Málaga

Bancosol supera la labor asistencialista en Málaga

  • La organización trata de convertirse en una ayuda pasajera para sus usuarios 

  • El confinamiento provocó una subida de 12.600 beneficiaros en los meses de encierro

Trabajadores en la nave de Bancosol del Polígono Industrial Trévenez.

Trabajadores en la nave de Bancosol del Polígono Industrial Trévenez. / Javier Albiñana (Málaga)

Arantxa López, trabajadora social, recibe la visita de Javier Durán. Este es un venezolano que ha creado una comunidad para ayudar a sus compatriotas cuando llegan a España. Pablo Bonino chequea que las etiquetas pegadas en los palés cargados de paquetes arroz se correspondan con el inventario impreso que sujeta en su mano. Mientras, Laura Luque, María Fernández, Nuria Pastor y Carolina Moreno organizan los datos recogidos en las últimas entrevistas laborales con los usuarios. Son las 9:30 de la mañana en la nave del Polígono Industrial Trevenez de Bancosol y esta es parte de la actividad que se cuece. El banco de alimentos comenzó a producir a las siete de la mañana. El pasado año distribuyó 7.260.778 kilos de comida. Aunque desde hace tiempo su labor va más allá del asistencialismo. Bancosol ofrece recursos para mejorar la inclusión tanto laboral como social de sus usuarios. “Ofrecemos alimentos, porque es una ayuda indispensable, pero proporcionamos herramientas para que la situación no se cronifique”, indica Rafael Salcedo, presidente de Bancosol.

El Banco de Alimentos de la Costa del Sol (Bancosol) nació en 1998 con la labor de darle una salida al excedente del mercado mayorista Mercamalaga para hacer llegar un plato de comida al día a la población en riesgo de exclusión social. Más de 20 años después, cumple con su cometido original desde una perspectiva más ambiciosa. Alrededor del 30% del suministros que recibe proviene de planes oficiales gubernamentales, un 10% de las campañas puntuales de recogida y el 60% restante lo componen las donaciones de grandes entidades del sector alimenticio. Bancosol funciona como intermediario, recibiendo el alimento, de las 205 empresas donantes, y distribuyéndolo entre las 184 organizaciones con las que colabora.

Sede de Bancosol en el Polígono Industrial Trevenez Sede de Bancosol en el Polígono Industrial Trevenez

Sede de Bancosol en el Polígono Industrial Trevenez / Javier Albiñana (Málaga)

“Realizamos un seguimiento estricto del tratamiento de los comestibles que se hace en las organizaciones receptoras. Tenemos una gran responsabilidad con los alimentos porque nos debemos a nuestros donantes”, indica Arantxa López, trabajadora social de Bancosol. La supervisión va más allá, ya que se exige que las entidades colaboradoras realicen una “pedagogía de inserción al cambio” con sus usuarios. Así mismo, para poder conformarse como entidad que recibe este suministro debe estar constituida legalmente como asociación, deben concretar y acreditar la necesidades de los usuarios y proporcionar un almacén habilitado para la conservación de alimentos. Desde 2015 se realiza el seguimiento de las entidades sociales dadas de alta y se valora la inclusión de nuevas altas a través de la comisión de seguimiento, compuesta por un representante técnico miembro de la directiva de Bancosol, un técnico del Ayuntamiento y un directivo de alguna asociación colaboradora. “Las personas que tienen buena voluntad creen que todo vale, pero no es así, se necesita una rigurosidad. La formalización no es enemiga de la inclusión”, reitera la trabajadora social.

El perfil de los usuarios tras la pandemia ha cambiado. Ahora tenemos gran parte del público que se dedicaba al tercer sector y al cuidado doméstico desde la economía sumergida. Es la primera vez que necesitan recursos asistenciales”, explica Nuria Pastor, trabajadora social del área de inclusión laboral de la organización. Desde este departamento se encargan de prestar orientación laboral a los usuarios, ofreciendo recursos formativos y asesorando en la creación y difusión de los perfiles profesionales, entre otras iniciativas. “Hemos notado que la desmotivación se ha incrementado con la situación sanitaria, aunque estos nuevos públicos presentan una gran proactividad”, indica Carolina Moreno, graduada social. En el área han corroborado que existe una diferencia entre usuarios de la capital y personas de los municipios en cuanto a nivel de conocimientos sobre el acceso al mundo laboral, estando los últimos más desfavorecidos. “Los usuarios con la necesidad crónica de recibir ayuda alimentaria son los que se involucran en la formación y búsqueda de empleo en menor medida”, indica María Fernández, trabajadora social.

Desde 2014, la entidad dio un paso más en la lucha contra la pobreza. “Se incrementa nuestro aporte a la sociedad cuando tratamos de empoderar a los usuarios para que vayan dejando de necesitar nuestra ayuda. Trabajamos desde un modelo mixto: refuerzo alimentario e intervención social”, indica Salcedo. Tras esta decisión, crearon el departamento de inclusión laboral que atendió en 2021 a 1.165 beneficiarios, 210 más que el año anterior. También crecieron las participaciones de estos en acciones formativas, 405 en 2021 y 354 en 2020, y las inserciones laborales, 226 en 2021 y 107 en el año anterior.  

“Las campañas de alimentos han evolucionado en este tiempo, ahora tratamos de captar fondos que nos permitan adquirir comida fresca y ajustar el suministro a las necesidades del momento”, indica Salcedo. “Además, los fondos nos permite diseñar los paquetes de comida siguiendo las recomendaciones de los nutricionistas”, añade. Sin embargo, el aceite, la leche y la leche de continuación siguen siendo los alimentos más demandados. Esta puntualización la realiza Pablo Bonino, responsable de almacén desde hace 9 años. En este área se dedican al embalaje, inventario, distribución y organización de los alimentos. “El número de kilos que preparamos para cada usuario depende del coeficiente que se le haya asignado. Hay gran diferencia entre lo que ingiere un anciano de 80 años y lo que necesita un bebé”.

Recepción de donaciones de comida fresca en Bancosol Recepción de donaciones de comida fresca en Bancosol

Recepción de donaciones de comida fresca en Bancosol / Javier Albiñana (Málaga)

Una labor voluntaria

Lola, José María y Julián son algunos de los 80 voluntarios que colaboran mínimo una vez a la semana con Bancosol. “Llevo 14 años aquí, colaborando como figura de apoyo de los trabajadores sociales. Sigo pensando que lo que yo aporto a la asociación es insignificante comparado con lo que esta me aporta a mí”, indica Lola. José María es el voluntario más veterano de la plantilla. Tiene 75 años y explica que tras jubilarse necesitaba alguna actividad en la que dedicar su tiempo y que ahora se siente realizado. Julián acude a la planta de alimentos de martes a viernes desde las 8 de la mañana hasta la 12. “No sería posible nuestra labor sin ellos” indica Salcedo. Durante las campañas cuentan con la participación de más de 4.000 voluntarios en la ciudad.

Trabajadores y voluntarios de Bancosol distribuyendo la mercancía. Trabajadores y voluntarios de Bancosol distribuyendo la mercancía.

Trabajadores y voluntarios de Bancosol distribuyendo la mercancía. / Javier Albiñana (Málaga)

Así es un día en Bancosol, en el que su actividad permitirá que 53.419 malagueños reciban más de un plato de comida al día. Unos 23.000 pertenecen a la capital y los 29.000 restante a los municipios. No obstante, la labor altruista se hizo todavía más imprescindible en los meses de confinamiento, cuando la cifra de usuarios alcanzó los 58.000. Aunque ahora se haya visto reducida, la incidencia de la pandemia se sigue viendo reflejada, ya que la cifra en 2019 era de 45.400 usuarios.

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