Vecinos y arquitectos cuestionan el cambio de color del 'Edificio Negro'

"Seguirá siendo el Edificio Negro". Es el comentario de un vecino al conocer que la transformación proyectada por la Junta de Andalucía en el edificio de usos múltiples de la Avenida de la Aurora, comúnmente conocida como Edificio Negro, va convertir en blanco su estampa actual. Frente a los argumentos empleados por los responsables autonómicos, que defienden la necesidad de adecuar la construcción a unos estándares de eficiencia energética adecuados, varios colectivos vecinales consultados cuestionan, de un lado, la inversión prevista en la actuación, de 2,6 millones de euros, y de otro, el cambio de color del inmueble.

"Estamos hablando de un edificio emblemático; el color negro no me gusta para nada, pero eso no quiere decir que haya que cambiarlo", explicaba Antonio Fuentes, presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos Cívilis. Fuentes añade: "Ha pasado a ser el Edificio Negro o la viuda y el cambio de color es un gasto innecesario; el color ya le da nombre al edificio".

En la misma línea se pronunció el presidente de Unidad, Ramón Carlos Morales. "Es un edificio identificativo de la ciudad; ha sido bautizado por la ciudadanía con el nombre de Edificio Negro", expuso. En lo relativo al coste económico de los trabajos de eficiencia energética, admitió sus dudas y consideró se podría estudiar "si el ahorro de la mejora es superior al costo de la obra; pero si la amortización es de aquí a 60 años es una barbaridad". Al tiempo, apuntó que de llevarse adelante el proyecto autonómico "habría que intentar respetar la identidad del inmueble".

El decano del Colegio de Arquitectos de Málaga, Antonio Vargas, fue igualmente crítico. "Es un edificio representativo y la mejora no tiene por qué cambiar ese aspecto; se pueden cambiar los vidrios y mantener la imagen; creo que tendrían que ser respetuosos con la imagen", expuso.

Pero buena parte de su análisis se centró en cuestionar el aporte económico previsto. "Hay un problema de proporción entre la inversión que se va a realizar y el rendimiento", dijo Vargas. Sobre este asunto, el consejero de Economía, José Sánchez Maldonado, aclaró ayer que el grueso de los 2,6 millones proceden de fondos europeos y que los mismos sólo pueden ser destinados a actuaciones de eficiencia energética.

Sin embargo, la explicación aportada no satisfizo al decano de los arquitectos. "Lo de la inversión finalista es una mala excusa para una actuación que quizás no es la más afortunada; la cuestión es si el proyecto que se plantea es lo suficientemente eficiente", planteó y recordó que los periodos de amortización de las actuaciones en esta materia son sensiblemente más cortos a los previstos para el Edificio Negro.

"Nadie se mete en una inversión a 57 años vista; me parece bien que tengan una subvención pero hay que invertirla bien; quizás cuando se prevén tantos años para amortizar esa inversión es porque es un edificio con poco recorrido", añadió. Un argumento que también defendió el portavoz del equipo de gobierno del PP en el Ayuntamiento de Málaga, Mario Cortés, quien abogó por priorizar aquellas construcciones con más consumo, poniendo como ejemplo los colegios y los centros sanitarios.

Sánchez Maldonado, por su parte, eludió cuestionar el cambio de aspecto del inmueble. "Con tantos días de sol ponerle tantos cristales a los edificios hace que los convirtamos de entrada en poco eficientes; técnicamente no sé lo del color; lo que sé es que cuando me iba a comprar un coche me decían que no me lo comprase negro porque absorbía mucho los rayos del sol", comentó el consejero. La delegada de Economía en Málaga, Marta Rueda, abundó en esta idea. Si bien admitió el carácter "emblemático" del edificio, dijo no estar preocupada por el cambio de color y abogó por hacer del inmueble un espacio "mejor y habitable para poder trabajar".