Urbanismo cuestiona la apuesta del alcalde por embovedar el Guadalmedina

Dos jefes de departamento avalan un documento en el que se huye de la cubrición y del ajardinamiento como soluciones para ordenar el río

Parte alta del cauce urbano del río Guadalmedina a su paso por la ciudad.
Parte alta del cauce urbano del río Guadalmedina a su paso por la ciudad.
Sebastián Sánchez Málaga

07 de agosto 2013 - 01:00

La tradicional apuesta del alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, por embovedar el río Guadalmedina en su traza urbana pierde adeptos incluso en la Gerencia de Urbanismo. Lejos de sus tesis, que plasmó en el programa con el que se presentó a las elecciones locales de 2011 en las que revalidó su mayoría absoluta, los técnicos del organismo municipal apuestan por "redescubrir" la "imagen oculta" del río mediante el rescate de sus riberas "como espacios de transición con la ciudad".

El alejamiento de Urbanismo de los habituales mensajes del regidor en este asunto de debate es tal que llega a señalar que el problema de ordenación del Guadalmedina "no se puede centrar ni en el simple ajardinamiento de su cauce, ni tampoco en operaciones de embovedado que le hagan perder su naturaleza". Estas reflexiones llevan la firma de dos jefes de departamento de Urbanismo, en concreto de los de Arquitectura, Javier Pérez de la Fuente, y Proyectos y Obras, Antonio Cabrero, así como de dos jefes de Servicio, Juan Antonio Marín Malavé y Julio García-Vilanova.

Cuatro nombres responsables de la propuesta técnica elaborada por el ente para poner coto al problema de los malos olores en la parte baja del río. Unas ideas que chocan con los mensajes que desde 1999 viene lanzando el actual regidor municipal. Por aquel entonces, con el plan Guadalmedina impulsado por Celia Villalobos, en calidad de regidora, De la Torre, como concejal de Urbanismo, hablaba a las claras del embovedado y planteaba la necesidad de discutir el informe con la Confederación Hidrográfica del Sur (CHS), la oposición y la Junta de Andalucía para avanzar en la redacción del proyecto. La idea original del PP era soterrar los últimos dos kilómetros de la traza para ganar 100.000 metros cuadrados para zonas verdes y viales. "Supondrá un cambio radical. Hacemos ciudad sobre el cauce. Es un proyecto que transformará Málaga", llegó a decir.

La memoria elaborada por Urbanismo para actuar sobre la parte final del río va más allá de la obra objeto de la licitación. Al punto de que los técnicos ponen de manifiesto la necesidad de "un cambio de paradigma" en el modelo del río. "Iniciar un nuevo camino que consiga devolver el río Guadalmedina a su ciudad, sustituyendo la brecha actual, árida y separadora, por un nuevo espacio de naturaleza, que aporte a la ciudad y, especialmente, al centro histórico, ese gran parque fluvial que el Guadalmedina debió ser siempre".

Pero para que ello sea posible, en la línea de lo defendido por el arquitecto José Seguí en el proyecto ganador del concurso de ideas convocado por la Fundación Ciedes, insisten en cambiar la gestión del embalse del Limonero. "Controlar la regulación del embalse es el principio de la urbanidad del cauce del río", aseguran en el documento, en el que añaden: "Intentar concebir el embalse como una presa sería mantener un peligro constante sobre la ciudad, o tratar de utilizarla como cabecera para operaciones de trasvase sería un grave error, ya que no fue proyectada para tal función".

Este último apunte choca con otro de los argumentos empleados durante años por los dirigentes del PP, que amparados por estudios encargados en su día por la antigua CHS, planteaban la construcción de un túnel de 11 kilómetros para desviar parte del agua de la presa de El Limonero hacia el Peñón del Cuervo, reduciendo la capacidad del Guadalmedina aguas abajo. Frente a lo que indican en Urbanismo, De la Torre mantenía que esta solución aportaba "más seguridad" a Málaga.

Lo que trasciende de este documento es una nueva discrepancia entre De la Torre y de parte del equipo de Urbanismo. Algo que ya se puso de manifiesto semanas atrás en la solución de los malos olores del río en su parte baja y en la discusión sobre la propuesta privada para regenerar los Baños del Carmen.

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