El adiós a las capuchinas en Málaga

religión Sólo quedan siete monjas en el Monte Victoria

El único convento que quedaba cierra sus puertas por falta de vocaciones para sustituir a las hermanas

Seis hermanas capuchinas de Málaga ayer en el convento.
Raquel Garrido / Málaga

08 de junio 2011 - 01:00

Pena y desasosiego es lo que sienten las siete hermanas capuchinas cuando piensan que los días en el convento en pleno Monte Calvario en el que han pasado los últimos 21 años de su vida son ya contados. La falta de vocación y la avanzada edad de algunas de las monjas quedan en la comunidad de Málaga no les ha dejado opción y en este mes tendrán que echar el cierre definitivo a la que ha sido su casa durante tantos años. La hermana Francisca López, Paca como la conocen sus compañeros del convento, fue una de las primeras en llegar el 4 de marzo de 1990 cuando después de mucho esfuerzo lograron terminar el edificio que ahora tienen que abandonar. "Nos ayudó mucha gente y aunque nos vamos siempre los llevaremos en nuestro corazón", dijo ayer emocionada esta religiosa que a pesar de la tristeza de estos momentos se mostró muy agradecida por tantas muestras de apoyo recibidas desde que se hizo pública la decisión.

Sólo falta que llegue el decreto de supresión del Vaticano para que las siete mojas abandonen el convento e inicien una nueva etapa después de más de dos décadas en Málaga. Seis de ellas serán trasladadas a Granada, mientras que la hermana Paca ha optado por Madrid. La avanzada edad de la mayoría de las monjas capuchinas que quedaban y que cuatro de ellas estén enfermas "hacía ya imposible continuar aquí", aseguró. El mantenimiento del edificio, la atención a las hermanas más necesitadas y las tareas diarias se hacían ya demasiado cuesta arriba para las tres monjas capuchinas más jóvenes.

"No podíamos seguir empeñándonos en mantener algo que no se puede", señaló esta hermana que se dedica a diario de cuidar a la monja más veterana, una pamplonica a punto de cumplir 89 años a la que le han hecho creer que va de excursión a Granada para no llevarse el mal rato.

Las hermanas Capuchinas abandonan el convento de Monte Calvario dejando atrás un reguero de historia que data del 13 de agosto de 1698 cuando seis monjas obtuvieron licencia del obispo de Córdoba para su traslado a Málaga, donde se alojaron provisionalmente en el convento de Nuestra Señora de la Paz. Más tarde, en 1707, fueron trasladadas frente al convento de San Agustín y en 1933 con la quema de los conventos fueron exclaustradas cada una a uno diferente. Cuatro años más tarde fueron trasladadas al convento de la Victoria, y en 1959 al convento del seminario. Por último, en 1987, las propietarias de ese convento se lo solicitaron, por lo que las hermanas capuchinas tuvieron que pedir ayuda al obispo don Ramón Buxarráis que les cedió el terreno en el que han estado hasta hoy. Ayer el obispo, Jesús Catalá, ofició una misa de despedida en este convento que ahora pasará a manos del Obispado.

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