Vecinos de Las Castañetas reciben a pedradas a los barrenderos

Los barrenderos de Limasa que tienen que cubrir la zona de las viviendas de protección oficial ubicadas en la barriada de Las Castañetas, en Campanillas, trabajan con un ojo puesto en la limpieza y el otro cubriendo el resto del perímetro que les rodea ya que en cualquier momento pueden ser víctimas de una pedrada. La situación se ha vuelto insostenible, hasta el punto de que este fin de semana no está habiendo servicio de limpieza y se espera que mañana lunes acudirán nuevamente escoltados por agentes de la Policía Local.

Así lo confirmó ayer a este diario la concejal del distrito de Campanillas, Elisa Pérez, quien aseguró que los operarios de Limasa llevan varios días recibiendo insultos y amenazas y que finalmente se llegó incluso a los intentos de agresión mediante el lanzamiento de piedras por parte de los vecinos. Estos trabajadores, ante el peligro palpable, comunicaron los incidentes a la jefatura de Limasa y emitieron un informe al Ayuntamiento de Málaga. Pérez explicó que a partir de mañana se va a establecer un dispositivo especial que incluirá la presencia de policías locales para garantizar la seguridad de los operarios, si bien se desconoce aún cuantos agentes custodiarán a los empleados de Limasa. "Es lamentable que un dispositivo normal de limpieza se tenga que articular con policía, pero los empleados aseguraron que ya no podían continuar así", narró la concejal del distrito de Campanillas, quien quiso dejar claro que la actitud beligerante de los vecinos solo procede de aquellos que habitan en las VPO, "ya que el resto de la barriada de Las Castañetas es tranquila y normal".

¿Qué ha provocado que los vecinos de esas VPO ataquen a los barrenderos? Pérez señaló que esos ciudadanos, cuyas condiciones de vida rayan con lo marginal y altas tasas de desempleo, "quieren forzar a Limasa para que los contrate para limpiar la barriada". La concejal subrayó que esta fórmula "ya ha sido adoptada en otras barriadas con anterioridad como, por ejemplo, en La Corta" y criticó que "la coacción, la amenaza y la agresión no son formas de motivar ninguna negociación. Quieren que la barriada llegue a una situación límite para que Limasa no tenga otra opción que contratar a esos vecinos".

Esta no es la primera vez que hay problemas en esta zona de Las Castañetas. En 1992 la Junta de Andalucía construyó 180 viviendas sociales y, casi automáticamente, empezaron a aparecer los primeros casos de ocupación mediante la técnica de la patada en la puerta y los conflictos con el resto de vecinos de la barriada, que hace años ya denunciaron públicamente que les arrojaban todo tipo de objetos y que se enfrentaban a continuas amenazas. Para completar este cóctel molotov, se le sumó un continuo tráfico de drogas que aún continúa en la actualidad y que degrada aún más la zona. Eso por no hablar de la existencia de animales y de la realización, por ejemplo, de peleas ilegales de gallos.

El particular modo de vida de esa barriada provoca que los operarios de Limasa no solo tengan que limpiar y recoger los restos orgánicos sino que, además, necesitan maquinaria especial para retirar numerosos escombros, dificultando una tarea diaria a la que hay que añadirle la amplia posibilidad de recibir una pedrada en el momento más inesperado.