Pendientes de que el Ayuntamiento acelere la culminación de la nueva ordenanza de Ocupación de Vía Pública, con la que, según dicen desde el equipo de gobierno del PP, adaptar la norma a la nueva realidad económica de la ciudad, el debate sobre los excesos de la hostelería, en forma de terrazas sobredimensionadas, y la proliferación de este uso en zonas como el Centro histórico, sigue al pie de la calle. Todos los actores implicados, ya sea desde la esfera de lo público, ya sea desde el espacio privado, inciden en la necesidad de intervenir buscando el necesario equilibrio. Un objetivo de compleja consecución dados los intereses existentes. Si bien el Ayuntamiento esperaba disponer de la nueva ordenanza a finales del pasado ejercicio o principios de este, la realidad es que la labor se demora más de lo previsto. La aparición de la Gerencia de Urbanismo en la discusión sobre el modo en que organizar la relación entre la actividad hostelera y la vía pública ha supuesto una vuelta de tuerca en un asunto en que el control municipal ha sido más que controvertido.

Las sugerencias remitidas por el departamento dirigido por Francisco Pomares suponía una revisión considerable sobre las tesis que hasta ese momento manejaba el área de Comercio, de María del Mar Martín Rojo. "El Centro no es de uno, es de todos y hay que equilibrar; no es fácil, pero la gente tiene que ser consciente; entiendo al hostelero, que llega un momento en que tiene cola y no tiene mesas suficientes, pero hay que tener en cuenta que el vecino llega a la puerta de su casa y no puede pasar con el carrito o que una señora tropieza cuando va con el bastón", sentencia el concejal del PP.

Pomares llama la atención sobre la necesidad de preservar las actuaciones de peatonalización en el casco antiguo de una invasión de la hostelería. "Claro que con más mesas y sillas se crea más empleo, pero no es sólo usted; es el de al lado y el de al lado... El problema es que si se es permisivo con todos nos quedamos sin las zonas. ¿Todas las plazas tomadas? No puede ser todo el Centro".

La posición crítica de Urbanismo viene avalada por los informes realizados en los últimos años por el Observatorio de Medio Ambiente Urbano (Omau), que clama contra la continua extensión de la hostelería casi a modo de monocultivo en el centro. El último de los trabajos, de hace apenas tres meses, alerta sobre la existencia de un alto porcentaje de locales que incumple la norma de Ocupación de Vía Pública. Por encima del 80%, en concreto. Un dato que los empresarios del sector rebajan, como mucho, al 15%. Este ente, además, en sus propuesta a la revisión de la norma, llega a defender una moratoria en la concesión de licencias a la hostelería, al objeto de reequilibrar los usos en ciertas calles.

"La mayoría de los negocios cumple y sufre la competencia desleal de otros que ponen más sillas de las que deben y, por tanto, pueden ofrecer precios más bajos", afirmaba días atrás la concejala de Promoción Empresarial, María del Mar Martín Rojo, quien agrega: "Tengo una responsabilidad, que es velar por la ciudad y ver el modelo de ciudad que queremos; lo tenemos que consensuar en el equipo de gobierno; habrá que ver zonas donde hay que expandir, ver qué actividades se pueden llevar a otros distritos". En un golpe de efecto de última hora, el equipo de gobierno anunció esta semana la puesta en marcha de un plan de inspección, con la colaboración directa de toda la plantilla de la Policía Local, de los locales abiertos en los últimos tres años, al objeto de comprobar si los mismos cumplen o no las exigencias marcadas en las declaraciones responsables que les fueron concedidas. La iniciativa tiene una segunda fase que consistirá en comprobar 'in situ' si los empresarios 'sospechosos', al haber infringido en varias ocasiones la norma de terrazas, siguen ocupando más espacio del que tienen permitido. En estos casos, podría acordarse la suspensión temporal de la autorización de la terraza.

Pero qué opinan lo hosteleros y los vecinos. Jesús Sánchez, presidente de la Asociación de Hosteleros de Málaga (Mahos), incidió en la necesidad de "trabajar juntos para, con sensatez y sentido común, consigamos el equilibrio social y económico" del centro. El presidente del otro colectivo que representa al sector, Amares, José Porras, incide en destacar la importancia de las terrazas. "Son la vida de Málaga, generan riqueza y puestos de trabajo", alertando del "desastre" para la ciudad si finalmente se opta por acotarlas.

La voz de los vecinos, en el caso del Centro, la pone Ester Ramírez, presidenta del colectivo. "La realidad que palpamos es la que hay en la calle y en la calle las acciones de Comercio no existen, cada vez hay más ocupación de vía pública y la normativa que hay no se cumple; no hay voluntad política para atajar el problema", subraya. "De mantenerse esta deriva el Centro va a la catástrofe", insiste, a lo que agrega: "Se potencia la ilegalidad cuando no hacen cumplir la ordenanza; aquí vive mucha gente y nos sentimos abandonados por nuestras autoridades".