Trenes en vía muerta

Sebastián Sánchez Málaga

11 de abril 2014 - 01:00

El fiasco viaja estos días sobre raíles, a bordo de un tren que discurre sobre una vía muerta. Sin previsión en el corto plazo, sin millones de euros que emplear para extender los muchos kilómetros pendientes de construir, Málaga observa cómo el mismo medio sostenible que la transformó en lo que es hoy es el que zozobra en el último lustro, sin garantía cierta de que lo que debía ser vaya a serlo en el corto o medio plazo.

Vacías las arcas, asumida la incapacidad real de endeudarse con fondos ajenos para impulsar las asignaturas pendientes en materia ferroviaria, yacen en los cajones los proyectos del tren litoral entre Fuengirola y Estepona; dormita en los dibujos de los ingenieros la conexión del AVE hasta el aeropuerto de la Costa del Sol; deambulan por Sidney los trenes del tranvía de Vélez; fracasan los intentos del Gobierno central por encontrar socios privados capaces de desarrollar el anillo de pruebas en Antequera, y se espera el informe que determine si es viable o no plantearse si quiera prolongar la línea del Cercanías hasta Marbella.

Seis piezas que componen un puzle fracasado, el que iba a potenciar la provincia malagueña como gran nodo ferroviario del país, al que bien podría sumarse el fallido intento de hacer pasar por el litoral malagueño el eje europeo del corredor mediterráneo.

El último episodio deja en evidencia el compromiso del Gobierno andaluz de garantizar la conexión por alta velocidad ferroviaria entre todas las provincias andaluzas. El objetivo, compartido junto con el Gobierno central, queda en entredicho en el momento en que la Consejería de Hacienda acordó el pasado martes, en el marco del Consejo de Gobierno andaluz, devolver de inmediato 180 millones de euros recibidos pocos años antes del Banco Europeo de Inversiones (BEI) para conectar Sevilla con Antequera.

El dinero, prestado con la obligación de cumplir unos plazos ciertos de ejecución, regrese a su fuente de origen ante la incapacidad de la Junta por culminar una infraestructura en la que ya se han invertido 280 millones de euros. Una cuantía que apenas ha posibilitado la ejecución de la plataforma del tramo entre Marchena y la ciudad de El Torcal. Desechada por el Ministerio de Fomento la posibilidad de extender en estos 77 kilómetros de trazado inacabado el ausente anillo ferroviario, la infraestructura queda en nada, a la espera de que una mejoría en los datos económicos permita reflotar la maquinaria hoy zozobrada.Enterrar el eje ferroviario transversal entre Sevilla y Antequera supone enterrar esas previsiones que situaban en 2012 el momento en que los viajeros de Málaga capital pudieran alcanzar la capital hispalense en apenas 55 minutos, del orden de una hora menos de lo que hoy supone el trayecto por Córdoba a través de los trenes Avant.

El AVE andaluz, con el que se llegó a bautizar la apuesta de la entonces consejera de Obras Públicas Concepción Gutiérrez, es el más reciente reflejo de la penuria por la que atraviesan las infraestructuras ferroviarias. Su anulación puede extenderse desde hace algunos años más al tren litoral, otra asignatura pendiente de la Junta, cuyo presidente Manuel Chaves hizo suya en el año 2000 la apuesta de llevar el tren desde Málaga hasta Marbella. Tras varios millones de euros gastados en los proyectos constructivos y la licitación abandonada de un pequeño tramo del corredor, el tren litoral no es nada. Suena casi a una especie de mito del que todo el mundo habla pero que, como el unicornio, nadie ha sido capaz de ver.

Otro tanto puede ocurrir con el propósito del Ministerio de Fomento de llevar el Cercanías hasta Marbella. ¿Solución factible? La respuesta se espera para el próximo otoño, cuando, según la responsable del ramo, Ana Pastor, se espera disponer de las conclusiones del estudio encargado a Ineco sobre la viabilidad o no de la iniciativa. Utilizando lo que tantas veces dicen los ingenieros, todo es posible, la cuestión es cuánto cuesta materializar lo que se desea. Sirva como ejemplo que el tren litoral, que, según los análisis, pretendía agrupar circulaciones de alta velocidad, junto con otras de media y corta distancia, estaba estimado en unos 5.000 millones de euros.

El Cercanías, como cualquier otra acción ferroviaria en la zona occidental de la provincia, se topa con el obstáculo del urbanismo permitido durante décadas, con las toneladas de cemento levantadas unas sobre otras, excluyendo cualquier vacío en el paisaje. Una circunstancia que, de ejecutarse en la parte más próxima al litoral, donde más población se acumula, obligaría a trazar casi por completo una línea ferroviaria soterrada. La espera se mantiene igual con el anillo ferroviario. Fomento, se dice, mantiene la esperanza de poder sacarlo a licitación en no mucho tiempo. Lo hará, eso sí, si atisba la existencia de interés entre empresas privadas capaces de asumir el proyecto. No quiere el Gobierno empezar aquello que no se tenga garantía de acabar. El problema es que buena parte de la financiación, algo más de 250 millones procedentes de la Unión Europea, se corre el riesgo de perderla si la infraestructura no se materializa antes de que acabe 2015.

De la mano del ferrocarril y de la apuesta por las comunicaciones de altas prestaciones han aupado a España como referencia internacional. Y en esta misma medida, la extensión de kilómetros de vías sobre el territorio ha sido motor de transformación de una provincia que hasta hace apenas unos años ha disfrutado de las mayores inversiones de su historia. El AVE es el más fiel elemento simbólijo de esta revolución, acompañado, bien es cierto, del nuevo aeropuerto, de la nueva hiperronda... Ahora, sin embargo, el tren entra en vía muerta.

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