Prohibido fumar, permitido 'vapear'
Tras su exitosa implantación en países como Italia o Alemania, el cigarro de vapor gana cada día más adeptos en la capital, donde se ha convertido en todo un fenómeno de moda
Con apenas un par de toques se enciende un nuevo sistema para fumar sin humos pionero y revolucionario que está causando furor entre los incondicionales de la nicotina. El cigarro electrónico, que irrumpió en el mercado hace ya algunos años como método para dejar de fumar pese a las reticencias de los médicos, ha encontrado en el cigarro de vapor un relevo generacional que cada día ganas más adeptos, no sólo entre los fumadores habituales, sino también en personas que usan el dispositivo sin tener el hábito de fumar. Tanto es así que en los últimos meses han proliferado las tiendas que venden estos productos, con una gran variedad de marcas y estilos. Sólo en el centro de la capital, en un radio no superior a dos kilómetros, pueden encontrarse casi una decena de establecimientos, que ponen a disposición de sus clientes el nuevo producto a través de diferentes marcas y accesorios.
El aparato en sí difiere mucho en forma del antiguo cigarro electrónico. Si éste simulaba ser, o al menos parecer, un cigarrillo al uso, el nuevo método tiene forma de lápiz y pocos pueden saber al momento, si antes no han tenido contacto con él, el uso que realmente tiene. El sistema consta principalmente de tres partes: una pequeña batería que determina su duración y que se carga como la pila de un móvil, con un cargador que va a la corriente y cuya potencia variará según el modelo elegido. Un atomizador, que es un depósito donde se coloca los cartuchos de líquido, el producto que se vapea y que se puede encontrar en infinidad de sabores, desde el tradicional tabaco, con nicotina o sin nicotina y de diferentes miligramos de la dosis, a aromas de frutas, regaliz, chocolate o vainilla entre otros. En la parte superior se encuentra la boquilla, donde finalmente el usuario aspira el producto y expulsa vapor en lugar de humo. El precio del producto varía dependiendo de los complementos que tenga, pero se pueden encontrar desde los 29 euros, el kit más económico, hasta cantidades que rondan los 80 euros, que suelen incluir otro vaporizador o el estuche para guardarlo.
Tras el éxito de su implantación en países como Italia o Alemania, donde miles de personas usan el sistema de vaporizadores, ha llegado a España en tiendas físicas con algunos años de retraso, aunque se podía conseguir a través de internet en páginas que operaban en el territorio nacional desde el año 2010. El producto sólo se vende a mayores de 18 años y supone un sistema diferente debido a la personalización que puede hacerse a través de los colores, las formas o los propios sabores de los líquidos. Además, entre las principales ventajas que señalan sus usuarios se encuentra la posibilidad de vapear en cualquier lugar, ya que, al no expulsar humo ni sustancias contaminantes, el cigarro de vapor no tiene que cumplir la normativa vigente, por lo que su uso se permite también en lugares cerrados. También posee la cualidad que no deja olor en la ropa porque el vapor expulsado es inodoro, el aroma del vapor se debe a las sustancias del líquido elegido pero no se contagia ni deja rastro en el pelo, ni en la piel ni en los textiles. Y,asimismo, para muchos supone un ahorro, ya que sólo precisa del desembolso inicial del vaporizador y de los recambios posteriores, que suelen ser más baratos que una cajetilla de cigarrillos y dura más tiempo, dependiendo del grado de adicción de cada usuario y la frecuencia con la que fume al día.
Bajo el lema Cámbiate a la nueva forma de fumar, ¡Vapea! aparece en Málaga una de las marcas con más recorrido y experiencia con el sistema. La firma Wikismoke, propiedad del empresario italiano Vincenzo Giorgioni, cuenta, desde que se instalara en marzo por primera vez en Marbella, con tiendas en diferentes puntos de la provincia y en el resto de España, como el expositor en la propia capital malagueña, Ronda, San Fernando o Santander, y hace unas semanas han lanzado también su web, donde se pueden adquirir también los mismos productos vía on line a nivel nacional y europeo. Para Giorgioni, que asegura llevar sin fumar cigarros convencionales más de ocho meses gracias a este sistema, lo más importante es que el cliente adquiera productos de calidad y certificados por la Unión Europea ya que, conforme a su conocimiento, existen en el mercado varias marcas que comercializan el sistema fabricado en China y no pasan los controles de calidad adecuados. El empresario destaca además que son las características propias de los vaporizadores las que han permitido su proliferación y el aumento de las ventas, de las cuales la más representativa para él es el aspecto económico; según una comparación que ellos mismos han realizado, estiman un ahorro de 1.400 euros al año, teniendo en cuenta el precio de los vaporizadores y de la cajetilla de tabaco, que de media ronda los 5 euros. "La ventaja es que es una situación idéntica a la que se crea con el cigarro tradicional, hace el mismo efecto en la garganta pero no huele mal, no se queda pegado a la ropa, se puede usar en todos sitios y no hay ceniza. Vapear es la nueva forma de fumar".
Y así lo comprueban día a día Jessica y Toñi, dos de las dependientas del stand que Wikismoke tiene en el centro comercial Larios. "La verdad es que está teniendo bastante éxito, se vende bien, tiene mucha aceptación. Se acerca mucha gente a preguntar por el precio, por el funcionamiento o para regarlarlo", confirma Jessica, mientras su compañera atiende a dos mujeres que se interesan por el producto. "A mi madre se lo comentaron unas compañeras del trabajo y yo tengo un amigo en el instituto que lo usa y ya lleva ocho meses sin fumar, así que nos hemos decidido y hemos venido a que pruebe", decía Vanessa, que acompañaba a su madre a comprar su primer cigarro de vapor. "Ya había intentado dejar el tabaco, de hecho estuve dos años sin fumar. Lo hago sobre todo por la salud porque ya empiezo a encontrarme mal", asegura su madre Ana.
No eran las únicas en el mostrador ni las primeras clientas de la jornada: "Atendemos al día alrededor de 50 ó 60 personas, no todas compran, claro, pero vienen a informarse y a consultar dudas. Nos gusta asesorar al cliente de cuánta nicotina va a necesitar dependiendo de lo que fume y a partir de ahí ya recomendamos las dosis convenientes", sentencia Toñi, que al momento continúa aclarándole dudas a otra chica que quiere regalárselo a su padre. "Él ya había probado con el electrónico, ahora vamos a mirar qué tal le va con este, nos están explicando las prestaciones y el funcionamiento", añade Laura, acompañada de su madre, a la que le preocupa la salud de su marido: "Llevará fumando unos 40 años, lo ha intentado dejar con parches, con chicles, pero no ha funcionado. A ver si entre esto y nuestro apoyo lo deshabituamos un poco". Eso le ocurrió a Jorge, que por la insistencia de su novia se decidió a usar este producto del que ahora no se separa y ya está consiguiendo bajar las dosis de nicotina. "Puedo "vapear" donde quiera y ya me he acostumbrado al sistema. Llevo dos meses sin fumar, ahora no volvería al tabaco normal", afirma al tiempo que presume de haber extendido el sistema entre sus amigos.
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