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educación | educación quiere realizar el traslado en eL primer trimestre del curso
El Conservatorio Profesional Gonzalo Martín Tenllado aún convive con el CEIP Paulo Freire y el IES Litoral a la espera de estrenar su nuevo edificio Llegará más de una década después de solicitar sede propia


Entre los pupitres y las sillas escolares se hace un hueco la música. Todas las tardes, el colegio público Paulo Freire y el instituto Litoral se convierten en el Conservatorio Profesional Gonzalo Martín Tenllado. Era el único centro de los 15 que existen en Andalucía sin sede propia. En los próximos meses, después de una década de espera, inaugurarán por fin su nueva sede. Mientras, como hacen desde 1989, colegio y conservatorio conviven en armonía. Aunque no sin sentir que están de prestado. "Si no hay ningún contratiempo, si todo va como está previsto, este trimestre se hará el traslado", dice cruzando los dedos Alejandro Díaz Cobos, director del Conservatorio.
"Ya se está rematando la obra y el equipamiento está previsto desde hace meses, el mobiliario, los instrumentos nuevos y el material informático", explican Díaz Cobos y el secretario del centro, José María Solo de Zaldívar, que comparten despacho con la directora del CEIP Paulo Freire, Pilar Pérez. Cada uno tiene una cajonera pero él no tiene fotos personales en la estantería. A cambio, un piano y un armario de seguridad para guardar instrumentos ocupan parte del espacio. Así ocurre en el resto de las aulas del centro.
Un cierto vacío se quedará en este colegio y en el instituto cuando se trasladen al edificio de la Avenida Molière los 40 pianos que tienen. Allí contarán con 16 cabinas de estudio con piano vertical y espacio para que puedan ensayar dúos y tríos, música de cámara o instrumentos en solitario. Algo que nunca han tenido en el colegio. El nuevo espacio también tendrá una correcta sonorización de las clases, sillas apropiadas a la edad de los alumnos, espacios para orquesta y percusión y aulas en la planta baja para los instrumentos más pesados, como el contrabajo.
"El nuevo edificio tendrá el acondicionamiento propio de un aula de música, algo que no tiene la de un colegio", comenta Díaz Cobos y agrega que, a veces, "escuchas más el instrumento de al lado que el tuyo". Alumnos como Aida Cabello y Eloy Antonelli han de subir varias veces a la semana su pesado contrabajo por las escaleras hasta la primera planta. El edificio no tiene ascensor y las pocas aulas de la planta baja están reservadas para alumnos con movilidad reducida. "Mi padre ha estado años subiéndome a clase el contrabajo cuando era niña, después fue, literalmente, quitarse un peso de encima", comenta Aída. En la clase de 5º C, en la que se tuvieron que hacer armarios para guardar bajo llave estos instrumentos, la disposición de la pizarra digital desplazó a la pizarra pautada del conservatorio, que ahora se encuentra "en posición contraria", afirman los responsables del centro.
Esto es lo de menos cuando se encuentran ante el problema de cuadrar las necesidades específicas de los 780 alumnos del Conservatorio cuyas edades van desde los 8 años hasta la edad adulta en un mobiliario destinado a niños de 3 a 12 años. Por ejemplo, en las aulas de los más pequeños no pueden encajar clases de grupo "en las que haya que sentarse", como Armonía o Lenguaje Musical. "Además no tenemos espacio para que esperen los padres, lo hacen en una salida del centro, sentados en sillas de pala y con la obligatoriedad de tenerlas que plegar cuando se van por motivos de seguridad", señala el director del centro.
La coordinación con el colegio y el instituto ha permitido las dos vidas paralelas que han soportado ambos inmuebles. "Además tenemos que convivir con las actividades extraescolares y el plan de acompañamiento", dicen desde el centro. El Paulo Freire ocupa siete aulas de lunes a jueves de cuatro a seis de la tarde. "Hay buena disposición, agradecemos la coordinación, sino esta situación sería insufrible para ambos", agrega Alejandro Díaz Cobos.
En 2002 el Conservatorio Elemental se hizo Profesional y desde entonces requiere de un lugar propio. "En 2004 ya fueron receptivos a la construcción de un edificio nuevo y no a tener uno reciclado, ya que en esta zona, en la Carretera de Cádiz, es muy complicado que un colegio se quede vacío", subrayan Díaz Cobos y Solo de Zaldívar. En unos meses cada edificio realizará la actividad en exclusiva para la que fueron concebidos. "No ha sido normal que un Conservatorio Profesional no tuviera sede, éramos el único de Andalucía", reitera el director, que asegura que esta situación se ha "sobrellevado" porque "veíamos que se estaba trabajando en un edificio propio".
El Martín Tenllado cuenta con una dificultad añadida, igual que el resto de centros de enseñanzas musicales. Son prácticamente clases particulares que pueden ir desde los 15 minutos a las dos horas. Cada alumno pasa en el conservatorio de 4 a 9 horas semanales, por lo que los espacios cuentan con un puzzle de horarios y usos para sacar el máximo rendimiento posible. "Nuestros alumnos han estado en agravio comparativo con respecto a los que estudian en otros centros con sus instalaciones adecuadas", aseguran desde el centro. Algo a lo que se le pondrá remedio dentro de poco. Clases con pizarras pautadas, atriles, un piano y varias sillas, aulas acondicionadas y con mucha luz. "El edificio es una pasada, cumple los requisitos y está diseñado al detalle, nos han consultado muchísimo", afirma el director.
En abril de 2012 se puso la primera piedra de una construcción que iba a tener un plazo de ejecución de 13 meses y un presupuesto de 5,6 millones de euros. Esta actuación, incluida en el plan OLA, permitirá ampliar la capacidad del centro en unas 300 plazas, con lo que se podrá llegar al millar de alumnos de enseñanzas elementales y profesionales. El edificio, según explicó el arquitecto Ventura Galera, se articulará en torno a tres patios. "Será un lugar introvertido, volcado sobre sí mismo para crear un microclima ambiental y un uso más amable del edificio", comentó el experto que ha contado con el asesoramiento de los docentes.
El centro ocupará una superficie construida de 7.000 metros cuadrados distribuidos en tres plantas. Dispondrá de 11 aulas instrumentales colectivas y 38 individuales, seis clases no instrumentales y aulas de coro, orquesta, percusión y música de cámara. Una de las principales mejoras será el salón de actos, un auditorio con acceso independiente que contará con 320 butacas y que se espera convertir en un espacio cultural de referencia. La empresa Ferrovial ha sido la encargada de levantar este inmueble al que los miembros del Martín Tenllado están ávidos por llegar.
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