Sólo dos procesados, condenados por la muerte del empresario raptado

Apenas 72 horas hábiles después de quedar visto para sentencia el juicio a seis hombres por el secuestro y muerte del empresario de Marbella, Fernando Moreno, ocurrida en enero de 2009 en Marbella, el tribunal ha dictado sentencia. Cierra así la posibilidad de que los acusados puedan obtener la libertad al superar los cuatro años máximos de prisión preventiva. De los seis procesados en la causa, sólo dos han sido condenados por la muerte del industrial, al tiempo que la sentencia recoge penas de entre siete y ocho años para cinco por secuestro.

El tribunal sólo considera responsables del fallecimiento de Fernando Moreno a los dos procesados que amordazaron, inmovilizaron y ataron a la víctima. La sala ha descartado que se tratara de una asesinato, tal y como mantenía la Fiscalía. Entiende, en cambio, que se trata de un homicidio por dolo eventual. Esto quiere decir que los acusados no perseguían la muerte de Fernando Moreno, pero que tampoco la descartaron ya que lo pusieron en "una situación de grave riesgo para su vida" de modo que era "presumible" y "probable" que se produjera el fallecimiento.

El empresario fue secuestrado el 21 de enero por la mañana cuando paseaba por las inmediaciones de la planta cementera de su propiedad. Sus captores lo trasladaron a una caseta desde la que se regulaba el agua para la cementera, ubicada a poco más de medio kilómetro de donde fue raptado. Primero fue inmovilizado con cinta aislante y después atado de pies, manos y cuello a una tubería. Aunque la atadura del cuello se hizo con un nudo fijo y disponía de cierta holgura, no era suficiente para que el cuerpo pudiera estar relajado por lo que le presionaba en cuanto dejaba de estar recto, circunstancia que se agravaba porque la víctima, de 75 años, había sido previamente golpeada, tenía sangre en las fosas nasales y, además, la boca tapada. Todos esos hechos le provocaron la muerte por asfixia.

Los acusados Juan Fernando López y Clotario Adrada han sido condenados a 20 años y medio de cárcel por secuestro y homicidio (ocho años por el primer delito y 12 y medio por el segundo), mientras que Amancio Santos, empleado del empresario fallecido que además vivía en una casa que le había cedido, ha sido sentenciado a siete años y medio de prisión por secuestro, mientras que a los coprocesados Carlos Mario Aguirre y Diego Fernando Zapata han sido condenados a otros siete años de cárcel también por secuestro. Sólo uno de los acusados ha sido absuelto al no existir pruebas suficientes en su contra.