Ultimátum del Ayuntamiento a los 'bolicheros' de la playa de El Bulto
La Policía coloca carteles en las embarcaciones para comunicar a sus propietarios que tienen que retirarlas antes del miércoles · Decenas de arcones ya han sido trasladados
Uno de los bastiones de los bolicheros en la capital está a punto de desaparecer. Los propietarios de las embarcaciones que se dedican a la pesca ilegal en El Bulto tendrán que retirarlas de la playa antes del miércoles tras el ultimátum dado por el Ayuntamiento. Agentes de la Policía Local colocaron a principios de mes una notificación en cada una de las barcas en las que se informaba a sus dueños de que el plazo expiraba el próximo 20 de junio.
El objetivo, según aseguró a este periódico el concejal de Seguridad y Protección Ciudadana, Julio Andrade, es "adecentar la imagen de playa" y poner coto a la pesca ilegal, que en los últimos años se ha visto acrecentada coincidiendo con el impacto de la crisis económica. Andrade declaró que un gran número de pescadores que trabajan en la zona sin autorización ya han atendido la exigencia del Consistorio y agradeció la colaboración prestada. "Lo que queremos trasladar a los ciudadanos es que la playa no es un almacén", dijo el concejal, que recalcó que en el caso de que las embarcaciones no se retiraran de la zona antes del martes, serían trasladadas a un depósito para su posterior destrucción.
Este ultimátum se produce una semana después que la Policía Local, la Guardia Civil y la Inspección Pesquera alcanzaran un acuerdo para coordinar todas las acciones en esta zona de la capital, donde en la última década se localizaban casi la mitad de las 900 embarcaciones ilegales intervenidas en toda la provincia. Decenas de arcones que los bolicheros utilizan para guardar las artes de pesca ilegal llamada boliche (red muy tupida utilizada para la captura de alevines de diferente especies). La iniciativa para erradicar este punto tan conflictivo partió de la Delegación Provincial de Agricultura y Pesca, que hace dos semanas reunió a los representantes de las tres instituciones para intentar poner coto a la pesca ilegal. Esta zona se ha convertido en uno de los resquicios de la actividad bolichera que aún se mantienen por su cercanía al tradicional barrio de El Bulto y que suele extenderse al interior del propio recinto portuario, donde cada noche operan especialmente en las dársenas de poniente, junto a la terminal de contenedores, el muelle pesquero y los muelles dedicados al tráfico de contenedores. Por un cubo de entre siete y diez kilos de inmaduros se pueden pagar hasta 150 euros en los mercados y restaurantes que luego lo venden, lo que representa un atractivo aliciente para estas redes. Ni las sanciones de hasta 60.000 euros que fija la legislación actual en estos casos parece disuadirlos.
Desde la delegación de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía alertan del peligro que entraña el consumo de inmaduros, ya que al ser un pescado ilegal, no pasa por los controles sanitarios de las lonjas. Al tratarse de pescado inmaduro su consistencia sólo puede mantenerse mediante la adición de sustancias químicas como la orina o el formol, ésta última tóxica y cancerígena. Además del peligro que supone para la salud de las personas, este tipo de pesca pone en peligro los caladeros, pues se trata de ejemplares que no han tenido la oportunidad de reproducirse. La férrea vigilancia a la que se están viendo sometidos en estos últimos tiempos ha llevado a los bolicheros a cambiar su modus operandi, ya que ahora también suelen salir entre las 13:00 y las 15:00 de la tarde para eludir la continua presencia de la Inspección Pesquera, aunque la mayoría siguen operando por la noche.
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