El acusado de matar a la directora del Museo de Nerja no recuerda cómo lo hizo
En su declaración ante el jurado popular sólo reconoce que la víctima, su pareja, llegó con un cuchillo y que él logró quitárselo
El acusado de asesinar a su pareja y directora del Museo de Historia de Nerja de 131 puñaladas y un botellazo en la cabeza no recuerda cómo se desarrollaron los hechos aquel fatídico día de agosto de 2014 más allá de que la mujer se le acercó con un cuchillo y consiguió arrebatárselo. El empresario cordobés se sentó ayer ante los miembros del jurado popular que han de juzgarlo y de forma previa a su declaración con lagunas de memoria pidió "perdón a la familia, compañeros, amigos y a la sociedad", mostrando su "rechazo a estos delitos".
La Fiscalía de Violencia contra la Mujer mantiene que el encausado, M. M., después de discutir dos veces con la víctima, se acercó por detrás de ella en el dormitorio y le golpeó la cabeza con una botella de vino, rompiéndola en pedazos y causándole una herida, "que cuanto menos la dejó aturdida". La cogió entonces del pelo, la arrastró hasta el baño y con la intención de acabar con su vida, se hizo con un cuchillo de la cocina y la apuñaló en 131 ocasiones en la bañera.
La versión compartida por el Ministerio Fiscal, la acusación particular -ejercida por el hermano de la víctima- y la acusación popular -Junta de Andalucía- difiere de la ofrecida ayer en vista oral por el acusado y su defensa. El empresario explicó que se trasladó desde Córdoba al domicilio de Torrox de la entonces directora del Museo de Historia de Nerja, Ana María Márquez, para pasar con ella el fin de semana, dado que mantenían una relación sentimental. Tras dos discusiones, el acusado insistió ayer en que la mujer "llega con el cuchillo, yo me levanto y forcejeo con ella y una vez que la reduzco, le quito el cuchillo". "Me defiendo evitándola y cuando logré quitárselo es cuando yo por desgracia actúo así, que no sé qué me pasó", puntualizó.
Desde ese momento en que, según su testimonio, logra quitarle el arma blanca no recuerda nada más de lo acontecido y así se lo manifestó al jurado popular. La fiscal le preguntó de dónde cogió la botella con la que le golpeó la cabeza, en qué momento la trasladó del dormitorio a la bañera... pero el acusado no expuso ningún detalle más de los hechos. En el momento en que dijo ayer que volvió a tomar consciencia fue cuando estaba el cárcel de Alhaurín de la Torre, después de que el juez decretara su ingreso en ella por la muerte de Ana María, y que fue un médico el que tuvo que explicarle el motivo por el que estaba en prisión.
La pérdida de memoria la justifican el acusado y su defensa en un alto consumo de cocaína que acompañó de una ingesta de alcohol. El día anterior a la muerte de la víctima, el acusado concretó que fueron a almorzar, que él "venía ilusionado" a verla. Pero que se la encontró con "una actitud seca" y "no entendía por qué". Tras esa primera discusión de la comida, "decidí comprar cocaína", concretó ayer el encausado. Y adquirió dos gramos -de lo que pueden resultar unas 29 rayas, según dijo- que para cuando ocurrieron los hechos al día siguiente ya había consumido por completo.
El acusado niega cualquier maltrato anterior como mantienen las acusaciones. La Fiscalía considera que desde un año antes el acusado tenía unas "reacciones violentas y exageradas" ante los desencuentros de la pareja y que al menos la agredió en dos ocasiones, en una tirándole del pelo y en otra, mordiéndole la nariz.
El Ministerio Público solicita para el acusado 28 años de cárcel por un delito de asesinato y otro de maltrato habitual, la misma petición que realiza la acusación particular. La acusación popular rebaja esta petición a 19 años, aunque el letrado ya avisó ayer de que modificará su solicitud aumentando la pena. En cuanto a la responsabilidad civil, asciende a 100.000 euros por el delito de asesinato y 20.000 euros por el de maltrato, según la petición del Ministerio Fiscal.
Su defensa, como consumidor habitual de cocaína que considera al acusado, por los tratamiento psicológicos y psiquiátricos que sigue y dado que considera que fue "una convivencia de año y medio de reproches entre ambos", consideró que no debe ser considerado un delito de asesinato sino que debe ser juzgado solo por homicidio.
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