Vecinos de San Rafael: "Raro es el fin de semana que no hay peleas"

Los residentes aumentan sus protestas en verano ya que están obligados a dormir con las ventanas abiertas y a sufrir el ruido

Bloque de vecinos próximo a las discotecas.
Bloque de vecinos próximo a las discotecas.
B. Díez Málaga

04 de agosto 2016 - 01:00

"¿Ruido? De eso por aquí andamos sobrados". Así de contundente se muestra Francisco Carrasco cuando se le pregunta por las dificultades de dormir en verano en una zona próxima a dos discotecas. El entorno de San Rafael ha explotado después de la última pelea que se saldó el domingo pasado con tres apuñalados.

Juan Parada, antiguo presidente de la Asociación de Vecinos de San Rafael asegura que "sufren los estragos" de las salas de fiesta. "El ruido es infernal. Crea un malestar doloroso, siempre tiene que venir la policía", manifiesta Parada.

Francisco Carrasco reconoce que, a pesar de vivir cerca de una de ellas, el ruido de las discotecas no les molesta, "el problema es la gente que hace botellón y que sale a tomar el aire y a pegar voces". Carrasco explica que al pasear por la zona se pueden ver retrovisores rotos, papeleras tiradas e incluso lunas de coche destrozadas. "Raro es el fin de semana que no hay peleas. Mi ventana da a una de ellas y más de una vez he tenido que llamar a la policía", expone. Adrián Chamizo también cree que el sonido de la música no afecta "porque están bien insonorizadas", pero sin embargo atesora varios accidentes "que no han ido a más". "Me he encontrado con gente rompiendo coches, con las botellas encima del capó, con los limpiaparabrisas arrancado...", expone. Carrasco confirma que ha habido veces que se ha encontrado filas enteras de coches con los retrovisores partidos. Chamizo culpa sin ambages al incivismo de la gente: "Una discoteca dentro de un barrio siempre implica a gente que no sabe disfrutar sin liar el taco".

Rafael Benítez se alegra por el hecho de que su casa no esté "orientada" a estos dos locales, aunque esto no evita escuchar "a grupos de borrachos entre las 12 y las dos de la mañana".

Luis Carlos Velasco vive en El Duende, una zona medianamente alejada del lugar de los hechos, aunque eso no le exime de "sufrir las consecuencias". "Son daños colaterales. La gente que viene coge el tren, y de camino molestan, se pelean y rompen mobiliario urbano", detalla el presidente de la asociación de vecinos de la zona.

José Velasco es padre de familia y a la vez tajante. Lleva ocho años "aguantando". Y hace énfasis en los veranos, porque el calor les obliga a dormir con las ventanas abiertas. "Se escucha el ruido de la música de las discotecas y además se te mete el zumbido y retumba toda la casa", se lamenta. Velasco expresa que vive "entre dos fuegos", entre las dos discotecas. "Somos 82 familias que sufrimos esto día a día", dice. Lamenta, además, que al menos antes "cerraban en verano", pero de hace dos años ahora, "ni eso".

La mayoría de entrevistados por este periódico concuerda en que la actuación policial resulta efectiva. "Tardan muy poco en llegar, y de repente de juntan cuatro o cinco coches y se acaba la pelea, pero solo cuando son fuertes", declara Carrasco.

"Llega el momento que los vecinos se cansan de protestar", expone Juan Parada, que además de sufrir el ruido cada noche afronta un cáncer. "Hemos intentado denunciarlo, pero es imposible", asegura.

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