La UMA pierde 6.500 alumnos en una década
La caída de la natalidad explica el descenso de estudiantes · La Universidad descarta entrar en competencia con los centros privados para reclutar estudiantes extranjeros
La Universidad de Málaga (UMA) ha perdido 6.490 alumnos en los últimos diez cursos. En 1998 marcó un hito: aquel año se matricularon 39.130 estudiantes, la cifra más alta jamás alcanzada. Desde entonces experimenta una caída permanente e imperturbable que la ha conducido a tener este curso 32.640 matrículas. Es decir, la UMA tiene ahora un 16,5% menos de alumnos que hace una década.
¿Qué ha sucedido? El principal motivo es la caída de la natalidad que se registra en España desde 1977. Por eso, el retroceso en la cifra de estudiantes no es un problema específico de la UMA. Las nueve universidades públicas de Andalucía tienen este curso 223.511 alumnos, exactamente 48.390 menos (17,8%) que hace diez años.
Aunque de segundo rango, tampoco es una circunstancia baladí que en estos diez años se hayan consolidado si no creado casi la mitad de las universidades andaluzas (Pablo Olavide, Almería, Jaén y Huelva). Por tanto, son muchos más los actores que se disputan el balón en el terreno de juego.
El vicerrector de Alumnos de la Universidad de Málaga, Juan Antonio Perles, aprecia otro factor: la buena salud que ha tenido el mercado laboral durante todo este tiempo. "En los momentos en los que la coyuntura económica es buena, el mercado laboral demanda trabajadores. Y en sentido contrario, en las etapas en las que no hay bonanza se requiere que los jóvenes permanezcan menos tiempo en el sistema educativo".
Una prueba de esta tensión sobre la población universitaria reside en que cada vez son más los alumnos que compaginan los estudios con el trabajo. Perles calcula que aproximadamente el 20% dispone de un empleo al menos a tiempo parcial.
Otra muestra de este fenómeno es la gran demanda que tienen las titulaciones de ciclo corto: el 43% de los universitarios malagueños estudian carreras de tres años.
A pesar del descenso mantenido de la cifra de universitarios desde hace una década, Juan Antonio Perles considera que no hay que "obsesionarse" con captar alumnos. "Lo importante es hacer las cosas bien. Atraer a los buenos estudiantes y dar una formación de acuerdo con lo que nos demanda la sociedad".
Pese a todo, el descenso de la cifra de matrículas no pasa desapercibida. El ejemplo más patente es el programa Destino UMA, creado para dar a conocer la oferta universitaria a los alumnos de Bachillerato. "Se mejora la información que reciben los futuros alumnos y, de esta forma, sobre todo se combate el fracaso académico", aclara el vicerrector de Alumnos.
También se está favoreciendo la llegada de estudiantes extranjeros. La UMA cuenta este curso con 1.469 estudiantes procedentes de otros países. De ellos, unos 800 son marroquíes.
La demanda de los jóvenes marroquíes para estudiar en la Universidad ha crecido, sobre todo después de que se pusieran en marcha iniciativas para divulgar la oferta de titulaciones y el potencial de estas facultades y centros entre los institutos españoles de Marruecos. Cada año se visitan los centros de enseñanzas medias de Casablanca, Alhucemas, Tetuán, Tánger y Nador.
En este momento, el centro que cuenta con más extranjeros en sus aulas es la Escuela de Telecomunicaciones, en la que estudian 189 extranjeros.
Se trata en la casi totalidad de los casos de jóvenes marroquíes y, entre ellos, tienen una prevalencia significativa las mujeres. Concretamente, el 28% del grupo de extranjeros son chicas, un porcentaje que no se reproduce en ningún otro colectivo de estudiantes de Telecomunicaciones, donde las mujeres alcanzan una media del 23%.
No obstante, Juan Antonio Perles afirma que no se atraen estudiantes extranjeros exclusivamente para engrosar la cifra de matrículas, sino para enriquecer el universo universitario: "La sociedad exige una universidad más globalizada y universal". Vistos así, los alumnos de otros países son elementos para el "enriquecimiento cultural del aula. Para su multiculturalidad".
La UMA descarta de antemano dedicar esfuerzo y presupuesto a reclutar estudiantes de otros países como hacen los centros privados "porque nuestra misión no es competir con ellos en esto", dice el vicerrector de Alumnos.
"¿Qué sentido tendría atraer a extranjeros a la universidad pública, donde la matrícula se sitúa en torno a los 1.000 euros, mientras que su coste real se eleva por encima de los 10.000 euros, que es el precio de una matrícula en un centro privado?", se pregunta Perles.
"No hay que obsesionarse ahora mismo con atraer estudiantes", agrega. "Lo importante es mentalizar a todo el colectivo universitario de que se deben a la universalidad y que se debe cambiar la mentalidad localista".
La principal consecuencia que se deriva de la pérdida de alumnos en la educación superior recae en las cuentas. Aunque el modelo de financiación de las universidades incluye ya otros elementos, el grueso de los fondos está vinculado con la cifra de estudiantes.
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