El alcalde resta importancia a que La Aduana se usara como caseta

Un asunto sin excesiva importancia. Así tildó ayer el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, la fiesta que Sacyr, la constructora encargada de las obras de rehabilitación del Palacio de la Aduana organizara el pasado jueves por la noche para sus empleados. El regidor trató de restarle gravedad a la polémica generada alegando que se trató de un hecho puntual, aunque manifestó su descontento por haberse realizado sin el consentimiento ni supervisión de ningún órgano. "Puede ocurrir que otras veces en obras y en edificios privados, en este caso es un edificio público pero las obras son de una empresa privada, pues se hayan aprovechado por la empresa para que sus trabajadores monten allí un encuentro un día, un rato, el tema no tiene gran importancia pero es evidente que no nos agrada que tenga lugar una actividad que pueda tener connotación ferial sin que nadie lo sepa", lamentó el alcalde, al tiempo que recordó que cualquier acto de esta índole debería cumplir con las normas establecidas: "No tiene excesiva importancia, pero debieran de querer hacerse y estudiar si es viable y desde el punto de vista de los permisos, que lógicamente en una ciudad y en una sociedad civilizada debe tener este tipo de cuestiones", apuntó el primer edil.

En un intento de apaciguar la polémica suscitada, De la Torre confió en el buen hacer de la empresa a la que el Ministerio de Cultura adjudicó los trabajos, que previsiblemente tuvo en cuenta las condiciones en la que se encuentra el inmueble. "También hay un componente de seguridad, suponemos que una empresa grande como la que está haciendo esas obras sabe esto y no se va a hacer en términos de inseguridad", añadió el regidor.

Pero cabe la posibilidad de que el Palacio de la Aduana, que en la actualidad se encuentra en fase de remodelación, haya acogido otros eventos parecidos a la fiesta de Sacyr. El edil insinuó también que es probable que este comportamiento se haya repetido en otras ocasiones, manifestando, en cualquier caso, su deseo de que el edificio pronto pueda albergar la actividad que se le adjudicó, el Museo de Bellas Artes y Arqueológico de Málaga: "Al parecer no es el primer año, parece que otros años también ha pasado y no nos habíamos enterado. Ya procuraremos a ver si han habido otros años o no, cómo ha sido por curiosidad simplemente. Para el año que viene yo espero que esté la obra terminada, en todo caso cuando sea un museo tendrá la actividad ferial museística, que es lo que nos importa", aseguró el alcalde de la capital.

De esta manera, De la Torre quiso zanjar el tema que desde el jueves viene resonando, día en el que el Palacio de la Aduana se convirtió en una improvisada caseta para la citada fiesta; pero otros representantes políticos no creen que sea un asunto que deba caer en el olvido. "No me parece de recibo que el alcalde le reste importancia a este tema y espero que sea él el que requiera una investigación y él mismo que recrimine la actuación", aportó María Gámez, portavoz socialista del Ayuntamiento, recordando que se trata de una obra señera para la que se han invertido fondos públicos y que ha sido vedada a los malagueños durante los trabajos de rehabilitación. Por su parte, el concejal de Izquierda Unida, Pedro Moreno Brenes, manifestó su sorpresa al conocer los hechos y aseguró que el cambio de gobierno influye en la manera de ejercer del regidor: "No es el mejor lugar para realizar fiestas privadas porque es un espacio público, si la empresa quería tener un día de asueto con sus trabajadores podía haber buscado otro sitio. El alcalde le resta importancia al asunto porque ha pasado ahora, si llega a suceder el año pasado no le quitaría gravedad", sentenció el edil de IU en el Consistorio.

Desde la Subdelegación del Gobierno, órgano responsable del edificio al ser inmueble de propiedad estatal hasta que se acometan las obras y pase a ser titular la Junta de Andalucía, se admitió el viernes el desconocimiento sobre lo sucedido, aunque el subdelegado, Jorge Hernández Mollar, ya había iniciado una serie de contactos para tratar de esclarecer lo ocurrido, al mostrar su sorpresa con los hechos tras conocer el mismo jueves la noticia. Se procedió entonces a trasladar el asunto a la Gerencia de Infraestructuras del Ministerio de Cultura, que, según fuentes institucionales, requirió una explicación sobre lo sucedido a la empresa concesionaria de las obras.