Estados Unidos ficha a Ángela
EEUU concede a una adolescente malagueña la única beca Benjamin Franklin que otorga en España · El objetivo de la ayuda es crear un grupo internacional de líderes para que compartan conocimientos
Ángela Espinosa nunca ha viajado fuera de España. El día 28 de junio tomará un avión que la llevará hasta Carolina del Norte, en Estados Unidos. Y lo hará sola, a sus 15 años. Durante tres semanas y media convivirá con 35 estudiantes europeos y asiáticos. Son los beneficiarios de la beca Benjamin Franklin que concede cada año el Departamento de Estado de EEUU para "crear un grupo de jóvenes líderes que compartan conocimientos y habilidades", según explica la Embajada estadounidense en su página web.
Durante una semana estará en la Universidad de Wake Forest, en Winston-Salem, después viajará por Estados Unidos y, finalmente, convivirá con una familia estadounidense. Ella será la única becada española.
La magnitud de la aventura no le asusta. "Sólo preocupa a mi abuela, que ha estado tres días sin hablarme". Y es que Ángela tiene asumida su excepcionalidad. Con 3 años aprendió a leer sola. "Yo no quería que aprendiera tan pronto porque me temía, como después ocurrió, que se aburriría en el colegio", explica su madre, Trinidad Ruiz, maestra de Educación Infantil en el colegio Vicente Aleixandre.
Ya preadolescente aprendió a hablar inglés, también por su cuenta, oyendo música y viendo películas. Y su nivel es suficiente como para superar las pruebas de acceso de la beca Benjamin Franklin: una redacción sobre el papel de la prensa libre en la democracia y una conversación, en inglés y por teléfono, durante 40 minutos con los organizadores de la beca. También para leer de un tirón la última entrega de Harry Potter. Evidentemente sin traducir.
Desde hace dos meses aprende japonés. Dice que aún sabe poco, pero que ya podría ir a un restaurante, leer la carta y pedir al camarero.
También estudia Piano (tercero de grado medio) en el conservatorio Gonzalo Martín Tenllado, acaba de empezar con el violín y acumula sobresalientes en su expediente escolar, con algún notable suelto en Educación Física.
Con este currículum Trinidad y su marido, Nicolás Espinosa, tienen el convencimiento de que el coeficiente intelectual de Ángela es por lo menos muy alto, "pero nunca hemos hecho ninguna prueba. No lo hemos considerado necesario". La única precaución fue convenir con los profesores de Primaria actividades suplementarias para que el aburrimiento en clase no le pasara factura.
Ángela admite que en su vida hubo un momento duro. Fue en primero de ESO. Acababa de llegar al instituto Litoral. "Me veía rara y que no encajaba. También entonces era más cerrada. No me divertía como los demás y los demás no entendían mi sentido del humor". Pero lo superó. En segundo las cosas empezaron a cambiar. "Me tenían por la rara, pero yo iba a mi bola. Y tercero ha sido ya magnífico". Ir a su bola equivale a componer poesía y música con sus amigos, traducir canciones "las que más me gustan son las celtas", leer con voracidad y los juegos de internet, fundamentalmente los relacionados con la etimología de las palabras.
Quiere hacer el bachillerato de humanidades porque le gustaría aprender latín y griego. "Es una buena base para el alemán". Planea estudiar Traducción e Interpretación en inglés, con francés y alemán o japonés como idiomas secundarios.
¿La fórmula del éxito? "Hay que sacrificarse y estar pendientes, enseñarles y darles ejemplo. Los niños son lo que ven. Los padres no podemos olvidar esto porque la labor del colegio sin labor previa en la casa no sirve para nada", explican Trinidad Ruiz y su marido, Nicolás Espinosa, un inspector de seguros que en su juventud aprendió a tocar la guitarra por su cuenta, de lo que dejó cumplida muestra en el programa de Televisión Española Gente joven.
"A los niños se les tiene que decir lo que deben y no deben hacer y saber decirles no, porque el no también enseña", insiste Trinidad. "Muchos niños están acostumbrados a hacer lo que quieren en su casa. Llegan al colegio y se empeñan en seguir igual y, encima, los maestros no tenemos el apoyo de los padres".
La fórmula de estos padres ha cosechado éxitos con Ángela, pero también con Nicolás, su hermano pequeño. Con 10 años apunta maneras. "Tiene notas buenísimas, siempre es el mejor de su clase y también comparte con su hermana la afición por el piano".
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