"Le digo a mis alumnos que se vayan y no vuelvan. España no les ofrece nada"
francisco cánovas ramos científico
Experto en biología celular y genómica, señala la desafección institucional hacia la ciencia y critica que el discurso de la excelencia se haya quedado en los carteles, sin bajar a la realidad
Francisco Cánovas (Málaga, 1957) aprendió a amar el saber cuando era un niño y su padre le leía libros por la noche. Aquel jornalero, después empleado de la planta de Coca Cola, le transmitió también un profundo respeto por el esfuerzo como principio del éxito. Guiado por esa bandera ha construido una carrera científica que le ha permitido vivir en primera persona la gran revolución científica de las últimas dos décadas: la eclosión de la biología molecular y la genómica. Igual que ahora hacen sus alumnos, él también se fue al extranjero para formarse como investigador. Primero a la Universidad París XI y después a la Universidad de California. La diferencia reside en que él volvió para participar de la ebullición de un país que pretendía salir de los tiempos de sombra, mientras que ahora insta a sus alumnos más brillante a irse y no volver. Lamenta que España no tenga nada que ofrecerles.
-¿Por qué investiga en árboles?
-Empecé con el tomate, pero al volver de mis estancias en el extranjero decidí trabajar en árboles porque era un campo menos competitivo. Venía de Estados Unidos, conocía el panorama y me di cuenta que la Universidad de Málaga tenía poca infraestructura, yo era joven y debía pensar en una línea que me permitiera obtener fondos de investigación. Nosotros fuimos pioneros en biología molecular en árboles y en caracterizar genes de coníferas. El primer trabajo lo publicamos en 1993.
-Porque luego suma la genómica a su primera línea sobre el metabolismo del nitrógeno en plantas.
-La genómica aparece por la convergencia de la biología molecular y la informática. En los 90 empezó el proyecto Genoma Humano que también incluía la secuenciación de otros organismos y en Europa se plantearon proyectos de genómica en árboles que fueron los primeros en los que participé.
-Vuelve a España casi en 1990. Desde entonces, ¿en cuántos proyectos ha participado?
-¿En total, total? Creo que unos 30.
-¿Cuánto dinero ha captado para investigar?
-Si incluimos proyectos e infraestructuras conseguidas para la Universidad, no sé, pero más de 10 millones seguro.
-¿Qué infraestructuras tiene la Universidad de Málaga gracias a su actividad científica?
-Mucha. De genómica gran parte de la que existe.
-¿Se refiere al edificio que tiene la Universidad de Málaga en el PTA?
-Ese edificio tiene una triste historia. Surgió a iniciativa de dos profesores de este departamento, entre ellos yo, y otro de la Escuela de Ingeniería. Hicimos una propuesta para un Centro de Genómica y Biocomputación y conseguidos primero fondos para el edificio y después para la infraestructura científica. Durante la construcción había un cartel que lo identificaba como Centro de Genómica y Biocomputación, pero cuando ya estaba construido se cambió el nombre y ahora se llama Bioinnovación, que yo no sé qué es. Trabajé para ese proyecto porque me parecía interesante, pero cuando se convirtió en Bioinnovación empecé a alejarme. Después, dentro del proyecto para secuenciar el genoma del pino, pedimos otra ayuda para un secuenciador de altas prestaciones y nos concedieron un millón de euros. Cuando terminamos el trabajo esa infraestructura pasó a la universidad, incluyendo a la técnico que maneja el equipo, que era una doctora de nuestro grupo.
-¿Cuánto de lo que hoy sabemos era impensable cuando empezó su carrera?
-Todo, absolutamente todo. Cuando hacía la tesis trabajábamos con proteínas. La biología molecular empezó a surgir cuando estaba en mi primera posdoctoral en París y a punto de regresar a España para presentarme a una oposición. Le pregunté a mi jefe si podría volver con él para trabajar en biología molecular y recuerdo perfectamente que me dijo que no, que para eso tenía que irme a la Rockefeller University o a la Universidad de California. En 1988 me fui a California y volví prácticamente en los 90. Desde entonces todo han sido sorpresas. La idea era aislar un gen que codificara una proteína. Después la idea ya no era un gen, sino todo el genoma.
-Que fue lo que hizo al secuenciar el transcriptoma del pino.
-Fíjate, el primer trabajo lo publicamos en el año 93 y el del transcriptoma 20 años después. En esos 20 años hemos pasado de describir un gen a describir más de 30.000 y además lo ha hecho la Universidad de Málaga, aunque en este proyecto colaboraron 11 instituciones europeas.
-Bajo su coordinación.
-Sí.
-¿Por qué volvió desde una universidad que estaba en la cresta de la ola en su campo científico?
-Porque prefería trabajar para mi país. También tenía la ventaja de que había sacado una oposición y podía montar mi grupo de investigación y hacer biología molecular aquí.
-¿Se ha arrepentido?
-Algunas veces.
-¿Por ejemplo?
-Cuando ves que la institución en la que trabajas tiene poco interés en proyectos nuevos o que tu país entra en una etapa de desafección total hacia la investigación. También tengo que decir que cuando considero toda mi etapa en su conjunto no cambiaría nada. Sé que si me hubiera quedado en Estados Unidos mi recorrido científico hubiera sido muy diferente, pero aquí hay una serie de cosas muy importantes que he hecho como enseñar a gente joven, algo que solo puede hacer una universidad.
-Además regresó en una etapa emergente
-Era un buen momento, el país se movía, había iniciativas, yo era muy joven y tenía poco curriculum, pero pedí un proyecto de investigación y me lo dieron.
-Ahora sin embargo...
-Es muy decepcionante. Si me coge esta etapa de joven me voy a Estados Unidos o a dónde sea y no vuelvo en mi vida.
-¿Qué les dice a sus alumnos?
-Que se vayan y no vuelvan. Este país, por el momento, no está en condiciones de ofrecer nada a la gente joven.
-¿A cuántos doctores ha dirigido la tesis?
-16 y dos más que están en marcha.
-¿Qué ha sido de ellos?
-Algunos son profesores, alguno está acreditado a catedrático... Los primeros están todos estabilizados.
-¿Y los últimos?
-En formación posdoctoral. La última en Stanford y la anterior en Columbia.
-¡Qué nivel!
-Llevamos ya muchos años... Terminan aquí y nos los quitan de las manos porque tienen un currículum muy bueno. Nuestro programa de formación es muy competitivo y está reconocido internacionalmente.
-¿Qué le puede ofrecer a esa doctora que está en Stanford?
-Nada. Se ha ido a la que es junto a Harvard la mejor universidad del mundo. Cuando se fue le dije: "No vuelvas. Ven solo de vacaciones y a visitarnos, pero ya está".
-Eso es duro y triste.
-Sí, pero ahora mismo en España la universidad no tiene nada para una persona valiosa y brillante. Tiene más salidas gente menos brillante que se queda en los departamentos y que sigue ahí con su profesor a ver si lo puede introducir de alguna manera... Aunque eso también pasaba en mis tiempos.
-¿Trae más cuenta quedarse aquí un poco dorando la píldora a unos y otros?
-A algunos les funciona, aunque te puedo decir, y es de dominio público, que en mi grupo todo el que ha hecho la tesis tiene que irse fuera si quiere ser investigador.
-¿Son útiles los rankings?
-Esenciales. Si no las evalúas las universidades, ¿cómo distingues las que son buenas de las que no? El de Shanghai es uno de los más reconocidos, aunque claro si te vas al que hace la CRUE pues...
-La Fundación Conocimiento y Desarrollo que preside la banquera Ana Botín acaba de publicar un ranking que coloca a la Universidad de Málaga en la cola.
-Una clasificación que sale justo antes de que empiece el periodo de matrícula y que beneficia a las universidades privadas no me da mucha confianza.
-Las universidades catalanas salen arriba.
-Es que tienen que salir. También están en el ranking de Shanghai. No entre las 100 primeras, porque en 2015 no sale ahí ninguna española. La Universidad de Barcelona aparece en entre las 200 mejores y entre las 500 primeras hay otras tres. La Universidad de Málaga hace muchos años llegó a estar entre las 500 mejores del mundo.
-Pero ya no, ¿qué ha pasado?
-Que somos invisibles. La razón fundamental es que no hemos avanzado y otros sí. También estábamos entre las 13 primeras de España y ahora hay tampoco.
-¿Por qué?
-No se ha fomentado suficientemente la investigación.
-¿Quién es responsable?
-Toda la universidad.
-O sea, es un fracaso colectivo.
-Creo que sí. Ahora bien, ¿quién tiene más culpa? Pues creo que el equipo de gobierno deberá estar haciéndose esta misma pregunta. Si yo fuese el rector me preguntaría por qué estábamos entre las 500 primeras universidades y ahora no. Es un motivo de reflexión. Que es culpa de todos, vale, pero alguien tendrá que tomar medidas.
-Usted conoce la Universidad de California que tiene 10 campus. En España sin embargo, se ha optado por una universidad en cada provincia. ¿Qué le parece el modelo?
-Bajo mi punto de vista parece que se quiere hacer algo como en California. Las universidades andaluzas se reúnen y se suponen que actúan de manera coordinada, aunque la realidad es que no es así. Por ejemplo, en la Universidad de California la adquisición de reactivos se hace de forma conjunta.
-Pues eso parece fácil.
-Se ha hecho algo en bibliotecas pero poco más, a pesar de que en investigación durante un tiempo los andaluces fuimos pioneros al organizar a los investigadores en grupos y catalogarlos. Es una pena que esto haya caído y, por ejemplo, no exista un programa bien establecido para recuperar talento como hay en Cataluña. Una universidad andaluza sacó un programa que le llamaron de captación de talento y había que haber hecho la tesis en esa universidad para que te pudieran captar como talento. ¡Hombre, no! ¡Esto no puede ser! Si quieres captar talento, tienes que saber que el talento es universal. Las universidades de prestigio cuando buscan cubrir una plaza buscan al mejor, no que haya nacido allí. Ninguna universidad debería contratar a alguien que no haya estado al menos tres años formándose en una institución distinta. Es lo que nosotros hacemos en el laboratorio, pero la gente que se queda aquí y quiere hacer carrera aquí, trepando con unos y hablando con otros, no, eso es un error para el avance de una universidad.
-¿Está muy enfadado con el rumbo que han tomado el plan nacional de I+D y los proyectos de excelencia de la Junta?
-Estoy enfadado con la poca consideración que se tiene hacia la investigación. Por lo menos el plan nacional convoca ayudas, pero la Junta lleva sin hacerlo desde 2012. Es una muestra clara de desafección del Gobierno andaluz por la ciencia. En eso soy bastante claro. Creo que hay desafección absoluta y además me parece que el nivel económico de nuestra región exige que haya desarrollo científico, si no, no vamos a salir nunca de este hoyo. Ahora acaba de salir el plan andaluz de investigación (Paidi) y ni siquiera incluye un programa de captación de talento.
-Bueno, el discurso oficial habla mucho de excelencia.
-El discurso está plagado de la palabra excelencia y el plan andaluz de investigación se habla mucho de excelencia y de innovación pero yo lo he analizado y no veo ninguna medida innovadora. Crearon la historia de los campus de excelencia, que podía haber sido interesante, pero desde el punto y hora en que todas las universidades están implicadas en campus de excelencia y que la financiación para los campus de excelencia es inexistente, tú me dirás. Por poner carteles, un campus no va a ser de excelencia.
-Las universidades de Málaga y Sevilla promueven Andalucía Tech.
-Realmente te puedo decir que no tengo muy claro qué se hace. Conmigo contactaron para pedirme el currículum y poco más.
-Pues tienen una titulación en Bioquímica compartida con la Universidad de Sevilla.
-De eso mejor no hablar. Solo te puedo decir que hasta este año no he dado clase en esa titulación por principios y ahora lo he hecho porque eran los alumnos que tuvieron que ser rescatados. Es que prefiero no entrar en detalles porque lo que yo opine tampoco va a solucionar nada.
-Usted es de Málaga...
-Del Hospital Civil.
-Malaguita.
-Pura cepa.
-Igual que ha visto la eclosión de la biología celular y la genómica ha vivido la eclosión de Málaga.
-Ha pegado un cambio brutal gracias a los malagueños. De niño conocí aquella Costa del Sol y he visto cómo se ha convertido en una de las primeras zonas turísticas del mundo. Eso lo ha hecho la gente de aquí . Tiene muchísimo mérito porque habrán tenido ayudas públicas, no digo que no, pero ellos son los que han levantado la Costa. Por eso cuando vi que querían cerrar la escuela de hostelería de La Cónsula me pareció... No es solo la desafección por la investigación, es por la formación en cualquier nivel. Es que hay cosas que no puedo entender. ¿Cómo es posible que una escuela que ha dado tanto tenga esa desafección por parte de sus responsables? Esto hay que cuidarlo. Por eso creo que lo que tenemos se lo debemos a la gente.
También te puede interesar