Málaga

El ángel de la guarda

  • Hay casi 100.000 familias en paro y sin recibir prestación que sobreviven gracias a las ayudas de varias asociaciones Les buscan empleo, los forman y le dan dinero para comida, ropa, luz o alquiler

La alerta roja se disparó hace ya bastante tiempo y miles de malagueños están sobreviviendo sin tener prácticamente nada, apelando a familiares y a la ayuda humanitaria que puedan dar las ONG o las Administraciones. Cada día es una aventura y un reto. Buscar comida y algún dinero para pagar el alquiler o la hipoteca es el objetivo de las casi 100.000 familias que, según la Encuesta de Población Activa, ya no reciben ningún tipo de prestación económica en la provincia.

Afortunadamente, incluso en crisis tan agudas como la actual, siempre hay personas solidarias que trabajan para echar una mano a los demás y que dan ese pequeño halo de esperanza a aquellos ciudadanos que lo han perdido todo y que no ven salida alguna. Comida, ayudas económicas para pagar la luz o el agua, y asesoramiento para intentar encontrar un empleo acaparan la mayor parte de la atención, así como el apoyo psicológico, tan importante o más que el propio alimento para no perder la dignidad humana.

Este diario se ha puesto en contacto con varias de las asociaciones y colectivos que se están volcando con los más desfavorecidos para conocer qué hacen y qué se están encontrando. Una de ellas es Arrabal AID, una organización sin ánimo de lucro que está especializada en orientación e inserción laboral. Sus técnicos explican que están muy preocupados por el alto índice de desempleo juvenil y este año han puesto en marcha dos iniciativas. La primera se llama Conect@amos y, con el apoyo de la obra social de La Caixa -una de las entidades que más colabora con las ONG-, van a intentar mejorar la formación de los jóvenes en el barrio de la Trinidad, donde hay una alta tasa de paro y de fracaso escolar. Les van a enseñar competencias básicas para encontrar un empleo como habilidades sociales, uso de nuevas tecnologías o inglés y habrá un periodo de prácticas en empresas. El segundo programa es Actívate 2.0 y, junto al Ayuntamiento de Málaga, hacen talleres temáticos sobre empleo, formación o vivienda para jóvenes de 16 a 35 años.

Por otra parte, desde Arrabal subrayan que dan apoyo económico a personas sin hogar para homologar títulos académicos o revisar sus pasaportes, así como le facilitan estancias temporales en pisos. También disponen, entre otros programas, de un servicio de acompañamiento laboral a personas que están en tercer grado penitenciario para que se integren en la sociedad.

Otra de las asociaciones más conocidas es Incide, conocida antes como Liga Malagueña. Su gerente es Albertina González y explica que "hay muchas personas que necesitan las ayudas que podamos darles porque no tienen ni para comer de forma correcta". En este organismo trabajan 450 personas y atienden a colectivos que tienen difícil integrarse en la sociedad en barriadas como La Palmilla, Cruz Verde o Los Asperones. Gestionan el programa Caixa Proinfancia y ayudan a familias con severas dificultades en la compra de ropa o alimentos, así como apoyo escolar a los menores. También dan servicio de asesoramiento y búsqueda activa de empleo. "Nuestros orientadores hacen más de psicólogos y dan apoyo moral porque el trabajo ahora es prácticamente nulo", dice.

El perfil del malagueño que no tiene ni empleo ni derecho a cobrar el paro no es único. Sin embargo, sí hay un patrón bastante habitual. González señala que por su asociación pasan muchas mujeres y jóvenes con escasa formación. Ellas se dedicaban a la venta ambulante "pero no pudieron seguir por la competencia feroz de las grandes superficies". Ellos "suelen ser personas que se fueron a la construcción, ganaron un dinero fácil y rápido, alcanzaron un poder adquisitivo elevado, compraron coches de alta gama y ahora están en una pésima situación sin futuro ni nada".

La gerente de Incide remarca que hay dos clases de perjudicados por la crisis: las familias trabajadoras que, de pronto, se han quedado sin recursos, y aquellas que nunca han tenido nada y cuya precariedad ahora se acentúa.

En Prodiversa, Progreso y Diversidad, han tenido que retomar los servicios de orientación laboral ante la avalancha de peticiones. "Hace cuatro años había más trabajo y a la gente se la orientaba bien. Ahora se hace bien todo el proceso pero al final ves que no hay ninguna oferta", aseguran desde este colectivo, en el que denuncian que también se están detectando estafas en algunas supuestas ofertas de trabajo. "La diferencia esencial de hace cuatro años a ahora es que las necesidades básicas no están cubiertas, por lo que tenemos que actuar no solo desde una perspectiva laboral sino socio-laboral, integral y transversal. Garantizar la alimentación, el acceso a las medicinas y la vivienda son las líneas esenciales en las que se trabaja a la vez que se ayuda en la orientación laboral", añaden.

En esta asociación aseguran que el 60% de sus usuarios son personas que han tenido que liquidar todos sus ahorros y vender sus casas para volver a vivir con sus padres o abuelos, "lo que implica un empobrecimiento en unos porcentajes inauditos". Tienen a cuatro personas dando asesoramiento laboral y, pese a la crisis, también han visto su esfuerzo recompensado en alguna que otra ocasión. Indican, por ejemplo, que una chica de la Palma Palmilla llamada Susana ha conseguido un puesto de conserje; que Maribel, una víctima de violencia de género, ha encontrado trabajo como cuidadora en un hospital tras completar su formación aunque está sin contrato; o que una mujer nigeriana con tres niños que se ha pasado por Prodiversa ha entrado en un ciclo de formación incentivada de catering.

Otros organismos clásicos que están ayudando a esas miles de familias malagueñas e inmigrantes en estos duros momentos son Cáritas o Cruz Roja. Esta última, por ejemplo, atendió el año pasado en la provincia a casi 20.000 personas dentro de su programa contra la pobreza y la exclusión social. Según señalan desde este colectivo, en 2012 dieron prestaciones económicas (pago de suministros, ayudas de primera necesidad, ayudas educativas, de transporte o de carácter sanitario) a 1.800 personas, y distribuyeron alimentos a 14.000 malagueños, ropa a 2.200, productos de higiene a 1.900, o material didáctico a 2.500. En Cruz Roja señalan que en España atendieron a 2,4 millones de personas y que el 33% carecía de ingresos y el 70% estaba en paro.

Tras cinco años de crisis hay miles de malagueños que no pueden más. Que se agarran a la vida por ellos o por sus hijos y que están llamando a todas las puertas que pueden, pese a la vergüenza que les pueda producir verse en esa situación. Por suerte, siempre hay un ángel de la guarda muy terrenal al que agarrarse. Personas solidarias en un mundo de locos.

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