Cuidar de un enfermo renal no es fácil. Para empezar, hay que reaprender a cocinar porque no solo deben abstenerse de la sal sino también restringir los líquidos y excluir los alimentos ricos en potasio. Además, los que se someten a diálisis acaban extenuados de la máquina y el cuidador debe saber atenderlos tanto física como emocionalmente. Si se tiene en cuenta que la enfermedad renal es una de las patologías crónicas más longevas, cuidar del cuidador es un objetivo primordial para garantizar al enfermo la continuidad de ese apoyo. A fin de mejorar la calidad de vida de los familiares que cuidan de estos pacientes, la Asociación para la Lucha contra las Enfermedades Renales (Alcer) y el Hospital Carlos Haya han organizado unos talleres para reforzar su autoestima, proporcionarles nociones básicas sobre los fármacos y la dieta e informarles de los recursos a su disposición.

La mayoría de los cuidados recaen sobre mujeres de 45 a 60 años. Generalmente es la hija, la esposa o la hermana del paciente. "A veces, pierden la independencia, se desatienden a sí mismas y dejan su vida en un segundo plano", apuntó la psicóloga de Alcer, Yolanda Olea. Pero a continuación les instó a ser "inteligentemente egoístas" para mantenerse bien desde un punto de vista físico y psicológico a fin de seguir cuidando de su ser querido.

La nefróloga Dolores Burgos, del Hospital Carlos Haya, indicó que en ese centro hay 600 pacientes en diálisis, otros tantos en prediálisis y 200 en lista de espera para un trasplante de riñón. Los talleres tendrán una periodicidad semanal y se impartirán los jueves de 17:00 a 19:00 en la sede de Alcer.