Reparan deformidades craneales de niños con hueso de su propia cabeza

Un trabajo del Hospital Carlos Haya sobre la reconstrucción de la zona de la frente y los ojos es premiado por la Sociedad Andaluza de Neurocirugía

El neurocirujano Bienvenido Ros (izq.) y el cirujano maxilofacial Manuel Martínez analizan el molde de un cráneo.
El neurocirujano Bienvenido Ros (izq.) y el cirujano maxilofacial Manuel Martínez analizan el molde de un cráneo.
Leonor García / Málaga

14 de mayo 2010 - 01:00

Operar a bebés de pocos kilos exige destreza y más aún si es en la cabeza. Un equipo de cirujanos pediátricos y maxilofaciales del Hospital Carlos Haya ha sido premiado por un trabajo que recoge las filigranas que son capaces de hacer en el quirófano para reconstruir la zona de la frente y los ojos de niños. Los huesos del cráneo son como un puzzle. Si por un mal encaje encorsetan el cerebro del niño lo más leve es que tenga complicaciones estéticas. Pero puede haber problemas más graves, desde visuales porque las piezas mal encajadas presionen el nervio óptico, respiratorios si obstruyen esas vías y hasta cerebrales si frenan su desarrollo. "Puede incluso haber riesgo para la vida del niño", explica el neurocirujano pediátrico Bienvenido Ros.

La distinción ha sido concedida al hospital malagueño por una comunicación presentada al reciente congreso anual de la Sociedad Andaluza de Neurocirugía (SAN) en la que los cirujanos detallan las operaciones que hacen a los niños en la frente. Pero los neurocirujanos utiliza muchas más técnicas. Una de las más llamativas es la que permite reparar deformidades craneales de los niños con hueso de su propia cabeza. A veces por un problema congénito, un traumatismo o una infección al crío le falta un trozo del cráneo. En los adultos, los cirujanos pueden poner material sintético -que no se expande- porque su cabeza ya no crecerá. Pero en los niños, como el cráneo aumentará de tamaño con los años se necesita una materia prima que crezca con ellos. Para eso, se usa hueso y se extirpa de su propia cabeza. Quedan entonces dos huecos en el cráneo. Uno, el que se pretende reparar, y otro, que es el que hacen los cirujanos para obtener un trozo de hueso. Ros lo explica con claridad. Ese pedazo óseo que extirpan "es como una galleta que partimos en dos". Una mitad se vuelve a colocar en el sitio del que se acaba de quitar y con la otra mitad se tapa el orificio que se intenta corregir. Como "el hueso genera hueso", después de un tiempo, ambos huecos se han cerrado. La técnica quirúrgica se aplica desde hace unos dos años en el Carlos Haya.

Hay también otra técnica para cerrar esos huecos causados por traumatismos, infecciones o malformaciones de nacimiento. "Con una broca, realizamos pequeños orificios en el cráneo y obtenemos polvo de hueso con el que hacemos una pasta", detalla el neurocirujano. Como ese polvo son células, la masa que se obtiene, colocada sobre el hueco regenera el cráneo y soluciona el problema.

Para planificar cirugías tan complejas a veces es necesario hacer moldes de la cabeza del niño que se sacan a partir de scanners en 3D.

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