Voluntarios contra la torre de Babel
Una veintena de personas colaboran con el Clínico como traductores para que médicos y pacientes puedan entenderse
La globalización ha hecho que hasta las consultas se conviertan en una torre de Babel. Cada vez acuden más extranjeros a la sanidad pública y no es fácil para muchos médicos entender dónde le duele a un paciente o cuál es su historia clínica porque le hablan en inglés y, últimamente, también en ruso o chino.
Una veintena de voluntarios trabaja en el Hospital Clínico para que paciente y facultativo se entiendan. Su labor es completamente altruista y aunque se desarrolla desde que la apertura del hospital, se ha ido reforzando en los últimos años debido a que cada vez hay más inmigrantes y comunitarios.
La Asociación de Intérpretes Voluntarios para Enfermos del Hospital Clínico (AIVE) nació de forma espontánea. Había un médico del hospital que sabía idiomas y al que siempre llamaban cuando ingresaba un extranjero con el que no podían comunicarse. La esposa del facultativo, que no era española, terminó ayudando también a traducir y luego se trajo a una amiga. La iniciativa cobraba fuerza.
Alicia Llopis, que ya lleva muchos años como traductora por amor al arte, también se incorporó a la asociación. Ella es francesa y su padre enfermó en España. Tuvieron que operarlo aquí, así que ella que sabía idiomas le traducía para que se comunicara con el médico. En la cama de al lado había un paciente inglés al que también tuvo que ayudar. "Vi que era una labor tan bonita que me vine a la asociación", apunta.
Los 22 voluntarios de AIVE -la mayoría mujeres jubiladas- se turnan para ir una vez por semana al hospital. Están de 9:30 a 16:00 y hay una lista para casos de urgencia. Hacen de traductores en una decena de idiomas. Tienen voluntarios que incluso saben chino y ruso. El primero va los lunes y el segundo, los jueves.
Pero les hace falta personas que hablen español y que sepan las lenguas de los países del Este. El problema con este grupo es que suelen ser refugiados económicos y necesitan trabajar, no siempre pueden perder tiempo en misiones altruistas. Pero Alicia lanza el mensaje de esta carencia por si se apunta algún voluntario.
Además de estos colaboradores, el hospital cuenta con el apoyo de otros 40 voluntarios de la Fundación Malagueña de Asistencia a Enfermos de Cáncer. Su labor es diferente a la de AIVE. "Les acompañamos mientras reciben la quimioterapia, le leemos, comentamos con ellos noticias, recetas o les escuchamos para que se desahoguen si no quieren hablan con su familia de la enfermedad", explica Lucía Vegas, la coordinadora de los voluntarios. También en este grupo el perfil es el de una mujer de unos 50 años, prejubilada o ama de casa. Los colaboradores de esta fundación no tienen que derribar torres de Babel como los de AIVE, pero su labor no es menos importante: "Nuestro objetivo es humanizar la medicina".
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