Viñedos que salieron de una moto

Vivir en Málaga

Un joven que se fue a Inglaterra y se formó allí como sumiller se prometió a sí mismo que si recuperaba el vehículo que le robaron se volvía a España l Retornó y montó una exitosa bodega

Luis Palma (izquierda) conversa con un agricultor.
Luis Palma (izquierda) conversa con un agricultor.
Mayte Cortés

02 de enero 2017 - 08:43

Luis Palma es el artífice de la bodega Retumba. Apenas lleva dos años trabajando en ella y ya ha conseguido en su primera añada 92 puntos en la Guia Peñín. Ha logrado sacar 4.000 botellas de este vino dulce con la ilusión de que esta variedad tenga el reconocimiento internacional que tenían aquellos que se hacían en Málaga antes de que la filoxera se cargara el moscatel. Pero ese es final de la historia. Y es que este joven de 30 años, como muchos, se fue hace cinco, en plena crisis, a Inglaterra a aprender inglés. En su camino se le presentó la oportunidad de hacerse sumiller, y cuando consiguió algunos ahorros se compró una moto para poder moverse por Londres. A los pocos meses se la robaron, y entonces se hizo la promesa de que si la encontraba, se volvía a España para ser viticultor.

"Como muchos jóvenes empecé de camarero en Londres, pero tuve la suerte de caer en el Arts Club, un famoso club social, donde me dieron la oportunidad de empezar una carrera en el mundo del vino y pagarme mis estudios. Después de trabajar durante tres años, vender y aprender sobre los mejores vinos del mundo entre ellos los dulces de Francia, Hungria, Italia, Alemania, Austria, o Australia, me di cuenta de que en Málaga hay muy buenos vinos dulces y en que en Inglaterra lo desconocen a día de hoy", explica este marbellí a quien cambió su vida el día que le robaron la moto. "Me prometí a mí mismo, que si recuperaba la moto me volvía a España y empezaba a trabajar con el vino de Málaga. En febrero de 2014 la encontraron y dejé mi trabajo como sumiller en Londres y crucé España entera hasta llegar a Málaga", recuerda Palma quien echó mano de un viñedo familiar en Moclinejo. "Como no tenía dinero no me quedó más remedio que vender la moto para invertirla en las tierras", apunta este emprendedor que con sólo 30 años se hizo con media hectárea de Retumba. "Mi abuela me contó que el viñedo se llamaba así por el eco que había entre sus montes. Me pareció un nombre tan bonito y sonoro que decidí mantenerlo para el vino", relata Palma quien paralelamente se inscribió en el mejor curso de sumiller que había entonces. "Para realizar el vino necesitaba la ayuda de uno de los mejores enólogos de vino dulce de España, así que fui en búsqueda de Paco Medina que estuvo vinculado a Málaga Virgen. Él confío en mi proyecto", señala agradecido. "Es un vino de corte moderno, ligero y fresco que nada tiene que ver con los tradicionales. Yo lo que quiero es cambiar el chip a la gente. Que no piensen en el dulce como un vino pesado para postre. Éste es otra historia que marida con cualquier tipo de plato", asegura. "He llegado a ganar una apuesta en Madrid maridándolo con callos", recuerda orgulloso. "Es un vino muy versátil. Tiene azúcar pero mucha acidez lo que permite que refresque y lo levante. Tiene chispa, los expertos lo entienden y lo están valorando mucho tanto en nariz como en boca", agrega.

Desde entonces, está tratando de abrirse hueco en el mercado, y ha conseguido colocarlo en diferentes establecimientos de restauración y puntos de venta en Madrid, Barcelona, Valencia y Málaga y ha conseguido que se interesen por él en Londres. "Mi ilusión es situar en lo más alto el vino dulce de Málaga, cuyo origen se vislumbra hasta en la etiqueta. Si Picasso estuviera vivo, y tuviera que dibujar la Axarquia, seria exactamente lo que nosotros hemos diseñado", visualiza el propietario de Retumba quien ha introducido como peculiaridad el tapón de rosca. "Los vinos jóvenes se mantienen sí más tiempo fresco porque la idea es que no evolucione, que se conserve esa esencia de flores y frutas que lo caracteriza", indica. "Mi ilusión es volver a poner en la órbita internacional al vino dulce malagueño como hace siglos", insiste este joven quien reconoce que "le está costando mucho trabajo sacarlo adelante" aunque confía en que Retumba suba al podio de los mejores vinos dulces del mundo.

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