Nunca encontrar un piso en alquiler a buen precio había sido tan complicado en Málaga capital. Y, de un tiempo a esta parte y a tenor de algunas ofertas, tan sorprendente. Uno de los últimos casos es el publicado en el portal inmobiliario Idealista, plataforma en que se encuentra la oferta de un estudio abuhardillado de 42 metros cuadrados construidos (35 útiles) en que apenas se cabe de pie en distintas zonas por 650 euros al mes. La ganga en cuestión se sitúa en pleno Centro Histórico. 

La oferta, asimismo, glosa algunas características del inmueble, ubicado en una cuarta planta interior sin ascensor, que cuenta con cocina equipada, un baño, aire acondicionado, orientación sur y está amueblado. Aunque, a ojos vista, uno de los aspectos que más destaca, además de sus reducidas dimensiones, son las columnas que sustentan la construcción, presentes en la mayoría de las estancias.  

Interior de la buhardilla en alquiler.

Asimismo, en el anuncio también se estipulan una serie de requisitos a los que han de atenerse los interesados, como tener "garantías de pago y laborales demostrables"; y recomendaciones del arrendador, como que debe ser habitado por "máximo dos personas". Tampoco se permite un estancia superior a once meses ni tener mascotas. Por otro lado van las condiciones: para entrar a vivir es preciso abonar una fianza de un mes. La comunidad y el agua van incluidas en la cuota. 

El edificio, por su parte, según se indica en el anuncio, data del año 1900, por lo que al menos se trata de un inmueble con solera.  

El alquiler medio se sitúa por encima de los 1.200 euros en la provincia de Málaga

Y es que el precio de los alquileres en la provincia no ha hecho más que aumentar en los últimos tiempos.  La cuota media, cifrada en 1.233 euros, ya supera el importe del salario mínimo interprofesional, fijado en 1.080, según el informe II Solvia Market View 2023, que describe cómo era la situación de la vivienda en el primer semestre del año en toda España.

El informe, asimismo, señala a modo de preámbulo que el mercado inmobiliario está experimentando un contexto económico “dominado por una inflación subyacente elevada, que sigue restando poder adquisitivo a los potenciales compradores de vivienda, y de forma simultánea encarece los costes de construcción para los promotores”. Pero que, con todo, presenta “una enorme resiliencia”.