Urbanismo apuesta ahora por que el 'nuevo' Guadalmedina lleve agua

Pomares se alía con las tesis contrarias al embovedado, apuesta tradicional del alcalde

Desembocadura del río Guadalmedina, objeto de las obras para la eliminación de los malos olores.
Desembocadura del río Guadalmedina, objeto de las obras para la eliminación de los malos olores.
S. Sánchez Málaga

11 de diciembre 2014 - 01:00

La Gerencia de Urbanismo huye definitivamente de la posibilidad de embovedar el río Guadalmedina. Muy al contrario del modelo tradicionalmente defendido por el alcalde, Francisco de la Torre, de enterrar el cauce, el concejal de Ordenación del Territorio, Francisco Pomares, se alió ayer con las tesis que avalan mantener una lámina de agua, potenciando de este modo su naturaleza como río.

Grosso modo esta es una de las líneas de acción claras de la propuesta en la que se viene trabajando desde hace meses en Urbanismo para definir una futura intervención de reordenación de Guadalmedina en su traza urbana. "Dejar la lámina de agua para el futuro parque fluvial es una cuestión atractiva", expuso el edil del PP, quien incluso señaló que en esa línea de acción se diseñó la obra de eliminación de los malos olores en la parte final de la desembocadura.

El mensaje de Pomares, contradictorio con el utilizado durante años por el regidor, que incluso en su programa electoral de 2011 insistía en la idea de soterrar parcialmente el cauce, coincide con los lanzados años atrás por técnicos de la propia Gerencia de Urbanismo, que apostaron por "redescubrir" la "imagen oculta" del río mediante el rescate de sus riberas "como espacios de transición con la ciudad". En el marco del proyecto para actuar sobre la parte final del río, llegaron a señalar que el problema de ordenación del Guadalmedina "no se puede centrar ni en el simple ajardinamiento de su cauce, ni tampoco en operaciones de embovedado que le hagan perder su naturaleza".

Pomares, ante una moción presentada por Izquierda Unida a la Comisión de Movilidad y Urbanismo, se mostró confiado en que en las próximas semanas pueda desbloquearse el acuerdo entre las administraciones públicas vinculadas al proyecto de actuación sobre el Guadalmedina. En este sentido, apuntó la posibilidad de que "en enero o en febrero" pueda firmarse el protocolo de intenciones mediante el que las instituciones se comprometan con la reordenación del río. Si bien admitió las dificultades de intervenir en un momento como el actual, abundó en la posibilidad de actuar por fases a lo largo del cauce urbano.

De otro lado, Pomares no aclaró si Urbanismo va a exigir a la empresa OHL la terminación de la obra para suprimir los malos olores en la parte final del río conforme al proyecto original. A diferencia de lo exigido por Urbanismo, la firma adjudicataria ha ejecutado "180 metros de los 235". Un dato este último inferior a lo que oficialmente apuntó el Ayuntamiento en el arranque de la iniciativa, cuando fijó la longitud de la obra en 260 metros, entre la pasarela situada a la altura del CAC y el puente del Carmen.

Preguntado por el incumplimiento de este aspecto del contrato, aludió a las advertencias lanzadas por el ingeniero contratado por la empresa, en el sentido de subrayar el riesgo que podría tener para los cimientos del puente del Carmen el desarrollo de los trabajos de limpieza en ese punto. "Cree que con los 180 metros de obra que se han realizado se cumple el objetivo de paliar los malos olores", afirmó Pomares, quien dijo estar a la espera del certificado final de la obra para determinar si se exigen o no responsabilidades a la adjudicataria.

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