La UME despliega en Málaga más de 350 efectivos

La Unidad militar de Emergencias (UME) se desplazó de nuevo ayer a la provincia con un despligue de unos 350 militares presentes en las localidades malagueñas de Antequera y Álora para sumarse a las labores de asistencia a los municipios afectados por las fuertes precipitaciones y los desbordamientos producidos en diversas puntos de la geografía malagueña.

Concretamente, en Málaga, los 350 efectivos desplegados pertenecen al II Batallón de Intervención en Emergencias (BIEM II), con sede en la base aérea de Morón (Sevilla), que trabajan con 18 autobombas, 6 camiones nodriza y un Equipo Medio de Bombeo de Aguas y Lodos en el achique de agua y lodo en calles y garajes de las localidades de Antequera y Álora, según informó la UME.

Además, dos helicópteros Cougar y un helicóptero EC-135, pertenecientes al Batallón de Helicópteros de Emergencias del Ejército de Tierra, se desplazaron a la zona bajo el mando operativo del general Jefe de la Unidad Militar de Emergencias. La intervención de la UME se produce a petición de la Junta de Andalucía a través de su respectiva Subdelegación de Gobierno, según especificó la propia unidad militar.

Esta nueva intervención de la UME se produce solamente un mes después de que la Unidad Militar tuviera que desplazarse a Málaga por petición para participar en las labores de extinción de las llamas que arrasaron más de 8.000 hectáreas de superficie vegetal en seis términos municipales de la provincia. Fue el incendio originado en Coín, que puso en jaque a todos los equipos de seguridad desplazados a la zona afectada por las llamas, y que, ante la gravedad de la situación, en la que hubo decenas de casas afectadas por el fuego y cientos de personas desalojadas de sus viviendas, hubo que activar el nivel 2 de emergencia y solicitar la intervención de la Unidad Militar de Emergencias. En esa ocasión, a finales del mes pasado, fueron movilizados en la provincia 140 efectivos de la UME, que se unieron varios días de trabajo para reforzar la tarea que llevaban realizando anteriormente los dispositivos de extinción.