Septiembre: con la mirada en el cielo

Las particulares condiciones meteorológicas de esta época del año convierten a este mes en un peligro potencial de posibles trombas de agua en la provincia

Septiembre: con la mirada en el cielo
Septiembre: con la mirada en el cielo
Raquel Garrido Málaga

16 de septiembre 2015 - 01:00

Lo ocurrido el pasado lunes en algunos puntos de Málaga, donde la lluvia provocó el caos en apenas unas horas, no es una excepcionalidad en el mes de septiembre. Con unas temperaturas aún altas en superficie por la incidencia del verano y con la posible irrupción en la atmósfera ya de circulaciones de aire más invernales, la bomba de relojería en forma de tromba de agua puede estallar en cualquier momento. Bien es cierto que no es habitual que lluvias torrenciales de esa magnitud se produzcan tan recién iniciado el mes, pero desde luego tampoco es de extrañar dadas las particulares condiciones meteorológicas que pueden darse en estas fechas y así lo corroboran los numerosos episodios de inundaciones recogidos en los anales de la historia de la provincia en septiembre.

El más reciente tuvo lugar el día 29 de 2012. Una fuerte tormenta y lluvias torrenciales anegaron buena parte de las zonas del interior, y se cebaron especialmente con los municipios cercanos al río Guadalhorce, que se desbordó en varios tramos. Varias personas fallecidas, 300 vecinos desalojados, numerosas casas anegadas, carreteras cortadas y más de 260 incidencias fue lo que dejó tras de sí el intenso temporal, que obligó a activar la alerta roja por el riesgo de inundaciones y a poner en marcha el plan provincial de emergencias.

Pero ha habido otras muchas riadas de este tipo de las que se tiene constancia en los últimos siglos. Los meses de septiembre de algunos años del siglo XVII han sido devastadores en la provincia de Málaga. Las crónicas de la época señalan varias efemérides por los graves daños provocados a causa de las fuertes precipitaciones registradas. Así ocurrió, por ejemplo, el 19 de septiembre de 1629, el día 23 de septiembre de 1628 cuando las intensas precipitaciones causaron más de 600 muertos, o los días 22 y 23 de 1661 en los que la crónica refiere que fue "la inundación más inaudita que haya padecido población alguna de nuestra historia desde el diluvio universal".

Un siglo después, el 29 de septiembre de 1764, también hay referencias de una "tremenda" inundación en Málaga. Ya en fechas más recientes, los capítulos de graves inundaciones han continuado siendo una realidad en un mes en el que conviene mirar al cielo ante una amenaza de lluvia. A principios del pasado siglo, hubo dos episodios claros de este fenómeno. Uno ocurrido el 19 de septiembre de 1904 cuando las lluvias derrumbaron muchas casas y arrasaron cosechas y ganados en distintos puntos de la provincia, y otro el día 24 de 1907 cuando tuvo lugar la conocida como gran riada de Málaga. En aquella ocasión, lo curioso fue que no cayó ni una gota de agua en la capital, pero las fuertes trombas de agua registradas en la cuenca del Guadalmedina inundaron la ciudad causando una veintena de muertos.

Sin embargo, desde que se tienen datos oficiales registrados desde 1942 en el Centro Meteorológico de Málaga en el aeropuerto, el récord absoluto del día más lluvioso en un mes de septiembre fue el día 27 de 1957, cuando cayeron en la capital 313 litros por metro cuadrado en apenas once horas.

Le siguen en el ranking de los días más lluviosos de la capital los 83 litros por metro cuadrado registrados el 27 de septiembre de 1997 y los 54 del pasado lunes. En el resto de la provincia, en cambio, ha habido también en los últimos años datos de lluvia más que significativos como fueron los 188,2 litros por metro cuadrado recogidos en Nerja el 21 de septiembre de 2007 tras una enorme tromba de agua que también dejó una fuerte granizada en Marbella que destrozó decenas de vehículos

El 28 de septiembre de 2001 hubo también inundaciones en Rincón de la Victoria donde cayeron 181 litros por metro cuadrado, mientras que el 26 de 2008 se registraron 206 litros por metro cuadrado en Ojén y 135 en Istán.

El peligro del mes de septiembre en cuanto a episodios de lluvias de semejan virulencia se debe a la combinación de dos circunstancias y son, según el director del Centro Meteorológico de Málaga, José María Sánchez-Laulhé, "los posibles movimientos verticales en la atmósfera que hacen que aumente su capacidad de retener vapor de agua que es lo que producirá la lluvia y las altas temperaturas que aún hay en el mar". En septiembre no falta, por tanto, "ningún ingrediente" para que la naturaleza descargue con toda su fuerza.

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