Los alumnos que estén a punto de terminar la carrera pero tengan alguna asignatura atascada podrán compensarla gracias a una evaluación extraordinaria que no precisa la superación de exámenes. El último Consejo de Gobierno de la Universidad de Málaga, celebrado el pasado mes de diciembre, aprobó un reglamento de evaluación que contempla esta opción. Para poder acogerse a la convocatoria extraordinaria es preciso que el estudiante únicamente tenga pendientes 18 créditos o dos asignaturas anuales para concluir sus estudios universitarios. Además, es indispensable que se haya presentado sin éxito al menos en cuatro ocasiones a los exámenes. Es decir, la medida está prevista en esencia para los alumnos del último curso a los que les ha quedado colgada alguna materia puntual.

No obstante, el aprobado no es inmediato. El vicerrector de Estudiantes de la Universidad de Málaga (UMA), Juan Antonio Perles, precisó ayer que será la comisión de convalidación, adaptación y equivalencia la que asumirá la gestión de la evaluación extraordinaria en la que se tendrán en cuenta la trayectoria académica del estudiante y un informe del profesor que imparte la asignatura suspensa en el que se pronunciará sobre la idoneidad o no de dar la materia por superada. "Esta no es una opción que se haya previsto para los pillos, para los que suspenden por sistema buscando esta solución", aclaraba ayer el vicerrector de Estudiantes. Por eso, sólo será posible acudir a la evaluación extraordinaria en una única ocasión y ya al final de los estudios.

"Tampoco es una fórmula para evitar a los profesores que se puedan considerar duros, sino una herramienta para ayudar a aquellos alumnos que a causa de una materia atascada no pueden obtener el título", matizaba el vicerrector. Además, tiene la ventaja añadida de evitar que este colectivo de estudiantes trasladen el expediente a otras universidades, como ha sucedido hasta ahora, cuando buscaban otros centros en los que resultara más favorable superar las asignaturas colgadas. A ello se suman también beneficios económicos para la institución académica, ya que incentivará la matriculación. "El problema que hemos visto en muchas ocasiones era que se suspendía de forma reiterada en algunos casos pero, sobre todo, que los estudiantes optaban por no matricularse, lo que ha supuesto también un serio impacto económico. El objetivo, en definitiva, es ser más eficientes y evitar las bolsas de fracasos". La compensación de asignaturas es una opción que otras universidades tienen en marcha desde hace ya años. Se aplica en un amplio número de instituciones universitarias de España y, en Andalucía, por ejemplo, lo tienen las universidades de Granada, Sevilla o Huelva.

Esta medida se ha plasmado en el artículo 13 del Reglamento de Evaluación de la Universidad de Málaga y cuenta con un amplio consenso académico. Según el vicerrector de Estudiantes se ha consensuado "con todos los centros y con los alumnos que forman parte del Consejo de Gobierno. Además, era una reivindicación de la Defensora Universitaria y formaba parte del programa electoral de la rectora".

Este reglamento en conjunto trata de establecer las normas de evaluación comunes que deben imperar en la comunidad universitaria, al tiempo que las adapta a los requisitos del Espacio Europeo de Educación Superior, en el que se miden no sólo los exámenes sino otras opciones como el trabajo individual y continuo del estudiante.

La norma establece los plazos para entregar las actas, los criterios de admisión de los alumnos en los exámenes, acota a un año el periodo de custodia de los ejercicios y determina qué sucede, por ejemplo, cuando un alumno reclama su derecho a la convocatoria de septiembre cuando el sistema de evaluación es continuo. En este caso primará la programación académica.