La UMA desbloquea el proyecto de la nueva Facultad de Turismo

La Universidad de Málaga parece, ya sí, tener el camino libre para impulsar los edificios que albergarán en la zona de ampliación del campus la nueva Facultad de Turismo. Tras un convulso procedimiento administrativo, el organismo propone la adjudicación de la redacción de los proyectos básico y de ejecución de las instalaciones al equipo integrado por el estudio Vaillo Irigaray y Asociados S.L.P., Ana López Baldán, Joaquín López Baldán y Rafael Vera Vera.

La determinación final, adoptada por la mesa de contratación el pasado 26 de julio, se produce después de que tuviese que dar marcha atrás en su primera decisión, cuando el pasado mes de febrero comunicó la contratación de la firma OFS Sociedad Cooperativa Profesional, Artepe Oficina Técnica S.L.P. e Inarq para este mismo servicio. Sin embargo, la interposición de un recursos administrativo por parte de Vaillo Irigaray y Asociados provocó la paralización de la tramitación.

Finalmente, la reclamación del estudio de arquitectura ante el Tribunal Administrativo de Recursos Contractuales de la Junta de Andalucía fue atendida, lo que provocó la anulación del acto de adjudicación y obligando a retrotraer el análisis de las propuestas formalizadas al momento previo a la apertura del sobre C, que contenía las ofertas económicas. Ello trajo consigo la exclusión de diez de las propuestas presentadas, entre ellas la inicialmente seleccionada.

Quedaron en la criba final otras ocho proposiciones, de entre la que mejor valoración obtuvo fue la de Vaillo Irigaray y Asociados, con un total de 77,27 puntos, destacando el aspecto técnico, con 39 puntos. Su oferta eleva el coste del servicio a 903.752 euros (frente a una licitación inicial de 1.063.238 euros). La eficacia de la propuesta, en cualquier caso, queda condicionada a que el estudio presente la documentación preceptiva reclamada.

A la espera de conocer el modelo previsto por el estudio seleccionado para dar forma a la Facultad de Turismo, el pliego de condiciones técnicas que sirvió de base al concurso marcaba unos parámetros iniciales, incluyendo la reserva de espacio para dos salas de catas, otras dos aulas de tecnología de los alimentos destinadas a la elaboración y cocinado, así como dos más de análisis sensorial y dos de gastronomía, organizadas en grada para facilitar que los estudiantes del futuro grado de Gastronomía puedan seguir el desarrollo de las explicaciones. Cada una de las clases está pensada para que albergue a 25 estudiantes.

La ejecución completa del edificio que se levantará en el área de expansión del Campus de Teatinos costará, de acuerdo con los cálculos actuales, 20 millones de euros, después de que el equipo de Gobierno diera luz verde a un incremento de cinco millones de euros en el presupuesto para encajar los espacios docentes y de investigación que precisa el grado en Gastronomía. Entre estas exigencias figuran, por ejemplo, zonas de frío para la conservación de alimentos específicas para carnes, pescados y verduras, áreas de almacenamiento de productos no perecederos y de para útiles de cocina, robots y demás instrumentos.

La futura sede está concebida para acoger a 1.800 alumnos, frente al millar que actualmente siguen los estudios del grado, los dos postrados oficiales y tres propios que se imparten en el centro. El centro dispondrá de más de 18.500 metros construidos.