Actuaban todos los días de la semana. Sin descanso. Tal ha sido la actividad delictiva de una banda desarticulada por la Guardia Civil que en la operación, en la que han sido arrestadas 16 personas de nacionalidad rumana por su implicación en más de 100 robos en las provincias de Málaga, Cádiz, Córdoba y Granada, se ha logrado recuperar más de 4 toneladas de efectos sustraídos. "Ha sido una operación espectacular". Con estas palabras resumía el subdelegado del Gobierno en Málaga, Hilario López Luna, la desarticulación de este grupo organizado con estructura "militar" en el que el que el jefe repartía los cometidos y las zonas de actuación.

El perímetro de acción de la banda superaba los límites de la provincia, aunque fundamentalmente operaba en el valle del Guadalhorce, sobre todo en Alhaurín de la Torre, Alhaurín el Grande y Cártama. En la operación, bautizada Madriles, se efectuaron entre el viernes y el domingo pasados tres registros en las localidades de Pizarra y Cártama y en Campanillas, tras una investigación compleja que se inició en el mes de marzo. En estas tres viviendas los agentes de la unidad de la Policía Jurídica de la compañía de Coín recuperaron un botín compuesto por más de 4 toneladas de objetos. "Arramplaban con todo lo que había en la vivienda y no dejaban ni la pasta de dientes", aseguró ayer el comandante jefe accidental de la Comandancia de la Guardia Civil de Málaga, Rafael Campos.

Entre los efectos intervenidos en la operación se encuentran varias armas (escopetas de caza, pistolas detonadoras y de aire comprimido, un fusil lanzacabos), oro, joyas, ordenadores, teléfonos móviles, ropa nueva y usada, material de deporte, comida y bebida de todo tipo y herramientas con las que accedían a las viviendas como patas de cabra y destornilladores. Un auténtico arsenal que ocupa un local entero del cuartel de la Guardia Civil de Coín, cuya compañía ha dirigido la operación. "Los productos los intentaban colocar en el mercado negro aquí y el resto los remitían a sus países de origen", dijo Campos. Tras pasar a disposición judicial el lunes, el juez decretó prisión provisional para parte de la banda y libertad con cargos para otros miembros.

Como detalló el comandante jefe accidental de la Comandancia de la Guardia Civil, a primera hora de la mañana reconocían las urbanizaciones o casas aisladas donde pretendían cometer los robos, asegurándose de que en las mismas no iban a encontrar a sus propietarios. Al anochecer salían en grupos para actuar en diferentes viviendas, para lo que utilizaban diversos vehículos como furgonetas -para saquear las viviendas- y también con turismos. Una de las casas fue asaltada hasta en cuatro ocasiones por los integrantes de la banda.

No obstante, su campo de acción no se limitaba al robo de viviendas. Los robos en los centros de transformación eléctrica los cometía uno de los grupos a primera hora de la noche, sustrayendo todo el cable de cobre de los mismos y dejando a urbanizaciones enteras sin fluido eléctrico. En el municipio gaditano de Sotogrande, por ejemplo, llegaron a robar en tres de estos centros en tan solo dos días, causando daños por valor de más de 180.000 euros. Entre los detenidos, con edades comprendidas entre los 30 y los 50 años, hay un menor y como detalló Campos no todos se encontraban en situación legal.

A comienzos de año la Guardia Civil también desarticuló una banda compuesta por siete personas, tres chilenos y cuatro españoles, que sustrajo unos 500.000 euros, entre dinero en efectivo y objetos, de más de 60 chalés de lujo y habitaciones de hotel en la Costa del Sol. En la mayoría de las ocasiones los objetos sustraídos eran vendidos a un receptor habitual. Cuando no tenían planificado ningún robo en urbanizaciones, entraban en hoteles fingiendo ser personal de mantenimiento de piscinas, agentes de seguros o turistas extranjeros que se hospedaban en ellos para sustraer efectos de las habitaciones cuando los huéspedes no se encontraban en la habitación.