Timadores sobrenaturales
Estafadores que se presentan como poderosos videntes africanos capaces de curar graves enfermedades o ayudar a superar la crisis económica recurren al marketing y reparten octavillas por las calles del centro
El marketing ha llegado al mundo de los timadores. Si estos días camina usted por algunas de las principales calles del centro es probable que se tope con jóvenes subsaharianos que reparten pequeñas octavillas en las que se ofrecen los servicios de grandes magos africanos cuyos extraordinarios poderes son capaces de sanar enfermedades incurables, dirigir la voluntad de una ex amante o superar la crisis económica que se avecina. Todo ello gracias a un don recibido "hace 800 años" y por módicas cuotas que superan los 100 euros. Aunque pueda parecer increíble, hay quienes pican.
Un experto policial en estas lides manifiesta que este tipo de estafadores siempre se han valido de diversos medios para darse a conocer. "Unos medios que dan a su actividad un cierto halo de seriedad, como la inclusión de anuncios en prensa o televisiones locales", explica al mismo tiempo que señala que esta labor de camuflaje se completa con pequeños detalles "como el hecho de tener que solicitar cita previa o contar con una especie de secretario o persona de confianza que es quien realiza la primera toma de contacto y que suelen presentar al mago o vidente como alguien con facultades casi divinas".
Estos poderes prácticamente sobrenaturales son perfectamente destacados por el aparato de propaganda. En uno de los panfletos recogidos esta semana en calle Larios no se duda en afirmar que el "gran famoso vidente africano" es capaz de sanar la impotencia sexual. Además, todos ellos se atribuyen poderes paranormales capaces de contrarrestar la brujería.
Otro llega a utilizar la misma terminología que los anuncios de cualquier casa comercial y garantiza resultados "al cien por cien en un plazo de tres a siete días". Éste recurre a la empatía para sortear posibles desconfianzas al sentenciar: "Él confía en su trabajo, confíe usted en él".
Las octavillas recogidas rara vez aportan una dirección y el método de contacto siempre es a través de un número de teléfono móvil. Esto les permite poder desaparecer una vez se hayan apoderado del dinero de sus víctimas.
Las fuentes consultadas explican que la principal arma a favor de estos videntes timadores es la propia desesperación de quienes requieren sus servicios. Personas que, en muchas ocasiones, se encuentran sumidas en un estado depresivo "y que se agarran a un clavo ardiendo". La ausencia de escrúpulos de estos delincuentes del más allá les permite apoderarse de las pertenencias de gente que, por ejemplo, están enfermas de SIDA o padecen un cáncer terminal y ante las que se presentan como la solución de sus graves dolencias.
El citado experto policial manifiesta que las tarifas que cobran oscilan dependiendo del grado de confianza de la víctima. "Normalmente, el importe de las primeras sesiones no suele ser disparatado. Pero éste se va a incrementando más y más conforme aumenta la relajación, llegando hasta los 600 euros por sesión. También dependerá del problema a sanar".
Este agente señala que, "otra modalidad de enriquecimiento de estos estafadores, es que convencen a los clientes de que el origen de su pesar está en un mal de ojos o maldición proyectada a través de alguna joya, por lo que les piden que se las lleven para hacerle una limpieza. Entonces aprovechan para darles un cambiazo por piezas de bisutería".
El hecho de que en la zona centro hayan aparecido en las últimas semanas diversos jóvenes repartiendo octavillas sobre profesores distintos hace pensar que "el negocio está siendo fructífero. Lo lógico es que estén actuando durante una temporada y, cuando tengan la sensación de que van ser puestos al descubierto, abandonen la vivienda o la ciudad y comiencen de nuevo en otro lugar con otra identidad distinta. Eso sí, el nombre tiene que estar cargado de misticismo".
Fuentes policiales señalan que, aunque suene repetitivo, siempre hay que huir de este tipo de reclamos y de estos servicios mágicos, ya que, únicamente aplicando el sentido común, uno se percata de que es un fraude. "Si alguien tiene una enfermedad o un problema, lo que tiene que hacer es acudir a los profesionales indicados. Estas personas son engañabobos cuyo único fin es nuestra cuenta corriente". Además, recomendaron presentar denuncia si se ha sido objeto de una de estas estafas para que se pueda abrir una investigación.
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