco de la Torre, hasta que emprendió su carrera profesional por otros derroteros. El opositor considera que la relación personal y profesional que por ese motivo debieron mantener en su momento el triunfador de los exámenes y Rafael Illa, son suficientes para inhabilitar a éste para presidir el tribunal de la oposición. Pero también por cuestiones de cercanía considera indebida la presencia de la concejal Araceli González, responsable de Medio Ambiente, en ese mismo tribunal, porque también conocería durante su amplia etapa en los medios de comunicación de Málaga a algunos de los que se examinaron. La ausencia entre los examinadores de licenciados en Protocolo, o el rechazo a que el tribunal pudiera ser competente para realizar la prueba de inglés, son otras de las alegaciones presentadas, para enmarañar más este peliagudo asunto.

la lente

El plan para restringir el tráfico en el centro está dando algún que otro problema operativo, cuando el lunes se cumplen las dos primeras semanas desde su aplicación. La empresa encargada del sistema ya ha tenido que sustituir una lente en la entrada hacia la calle Císter, porque la inicial era incapaz de leer correctamente las matrículas de los vehículos que transitaban. También habrá que ajustar una de las cámaras de control, señalizar los pivotes para que no surjan del suelo cuando un peatón esté atravesando la calle y sobre todo conseguir que se enteren los transportistas, que todavía siguen con sus quejas.