El estado del ánimo
El Quinqué
Se podrá estar de acuerdo, o no, con las peculiares, y a veces grotescas, formas de protesta del colectivo que lidera el diputado de IU Juan Manuel Sánchez Gordillo, pero lo que es innegable es que despiertan la simpatía de buena parte de la población, como la pasada semana quedó demostrado en Málaga
STAND Up Talos Güevos! es el título de uno de los últimos exitosos montajes de la compañía malagueña Teatroz, que de la mano de Juanmalara y Álvaro Carrero, viene sirviendo de terapia colectiva a espectadores de distintos puntos de España que, mediante sonoras carcajadas, hacen frente a una estupenda caricatura de la dramática situación que viven la gran mayoría de los ciudadanos a consecuencia de la crisis. Pero también el título de este espectáculo, que la crítica ha calificado como "una vuelta de tuerca al mundo del monologuismo", sirve para definir a la perfección el estado de ánimo colectivo de la mayoría de los españoles y, por su puesto, de los malagueños. Un sentimiento que quedó patente en las calles de la capital cuando el pasado martes día 4 irrumpió por Fuente Olletas la marcha del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) que ha desfilado por buena parte del territorio de la comunidad autónoma bajo el lema Andalucía en pie.
Se podrá estar de acuerdo, o no, con las peculiares, y a veces grotescas, formas de protesta del colectivo que lidera el diputado de IU Juan Manuel Sánchez Gordillo, pero lo que es innegable es que despiertan la simpatía de una buena parte de la población, como esta pasada semana quedó demostrado en Málaga. La gente aplaudía desde la aceras el paso de la comitiva, por cierto, con una imagen bastante cutre, al tiempo que se elevaban voces desgarradas contra los recortes, el paro, los banqueros y los gobiernos. No se trataba de la acción de piquetes organizados sino de vecinos del barrio, gente de orden de toda la vida, que mostraban el nivel de hartazgo que la situación económica, social y política está causando en muchos corazones.
Y esta circunstancia es la que preocupa cada vez más en las sedes de los diferentes partidos políticos que ven como su electorado se aleja cada día más y parecen no saber qué hacer para poner remedio. Los dirigentes de los populares malagueños están presos de una especie de paralización generalizada en la que sólo hacen oír su voz, además de para culpar de todos los males a la Junta de Andalucía, para tachar al conjunto de la izquierda de deslealtad institucional y de lanzar de manera permanente mensajes apocalípticos. Alguien debería refrescar la memoria, por ejemplo a Francisco Oblaré, erigido como máximo portavoz del PP malagueño, para que recordase las políticas que ellos mismos hicieron durante los gobiernos de ZP. Mientras tanto, su jefe, Elías Bendodo, sigue sumido en sus reflexiones twiteras, la última referida a la fallida estrategia de comunicación de su partido, en la que señaló que "fallamos cuando explicamos qué hacemos pero no por qué lo hacemos. Los sacrificios deben ser explicados sin ningún rodeo".
En el PSOE de Málaga tenían un problema similar, aunque en este caso condicionado por la falta de acierto, o indefinición, en la labor de oposición que desempeña Alfredo Pérez Rubalcaba. Pero los estrategas de Los Arcos no se muestran dispuestos a verlas venir y están poniendo en marcha una movilización interna sin precedentes. La abultada agenda de la pasada semana sirve de botón de muestra. Utilizan para ello el mismo camino que tan buenos resultados les deparó en la campaña de los últimos comicios autonómicos. El puerta a puerta y la implicación de los diferentes colectivos sociales y profesionales. Las huestes de Heredia están dispuestas para intentar dibujar una alternativa e incluso a abrir sus brazos a los que, con toda la razón del mundo, criticaron una forma de hacer política que estaba llamada al desastre. Ahora hay que ver si sus chicos sobradamente preparados son capaces.
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