Obituario | María de la Concepción Toledano del Valle Inclan

Querida Conchita que estás en el cielo

  • María de la Concepción Toledano del Valle Inclan. Genio y figura hasta la sepultura

Querida Conchita que estás en el cielo

Querida Conchita que estás en el cielo / M. H.

Te fuiste el pasado día 8 de este mes de marzo de 2023. Y te fuiste sin avisar, como siempre has actuado. María de la Concepción Toledano del Valle Inclan. Genio y figura hasta la sepultura. Porque siempre fuiste genial. Y motivos tenías para serlo porque lo llevabas en tus genes: Nieta de uno de los más grandes escritores que han dado las letras españolas, Don Ramón María del Valle Inclán e hija de su hija Doña Concepción y de Don Jerónimo Toledano, catedrático de Literatura y fundador, junto a otros, de la Escuela de Periodismo en Madrid.

Naciste en Madrid llevando en tu sangre el ingenio gallego de tu madre y el señorío cordobés de tu padre. Después de hacer el bachiller en Ceuta y el profesorado mercantil en Cádiz, viniste a estudiar a Málaga y te licenciaste en Económicas. Y aquí formaste tu familia junto a nuestro compañero granadino, Filiberto López Quiñones. ¿Cómo no estar bañada por la gracia y la sal de Andalucía?

Conchita, alma inquieta y benefactora. Después de alumbrar cinco maravillosos hijos quisiste darle todo tu genio, ser y saber a nuestra tierra. Conforme a tus firmes convicciones, que jamás te impidieron ser amiga, tolerante, honesta, demócrata y ejemplar con todos, militaste en la derecha política, llegando a ser diputada por el Partido Popular en el Parlamento de Andalucía.

En tu actividad política y social nunca dejaste de estar comprometida con los problemas de los más vulnerables y dirigiste, trabajando para la Diputación Provincial de Málaga, el Centro de Alzeimer que tú misma impulsaste para la atención y ayuda de los familiares y enfermos de tan terrible dolencia. También, junto a tu esposo, estuviste implicada en la fundación y desarrollo de La Traiña, centro de escolarización y atención de niños con minusvalías. Siempre fuiste con el sacrificio por los demás a cuestas, pero con la alegría y la ternura que nunca te abandonó. Y todo paralelamente al ejercicio de tu profesión como economista.

Gracias, Conchita, por haber vivido, por haberte conocido, por todo cuanto nos has dado, por haber hecho que este mundo sea mejor, por haber sido una de las más inteligentes, agudas, alegres, cariñosas y mejores personas que han pasado por nuestro caminar. Descansa en paz.

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