LOS principales responsables provinciales de los, por ahora, partidos políticos más importantes en la provincia continúan con su ritmo de vida habitual, que no convergen nunca por más que el dirigente popular intente de vez en cuando atraer al socialista a un encuentro entre ambos para formalizar o aparentar un inconcreto pacto por Málaga. Miguel Ángel Heredia, tras una fallida primera vez, no deja que Elías Bendodo vuelva a seducirle. Pero, ¿qué sucede con ambos dirigentes de puertas para adentro?. El secretario provincial socialista posiblemente vive su momento más plácido desde que tomara las riendas del partido hace cinco años. Es el hombre del presidente Griñán en Madrid, coordinador de los parlamentarios andaluces, que no olvidemos es la federación más fuerte del PSOE. En Andalucía, tiene bien situado a Francisco Conejo, secretario regional de Política Municipal del PSOE, integrado en la cúpula real de la dirección del partido en Andalucía con Susana Díaz y Mario Jiménez, Álvarez de la Chica y él mismo. Y además, le ha buscado espacio en el Parlamento a su apuesta, el diputado Enrique Benítez.
En Málaga, delega el día a día de la formación en la senadora Pilar Serrano y en Cristóbal Fernández. Y aunque sabe que el movimiento crítico existe, no da señales de vida. Por eso, quizás, ha avisado con dos años de anticipación que desea que María Gámez sea de nuevo la candidata a la Alcaldía de Málaga. Y excepto algún murmullo en las redes sociales, nadie ha replicado.
En teoría, el líder del PP en Málaga tampoco tiene motivos para quejarse. Al frente de Diputación. Con financiación mientras el resto de las instituciones están asfixiadas. Y sin alternativa a la vista. Los populares son una formación disciplinada y los ruidos internos rara vez trascienden. Pero, Elías Bendodo ha realizado una jugada arriesgada que le ha dejado al descubierto. Defendió, se supone que alentado por Javier Arenas, que el PP debía designar ya al candidato a la presidencia de la Junta. Una invitación a que se relevara cuanto antes a Juan Ignacio Zoido, el presidente regional. La estrategia no prosperó y aunque las apariencias se guardan, ese tipo de movimientos nunca se perdonan si acabas en el bando perdedor.
Arenas no atraviesa por su mejor momento. Pendiente del runrún de los papeles de Bárcenas. Bendodo conoce en primera persona cómo una organización regional es capaz, de la noche a la mañana, de colocar a un nuevo presidente provincial sólo porque el anterior no sintoniza con Sevilla. En la dirección provincial se ha protegido con su guardia de corps. Los alcaldes grandes pesan mucho y algunos pequeños dan alguna muestra de enfado con las inversiones.
Sí comparten Heredia y Bendodo un problema. Sus partidos políticos caen en picado.
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