Vacuna, "tranquilidad" para los adolescentes

Covid-19

“Quiero estar menos intranquilo cuando estoy con mis amigos o voy a hacer deporte”, asegura Cayetano Ponce mientras camina junto a su madre en la cola de vacuación

El SAS ya ha vacunado al 70% de la población diana

Nacho León recibe la vacuna mientras su padre espera a pocos metros.
Nacho León recibe la vacuna mientras su padre espera a pocos metros. / Javier Flores

12 de agosto 2021 - 07:00

El mecanismo no cambia en el vacunódromo situado por el Servicio Andaluz de Salud (SAS) en el polideportivo El Fuerte de Ronda. Aunque en esta ocasión las colas sí que son diferentes ya que ayer se había habilitado como día para la vacunación de menores de edad y acudían a la cita acompañados por sus padres. Sin mucho entusiasmo en muchos de ellos llegaban a la cita con la vacuna contra el Covid-19 como un “trámite” que son conscientes que tienen que cumplir y que ahora es el momento que les tocó.

Eso sí, también los había que mostraron hasta entusiasmo por poder llegar a este momento. Es el caso de Cayetano Ponce, que estaba deseando que llegase su turno. “Tengo muchas ganas para poder estar más tranquilo cuando salgo con mis amigos o hago deporte, aunque tenga que seguir llevando la mascarilla”, aseguraba Cayetano, mientras su madre, Emilia Harillo, explicaba que había sido él el que tomó la iniciativa para pedir la correspondiente cita. Eso sí, reconocía que aunque no tenía miedo a la vacuna sí que sentía “un poco de nervios” antes de recibir el correspondiente pinchazo.

A su lado caminaba su prima, Gemma Harillo, que representa la otra cara de la familia, que no despertaba en ella un gran interés el recibir la vacuna y es que aseguraba sentir miedo al momento de recibirla. “No es miedo a la vacuna, es al pinchazo que me tienen que poner”, explicaba. Un momento que pasó de forma rápida, aunque no pudo evitar cerrar los ojos para no verlo en directo.

Cola de espera para acceder al punto de vacunación.
Cola de espera para acceder al punto de vacunación. / Javier Flores

Mientras tanto sus madres, Emilia y Gemma, lo tienen claro y sostienen que “es la única solución que tenemos en estos momentos para tratar de frenar la pandemia”. Además, en la caso de la primera lo vive desde la primera línea sanitaria al ser trabajadora del hospital de Ronda.

A pocos metros de ellos camina Oscar León junto a sus dos hijos, Hugo (14 años) y Nacho (12 años), que se muestras indiferentes ante la vacunación. Para ellos también es un trámite más que tienen que cumplir y no se muestran especialmente emocionados. Además, en el caso de Nacho también mostraba ciertos reparos a recibir la inyección. “No me gusta que me pinchen”, dice a las puertas del punto de vacunaciónmientras se muestra un poco nervioso ante el momento. Tras pasarlo se muestra más tranquilo, aunque asegura que “sí que se siente”, y es que muchos le habían dicho que era algo casi imperceptible.

Entre los que mostraban también cierto entusiasmo por recibir la vacuna se en encontraba Salvador Moreno, de 13 años, ya que debido a otro problema de salud que tenía es muy propenso a sufrir fiebres y le tocó este año el hacerse varias pruebas para descartar que fuese positivo el Covid al tiempo que tuvo que someterse a varios aislamientos preventivos. Además, también le provoca que tenga mayores problemas para respirar, por lo que el tener que llevar la mascarilla en todo momento también le supone un problema añadido. Mientras tanto su madre asegura que fue su hijo el que tomó la iniciativa nada más saber que ya se podían vacunar y le pidió que pidiese cita.

La vacunación de menores se realizó ayer de forma sostenida toda la tarde en Ronda

A pocos metros, ya sentados en la zona de espera de los diez minutos marcados por el protocolo tras recibir la vacuna, David Carrera y su padre coinciden en la necesidad de vacunarse como medida más efectiva, aunque tampoco muestra una especial ilusión por por el hecho de recibirla. En su caso también se suma al grupo que lo considera como un trámite que tienen que cumplir como una parte más de la población. “Quiero vacunarme para olvidarme del tema”, aseguraba.

No obstante, su padre señala que “están muy concienciados, incluso son ellos muchas veces los que me corrigen y me dice que no se puedan hacer algunas cosas”. Y es que muchos padres coinciden en explicar que a pesar de que aparentemente se puedan mostrar como distantes con la pandemia “su comportamiento luego demuestra lo contrario, porque sí que están concienciados y respetan las normas”.

Además, los propios adolescentes reconocen que este “trámite” les ayudará normalizar un poco su vida y también apuntan a que es una buena medida de cara el inicio del curso escolar que muchos reconocían ayer que había sido complicado con tantas medidas de restricción. Por ello esperan que con el avance de la vacunación y el pase de los meses también se puedan relajar algunas de esas medidas una vez que la situación de la pandemia lo permita.

Los adolescentes están siendo muy responsables y la gran mayoría está acudiendo con puntualidad

Por su parte, algunos sanitarios reconocían ayer que los adolescentes están siendo muy responsables y que la gran mayoría está acudiendo con puntualidad a las citas que han sido concertadas por parte de sus padres.

Una vez allí el trámite es sencillo, y más allá de algunos nervios en las colas de espera, simplemente toca acreditar que se cuenta con la correspondiente cita, pasar por el punto de control en el que se pregunta sobre si pasó la enfermedad, si tiene algún tipo de alergia y se informa de la vacuna que será inyectada. Tras culminar este trámite administrativo previo el recibir la vacuna es cuestión de pocos minutos, los que se tarda el recorrer el circuito, ya que las filas andan de programa progresiva y prácticamente no hay que esperar.

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