Málaga

Tocado por Malaya

  • El grupo, modelo de la era feliz del ladrillo, inició la caída tras la imputación de Ruiz Casado

Jesús Ruiz Casado hizo su aparición en Málaga en plena crisis de 1993 con la sociedad Promotores y Constructores Ziur. Nacido en Soria, el empresario cursó Ingeniería Industrial en Zaragoza, donde logró uno de los expedientes más brillantes de su promoción. Máster en administración y gestión de empresas en IESE, inició su andadura profesional como directivo en el Instituto Nacional de Industria para después recalar en Mallorca.

Casado con la malagueña Teresa Maldonado abandonó las islas para instalarse en Málaga donde se inició discretamente en aquellos tiempos de crisis en el negocio de la contratación de obra civil que compaginaba con algunas promociones aisladas de segunda residencia.

A mediados de los 90 era ya un promotor notorio tanto en la Costa del Sol como en el litoral de la Axarquía. En 1998 decidió agrupar su actividad inmobiliaria bajo la marca Aifos, una denominación que le sugirió un directivo de banca cuando buscaba un nombre con suficiente gancho comercial. Aifos responde al nombre de Sofía al revés, pero no sería hasta muchos años después cuando llamó así a una de sus hijas. Al inicio de esta década Aifos era un emblema de la pujanza del negocio residencial de Málaga. Pero Ruiz Casado quería saltar las fronteras de la provincia. Inició un plan de expansión meteórico que le llevó a Jaén, Almería, Cádiz, Sevilla, Madrid y Zaragoza, donde compró la sociedad Hogares Nuevos. Al tiempo que fundaba en Madrid otra empresa que prestaba servicio técnico al grupo que llegó a tener en plantilla hasta 60 arquitectos. Esta ofensiva se completó con la apertura de oficinas comerciales en el Reino Unido (Gales y Londres) y Hamburgo (Alemania). Incluso viajó en varias ocasiones a Moscú para otear el mercado.

De forma paralela se inició en el negocio hotelero. A finales de los 90 compró el antiguo hotel Guadalpín, un establecimiento de tres estrellas que demolió para levantar un establecimiento de lujo con la particularidad de que funciona en condominio, con los alojamientos en venta.

Eran tiempos míticos. Cuando los bancos perseguían a Ruiz Casado, convertido en uno de los prohombres más significativos de la Costa del Sol. En 2005 el grupo facturó 346 millones, cantidad que le colocó como la tercera compañía con más ventas en la provincia tras Vitelcom y Sando. Los beneficios netos ascendieron aquel año a 40 millones. El presidente de Aifos acariciaba entonces la idea de salir a Bolsa y afirmaba que tenía contactos con cinco grupos de inversión. Su último golpe de efecto fue la compra del exclusivo hotel Byblos de Mijas, que ya había comenzado a languidecer, por el que pagó 40 millones de euros en junio de 2006.

Pero el gigante crecía con pies de barro. Por esas fechas decenas de compradores habían dado la voz de alarma porque habían entregado dinero a cuenta de unas casas que no sólo estuvieron hechas a tiempo, sino que, ni siquiera tenían licencia de obras. El gran golpe en la línea de flotación se precipitó el 19 de julio de 2006, cuando el instructor del caso Malaya ordenó la detención de Ruiz Casado y otros dos directivos de Aifos. Actualmente están procesados por un delito de cohecho por entregar a Juan Antonio Roca dinero para que el Ayuntamiento les autorizara exceder volúmenes de edificabilidad.

De hecho, la investigación judicial en torno al hotel Guadalpín Marbella fue la que desató el caso Malaya, cuando un funcionario municipal llamado a declarar contó lo que presumiblemente ocurría en Marbella. A pesar de todo, Aifos cerró 2006 con ventas valoradas en 294 millones de euros y después, aun haciendo equilibrios, ha logrado sortear otros dos ejercicios. Pero el golpe fue lo suficientemente serio como para no poder remontar con los vientos de la crisis en contra. La caída también ha sido meteórica. Ahora ya los banqueros no persiguen a Ruiz Casado. Lo rehúyen a conciencia.

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