Centenares de turismos, autobuses y hasta camiones de autoescuelas han colapsado este martes varias de las calles de Málaga capital en una larga caravana que ha partido a las 11:00 desde el recinto ferial, enfrente de la sede provincial de la Dirección General de Tráfico, para exigir que haya más examinadores ya que, según explican, cada vez hay más demanda de alumnos queriendo sacarse el carné de conducir y menos funcionarios, por lo que el tapón va creciendo y en épocas como el verano se acrecienta el problema. 

"Estamos en una época en la que muchos alumnos se quieren examinar y la situación está aún peor que antes porque la Dirección General de Tráfico ha instalado un nuevo sistema, llamado Capa, que supone que hay que adaptarse a la capacidad que tienen ellos, en lugar de que Tráfico se adapte a las necesidades de la sociedad", explica Francisco Naranjo, presidente de la Asociación Provincial de Autoescuelas Malagueñas (Apam) y gerente de la autoescuela Ruta 7. 

Naranjo ha subrayado que en Málaga "hay una plantilla de unos 25 examinadores pero con las bajas temporales, las permanentes y las vacaciones tenemos ahora solo 8 ó 10 examinadores examinando, porque hay otros que se quedan haciendo gestiones administrativas porque también faltan administrativos".

Varios profesionales de autoescuelas en la protesta de este martes.

El presidente de esta patronal de autoescuelas asegura que en Málaga puede haber unos 30.000 alumnos sin examinar y que la bola de nieve es cada vez mayor porque "faltan examinadores desde hace ocho años". El problema, en cualquier caso, es nacional. El sector se manifestó hace una semana en Almería y hoy lo está haciendo en Málaga o en el Campo de Gibraltar.

"Esto viene coleando. Hace 10 años había 40 examinadores en Málaga, se están jubilando y no se cubren esos puestos, por lo que hay más demanda de exámenes y menos examinadores", insiste Naranjo, quien critica que los alumnos pagan una tasa de 92 euros para tener dos opciones de examinarse y no se le está prestando el servicio de forma eficiente.

Antonio Martín, presidente de la Asociación Provincial de Autoescuelas de Málaga (Apae), destacó que “hay 15.000 alumnos que ya tienen su examen teórico aprobado y que están esperando para poder hacer el práctico” y subrayó que se está generando un gran perjuicio no solo para las autoescuelas, que pierden posibilidades ante la dificultad para examinar a sus alumnos, sino a los propios estudiantes ya que muchos necesitan ese permiso para trabajar, especialmente en aquellos casos que quieren ser transportistas.

Las autoescuelas pueden morir de éxito: muchos clientes pero hay un embudo

Martín detalló que el sistema Capa da minutos de examen a cada autoescuela, que debe repartirse en función del tipo de vehículo. El objetivo es que los estudiantes vayan bien preparados al examen práctico para que puedan aprobar a la primera y evitar repeticiones, pero no es tan sencillo. Las autoescuelas pequeñas, según dijo el presidente de Apae, pueden hacer exámenes cada 18 días y presentan a una persona para un permiso de moto o dos de coche. “Se pueden presentar unos cuatro alumnos al mes y si eres el 16 en la lista tendrías que esperar unos cuatro meses siempre que no repitiera ninguno”, indicó.

La situación es llamativa porque, según reconoce Martín, las autoescuelas pueden morir de éxito. Tienen muchos clientes, principalmente ahora en verano, pero apenas pueden dar clases prácticas porque ningún alumno quiere estar cuatro meses esperando para el examen, máxime cuando las clases no son baratas. El presidente de Apae incluso afirma que habrá autoescuelas que tendrían que cerrar si no se incrementa el número de examinadores en Málaga.

El confinamiento provocado por el coronavirus tampoco ha ayudado, aunque la incidencia no ha sido tan grande porque se suspendió todo a la vez, es decir, las clases y los exámenes, por lo que hubo un parón general. En el caso de las clases ante el Covid-19, Naranjo ha señalado que las autoescuelas están cumpliendo todos los controles y protocolos exigidos por la DGT y ha afirmado que, no obstante, "los alumnos son prudentes y en cuanto se notan algo llaman para no dar la clase y evitar contagiar a los compañeros".