El arquitecto Damián Quero dibuja la "sombra" que dejaría la torre del puerto sobre el paisaje de Málaga: más alta que Gibralfaro

"Es alucinante que un proyecto de esa envergadura esté guardado en un cajón", dice el experto

La torre del puerto de Málaga, 'varada': los plazos de la promotora no se cumplen

Vista del impacto visual que tendría la torre del puerto sobre Málaga.
Vista del impacto visual que tendría la torre del puerto sobre Málaga. / Instituto de Estudios Urbanos y Sociales de Málaga

"Es alucinante que un proyecto de esa envergadura para la ciudad esté ahí, guardado en un cajón. Diciéndose que está hecho, pero que no se enseña: es un juego de niños", dice Damián Quero, arquitecto, urbanista y miembro del Instituto de Estudios Urbanos y Sociales (IEUS) de Málaga. Se refiere a la torre del puerto, el proyecto que ha firmado el premio Pritzker –una suerte de Nobel de la arquitectura– David Chipperfield y que lleva, aseguran desde la Autoridad Portuaria, presentado y analizándose desde principios del pasado mes de marzo. Mientras, lo último que se conoce de él son sus "líneas maestras", presentadas meses antes y que no dejaban especialmente claro cómo sería finalmente la torre que proyecta el británico. Por eso, Quero y el IEUS han hecho el ejercicio de dibujar su "sombra traslúcida", para demostrar su incidencia en el paisaje y cómo podría alterar su percepción para el malagueño.

Es una "sombra traslúcida", dice Quero, porque "no se sabe el color, ni si las ventanas serán mas grandes o más pequeñas", tampoco quería hacer una posible maqueta porque sería falsear el trabajo de un compañero que no será de esa manera, "por respeto a él [por Chipperfield]". Lo que sí se conoce es su altura final y su volumen. Y que será más alto que el monte Gibralfaro.

Para tomar las imágenes usaron fotgrafías de un dron, que pudieron sobrevolar desde el Centro de Arte Contemporáneo (CAC) y que superpusieron con herramientas de edición digital, para poder tener una vista más amplia. Sobre estas tomaron como referencia el último edificio de La Malagueta, obra de Antonio Lamela. "La torre del puerto es 2,8 veces el edificio, así hemos podido reproducirla", dice Quero.

Vista de la somba de la torre del puerto respecto a la ciudad.
Vista de la somba de la torre del puerto respecto a la ciudad. / Instituto de Estudios Urbanos y Sociales de Málaga

La voluntad era poner "más concreción a la discusión" de si un edificio de esa envergadura afecta al paisaje y cómo lo hace. Justamente uno de los puntos centrales en torno al proyecto de levantar un rascacielos de 144 metros en el dique de Levante. La promotora, junto al propio Puerto es Andalusian Hospitality, empresa que resultó adjudicataria del proyecto y que está participada por el fondo de inversión relacionado con la familia real catarí Al Alfia.

"La discusión que se ha hecho hasta ahora de si afecta al patrimonio histórico y urbano, es muy burocrática", dice el arquitecto, señalando que los informes del Ministerio de Cultura que rechazan la afección al paisaje se basan en entender que "el monumento se protege no tocando el mismo y un perímetros", que es de unos metros. "No tiene nada que ver con un análisis del paisaje de la ciudad y cómo inciden las cosas en el paisaje final de la ciudad", dice el arquitecto.

Él propone una opción que implica que la afección al paisaje no puede superar un tercio de la altura de la orografía del paisaje natural que está al fondo. Ha trabajado con la misma en Planes Generales de Ordenamiento Urbano en Mallorca o Canaria, afirma. Porque de superarlo "lo ahce quedar como tonto, como un belén, rompe la escala", dice, a la vez que añade que Gibralfaro es "un monte que hay que mirar para arriba, pero si es más pequeño que un hotel... la hemos fastidiado". "Es una barbaridad que la torre sea unos metros mayor que Gibralfaro, es poner en ridículo a la naturaleza por un promotor hotelero".

Quero hace referencia, también a distintos argumentos que se han usado para defender la torre, "diciendo que está a mucha distancia de la ciudad, incluso el alcalde lo ha dicho", afirma, "pero el ojo lo ve, y la conciencia también. Uno tiene grabadas las dimensiones relativas de las cosas de su ciudad", señala. "También podían haber hecho un ejercicio en el que dijeran que los malagueños la mayor parte del tiempo no la ven, porque estarán en el trabajo o en su casa, entonces, el porcentaje de momentos en que la vean será muy bajito y no va a impactar mucho. Son unos razonamientos de vergüenza", concluye.

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