"Triunfar después de los 50 requiere mucha constancia y no rendirse nunca"

Este empresario fundó su sociedad de cosmética Natura Bissé en 1979, cuando la empresa en la que trabajaba cerró · Cuenta como anécdota que recibió el finiquito el mismo día de su 50 cumpleaños

Ricardo Fisas, ayer en el centro de negocios Momo.
Ricardo Fisas, ayer en el centro de negocios Momo.
Conchi García / Málaga

23 de septiembre 2011 - 01:00

El que crea que con 50 años no se puede reinventar profesionalmente, y cambiar de sector productivo de forma radical, se equivoca. Con esta edad, Ricardo Fisas se quedó en paro y decidió dar un salto al vacío. Cuenta que "como Escarlata en Lo que el viento se llevó" juró no trabajar nunca más para otros, se hizo emprendedor y fundó con su esposa su propia empresa, Natura Bissé. De esto hace ya 32 años, hoy se trata de una de las compañías de cosmética más importante del mundo. Tiene su laboratorio en Parque Tecnológico del Vallés (Barcelona), cuenta con filiales en Estados Unidos y en México, sucursales en Dubai e Inglaterra, y 18 distribuidores, desde Japón a Australia. Ayer impartió una charla, organizada por las empresas Ores&Bryab y Zurich en el centro de negocios Momo. Estos días la empresa está buscando un director comercial para Málaga y la Costa del Sol.

-¿Cómo se le ocurre a uno crear una empresa a los 50?

-El 17 de enero de 1979, el día que cumplí los 50 años, recibí el finiquito. A esa edad, después de haber sido presidente de varias sociedades, y con cuatro hijos, encontrarte en el paro da una gran decepción. Y claro, lo que te da el desempleo es para cacahuetes. Tuvimos que cambiar de estilo de vida, porque la situación era horrorosa, era una época en la que no se contrataba a nadie, y menos a un ejecutivo con 50 años. Me di cuenta de que si teníamos que esperar a que alguien me contratara íbamos a pasarlo muy mal. Entonces le dije a mi mujer que íbamos a montar nuestra propia empresa.

-¿Sabía algo de productos de cosmética?

-Yo no tenía ni idea de cosmética, no sabía lo que era una mascarilla, ni una crema limpiadora, ni un peeling, ni nada de eso. Pero mi esposa sí que lo sabía, porque es mujer. Entonces le dije que reuniese a algunas amigas suyas, y yo me encargué de buscar al equipo técnico y al laboratorio y empezamos así, con 800.000 pesetas, que entonces era mucho dinero, en una sociedad en la que mi esposa y yo teníamos el 52%. Es una empresa familiar cien por cien. Mi esposa y yo, con mis hijos. De hecho los que llevan la empresa ahora son ellos.

-¿Cómo fue al principio? Imagino que tendrá muchas anécdotas.

-[Se ríe] Cuando empezamos mi madre tenía una casa en la parte alta de Barcelona que debía tener siete u ocho pisos, y recuerdo y era muy antigua, y se estaba cayendo, se la quería quitar de encima, pero tenía todavía dos o tres inquilinos que no se iban. Entonces le pedí que nos dejase el principal para poner las oficinas de la empresa, y me acuerdo de la imagen de todos los accionistas pintando, arreglándolo todo. Y teníamos un solo teléfono, al cual le pusimos una extensión muy larga muy larga, y lo íbamos pasando de un despacho a otro, para poder pasar las llamadas. No teníamos ni idea de si íbamos a salir a flote, así que el gasto debía ser mínimo.

-¿Cuál es la línea de negocio?

-Tenemos dos mercados, el de las esteticistas, y el de las grandes marcas, en el extranjero vendemos en tiendas de lujo, en España a través de canales de estética, perfumerías y los spa de lujo. Hemos llegado a tener casi 6.000 esteticistas distribuidas por el país.

-La entrada en América se llevó a cabo en los 90. ¿Cómo surgió?

-Primero fracasamos, del 85 al 90, porque en Estados Unidos no había salones de estética, la mentalidad allí no es de tocar la piel o darse masajes. Después volvimos en el año 94, porque el poco producto que vendimos tuvo éxito, y la gente nos llamó. Una persona nos hizo un estudio de mercado, y nos dijo que teníamos que vender en los almacenes más caros y exclusivos. Creo que a nosotros el producto se impuso por su calidad.

-Llama la atención que siendo una empresa española, sea más conocida en el extranjero.

-Porque en el extranjero estamos en las tiendas de lujo, y en España estamos en el subterráneo, en los institutos de belleza, que es un mercado menos visible.

-Ahora ya está al margen del día a día. ¿Ha sido difícil dejarlo?

-Me retiré hace dos años. Me costó mucho, pero estando en una conferencia que daba en Madrid un gurú de empresas familiares, dijo algo que me impresionó. Que en Estados Unidos había empresas en las que los hijos estaban esperando a que muriesen sus padres para poder coger las riendas. Entonces yo dije que no quería que esto me pasase. Reuní a mis hijos y a mis yernos, les encerré en un hotel y les dije que ellos mismos iban a decidir quién iba a ser mi sustituto. A los dos días, decidieron por unanimidad que fuese mi hija mayor.

-Con su experiencia, ¿cuál diría que es la clave para triunfar después de los 50?

-Constancia, constancia y constancia. No rendirse nunca, yo siempre digo que para emprender primero hay que tener las ideas muy claras y siempre esas ideas tienen que estar supervisadas por una mentalidad femenina, porque las mujeres tienen los pies tocando el suelo. Mi esposa me ayudó mucho. En el fondo fuimos adelante por necesidad, no teníamos otra alternativa, creo que lo supimos hacer bien, y también tuvimos suerte.

stats