La Selectividad se 'revalida'

El ministro en funciones acepta rebajar el tono de la prueba de acceso a la universidad que realizarán los estudiantes en 2017

Personal universitario en mayo de 2013, preparando los exámenes de Selectividad de aquel año.
Personal universitario en mayo de 2013, preparando los exámenes de Selectividad de aquel año.

El Gobierno en funciones ha desatascado en las últimas semanas uno de los aspectos más controvertidos de la Ley de Educación: la reválida y el acceso a la universidad. La Lomce contempla una evaluación final y externa de bachillerato imprescindible para obtener el título y determinar la nota del expediente del alumno. Esa calificación, a su vez, será la que defina el orden de prelación para entrar en las carreras con notas de corte elevadas.

La disposición de la Lomce y su amplia contestación social, sumada a la provisionalidad del Gobierno ha mantenido encallado durante meses la definición del modelo de acceso a la universidad. La Conferencia de Rectores de las Universidades (CRUE) pidió al Gobierno que ampliara la Selectividad al curso próximo (2016/2017). No consiguió la moratoria, pero el ministro de Educación en funciones, Íñigo Méndez de Vigo, ofreció después una solución "salomónica que permite cumplir la Lomce casi sin introducir cambios", reduce el vicerrector de Estudiantes de la Universidad de Málaga, Francisco Murillo.

El resultado es que los alumnos que el próximo año aprueben 2º de bachillerato harán la reválida, pero se parecerá tanto a la Selectividad que casi no se notará la diferencia. El Ejecutivo ha aceptado que cada comunidad autónoma desarrolle su propia prueba y determine la fecha de los exámenes que consistirán en preguntas a desarrollar y no tipo test como estaba previsto. Los evaluadores procederán a partes iguales de las universidades y los institutos. La solución acordada para salvar los muebles en el curso 2016/2017 -después ya se verá- no condicionará en esta ocasión la obtención del título de bachillerato.

A partir de ahora es necesario que comunidades autónomas y Ministerio cierren el preacuerdo en un documento y se definan tanto los contenidos como la estructura del examen. En este sentido, desde la CRUE se ha pedido flexibilidad y que se eviten las sorpresas. En este sentido parece existir un cierto consenso entre las universidades para no proponer pruebas propias adicionales para entrar en las carreras, opción que también permite la Lomce.

En estas circunstancias, el vicerrector de Alumnos subraya que todos los indicios apuntan que la reválida de secundaria de junio de 2017 se preparará en Andalucía más o menos como se ha hecho hasta ahora la Selectividad o prueba de acceso a la universidad.

La fórmula seguida en Andalucía parte de una ponencia por cada asignatura constituida por un profesor de cada una de las universidades andaluzas y otro de instituto. En conjunto son 18 personas por materia. Cada año, a la vuelta de las vacaciones de Navidad, cada ponencia elabora seis modelos de examen para su asignatura que hacia Semana Santa son objeto de un sorteo muy medido en el que se establecen los ejercicios que irán a junio y septiembre, así como los de reserva.

A continuación una universidad -esta misión es rotatoria- se encarga de imprimir, introducir en sobres y cajas los exámenes. Las grandes cifras de esta gesta las constituyen 1,2 millones de folios para 174 pruebas correspondientes a 29 materias diferentes, que se introducen en 370.000 sobres, además de un millar de CD con los exámenes de aquellos alumnos que realizan los ejercicios de Música. Cada año se examinan en Andalucía más de 45.000 alumnos, de ellos unos 7.000 en Málaga.

Las tareas de impresión, organización del material y distribución se realizan entre grandes medidas de seguridad. Cualquier quiebra en la custodia supone necesariamente repetir el trabajo. Esta garantía se extiende también al transporte de los exámenes hasta cada universidad porque hasta la fecha nadie ha dado el paso habilitar un sistema digital que permita a cada institución imprimir sus propios exámenes.

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