La UMA lleva a la OTAN y a EEUU su láser detector de explosivos
I + D + I
La misma tecnología se ha aplicado para determinar los materiales usados en la construcción de la Catedral y las sustancias que han contaminado su fachada
LOS constructores de la Catedral de Málaga utilizaron areniscas, calizas y mármoles. Aquello fue entre los siglos XVI y XVIII. Después, el hombre contemporáneo y su civilización han contaminado las paredes exteriores del templo con hierro, titanio, aluminio y manganeso. Estas son las últimas conclusiones que han extraído los expertos del Laboratorio Láser del Departamento de Química Analítica de la Universidad de Málaga que dirige el catedrático Javier Laserna.
El equipo comenzó a trabajar hace años en la caracterización de los materiales constructivos de la catedral con equipos portátiles. Los técnicos tuvieron que utilizar los andamiajes que se colocaron para tareas de limpieza y restauración de la fachada norte para tomar los datos relativos a la materia prima utilizada para levantar la catedral. En el último trabajo de campo, desarrollado el 23 y 24 de febrero pasados, los andamios ya sobraban. El grupo que dirige Javier Laserna, que goza de reconocimiento internacional como centro puntero en investigación láser, sólo necesitó colocar su equipo en la Plaza del Obispo y, sin necesidad siquiera de interrumpir el tráfico rodado, recogió la información relativa a los depósitos contaminantes que recubren la fachada principal. El sistema, en apariencia, es tan simple como lanzar un rayo láser hacia la pared que recoge los datos e, inmediatamente, los devuelve al equipo para su posterior análisis.
Esta tecnología se está poniendo a punto también para determinar y caracterizar los materiales de los que están compuestos los restos arqueológicos subacuáticos.
En realidad, los proyectos en torno a la Catedral de Málaga y la nueva vía de investigación sobre patrimonio sumergido son una simple puesta a punto de la tecnología LIBS desarrollada por Laboratorio Láser del Departamento de Química Analítica para su uso en el patrimonio cultural. En su origen estas técnicas se han usado en la detección remota de explosivos y, precisamente, en este campo es donde el grupo científico ha cosechado algunos de los mayores éxitos de la Universidad de Málaga (UMA).
Javier Laserna recuerda que en 2004 el laboratorio había logrado madurar las aplicaciones LIBS lo suficiente como para hacer su presentación al entorno científico internacional. Entonces organizaron una conferencia en la UMA y "un colega del Laboratorio Nacional del Ejército de Estados Unidos se ofreció a utilizar esta tecnología en la detección remota de explosivos". Comenzaba entonces un camino que los llevó a disfrutar de un contrato con el Departamento de Defensa de Estados Unidos y los condujo hasta los míticos campos de experimentación militar de Arizona. "Las pruebas fueron muy exitosas, se publicaron los resultados y se generó un gran revuelo internacional".
La posibilidad de detectar explosivos a distancia en una sociedad recién convulsionada por los atentados del 11-M no pasó desapercibida. Después vinieron otros contratos con la OTAN, el Ministerio de Defensa de España, el Departamento de Defensa de Reino Unido y, de nuevo, con el de Estados Unidos. Al tiempo, la multinacional española Indra ha contratado también esta tecnología de detección de artefactos explosivos improvisados para desarrollar un prototipo pensado ya para llevar al mercado. "Es un ejemplo claro de aplicación y transferencia tecnológica", resume Laserna.
El éxito del laboratorio le ha supuesto en los cinco últimos años ingresar cuatro millones de euros procedentes en igual proporción de contratos con entidades privadas, generalmente grandes multinacionales, como de financiación pública obtenida en las convocatorias competitivas de la Unión Europea (programas marco), del Gobierno central (plan nacional de I+D+I) y Junta (plan andaluz de investigación).
El Laboratorio Láser de la UMA, compuesto por un equipo de 18 personas, comenzó a investigar la aplicación del láser a la caracterización de materiales en 1988. Hacía menos de 30 años que se había inventado esta tecnología que hoy día se encuentra en ámbitos tan dispares como la medicina, la tecnología espacial o un simple cajero de supermercado. Su utilidad ha sido esencial para definir los nuevos materiales. Un ejemplo: sólo así es posible determinar la pureza del silicio que después podrá reducir o elevar hasta un 50% el rendimiento de una placa solar. Además, en los materiales modernos no es sólo importante la pureza de sus componentes, sino su organización en el espacio.
4
También te puede interesar
Contenido ofrecido por Caja Rural Granada
Contenido ofrecido por Restalia