Rescate en La Malagueta
Día de las fuerzas armadas Exhibición conjunta en la playa malagueña
Unos 1.100 militares intervinieron ayer en una demostración de los ejércitos de Tierra y Aire y de la Armada · El portaviones Príncipe de Asturias, el cazaminas Segura y la fragata Álvaro Bazán participaron en la exhibición
Fue un sábado diferente en La Malagueta. En vez de la típica estampa de bañistas dorándose al sol, ayer en esa playa había helicópteros, aviones, buques, más de 1.100 militares y hasta un tanque. Fue el escenario elegido para la exhibición conjunta de LOS Ejércitos de Tierra y Mar y de la Armada, organizada por el Ministerio de Defensa con motivo del Día de las Fuerzas Armadas. Poco antes del inicio de la demostración, la marea humana que se dirigía hacia la playa ya presagiaba que el público estaba garantizado. Más de 1.100 efectivos participaron en una operación en la que se partía del supuesto que cuatro observadores de Naciones Unidas habían sido retenidos en un campo rebelde y que el Consejo de Seguridad de la ONU había autorizado la intervención militar para rescatarlos y restablecer la paz.
El campo rebelde estaba asentado en la playa de La Malagueta. Llega la hora H. Un helicóptero de la Armada despega de la fragata Álvaro de Bazán y a unos 100 metros de la orilla sobre el mar deja a ocho infantes de Marina que serán los que tendrán que hacer el reconocimiento de la playa. El cazaminas Segura hace un barrido de la zona y desde el cielo, un avión escupe paracaidistas. Son zapadores del Ejército del Aire. Seguir el espectáculo exige atención porque el ataque contra los rebeldes tiene muchos frentes. Un narrador ayuda a comprender la exhibición. Los paracaidistas van descendiendo y los infantes de Marina se acercan a la orilla. Sopla un viento moderado. Desde el suelo parece que los paracaidistas van a acabar en Torremolinos arrastrados por las corrientes de aire. Craso error. Con una precisión sorprendente, caen exactamente en frente de la tribuna. "Aunque se tiraran a 2.000 metros de altura, tienen la capacidad de clavar su talón en una moneda de un euro", asegura un experto aludiendo a su pericia.
Los paracaidistas se ganan un fuerte aplauso del público que se agolpa a todo lo largo del paso marítimo Pablo Ruiz Picasso. La concurrencia es multitudinaria. En la arena, el despliegue continúa. La avanzadilla de la operación indica con humo amarillo el punto de varada y en pocos minutos atracan allí cuatro embarcaciones con más militares. Es la Infantería de Marina a bordo de los Supercats. Inician la toma de la playa. Aunque es munición de fogueo, huele a pólvora. "Huele a victoria", comenta un militar. En la bahía malagueña están desplegados el portaviones Príncipe de Asturias, la fragata Álvaro Bazán y el cazaminas Segura.
Entran en acción los aviones F18, el mismo modelo que en la actualidad está desplegado en Libia. Su ruido es ensordecedor. Desde un helicóptero descienden efectivos de la Legión. Nuevo aplauso. Muchos de los más de mil militares que participan en el simulacro han intervenido en misiones internacionales como Kosovo, Bosnia, Mozambique, Afganistán, Centroamércia, Haití...
El sol aprieta y el viento molesta, pero el público resiste. Cientos de policías, sanitarios y miembros de Protección Civil velan para que la gente disfrute de una exhibición que intenta acerca el mundo militar a la sociedad civil. Mientras la realidad discurre sin sobresaltos, en la ficción el ataque contra los rebeldes parapetados en la playa se sigue fraguando. Otros dos helicópteros se quedan por unos instantes suspendidos a bastante altura sobre la playa. De repente, varios militares de la Armada se descuelgan haciendo rápel. Pero, lo hacen boca abajo. Toda una demostración de destreza que deja boquiabierto al público.
Otro helicóptero aterriza para retirar a un herido, la fragata Álvaro de Bazán dispara cañonazos, dos buques cruzan sus proas... La ofensiva es por tanto flancos que de pronto un tanque aparece en la playa de La Malagueta y no se sabe de dónde ha salido. Sobre la arena malagueña hay militares de Zaragoza, Murcia, Armilla, Ronda, San Fernando, Torrejón... Han llegado de toda España para participar en la exhibición. Después de casi una hora de despliegue, las fuerzas que actúan bajo mandado de la ONU logran el objetivo. Entra en acción el Servicio Aéreo de Rescate. Un helicóptero suelta una cuerda de casi 100 metros y engancha a uno de los observadores y a tres militares. Con cuatro personas suspendidas del cable, el vehículo se retira sobre la bahía dejando una imagen digna de una película de acción. Tras el rescate de los demás observadores de la ONU, comienza el repliegue.
Ayer, al final de la operación, los vehículos aéreos que participaron en el simulacro desfilaron ante el público. Entre ellos, los aviones Harrier, cuya particularidad es el despegue y aterrizaje vertical. Para demostrar de la capacidad de estos aparatos estuvieron durante unos minutos suspendidos en el aire a pocos metros de la arena de La Malagueta. Después, volvieron al portaviones Príncipe de Asturias que los esperaba en la bahía. El espectáculo se había acabado. La playa volvía a ser la de siempre.
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