Málaga, ayer y hoy

Unos baños para los más pudientes

  • La decadencia actual de los Baños del Carmen empaña el pasado brillante del que fue escenario de una intensa actividad social

Desde su inauguración en 1918 los Baños del Carmen fueron un punto de encuentro y diversión de la sociedad malagueña, y su oferta de ocio y entretenimiento superaba con mucho lo que se podía entender como un simple balneario. Desde la segunda mitad del siglo XIX en las playas más cercanas al centro de la ciudad existían instalaciones de madera para darse baños de mar, como los de Apolo, La Estrella y Diana, que se mantuvieron hasta bien entrado el siglo XX. Pero los más conocidos fueron los Baños del Carmen, que se construyeron aprovechando el espacio en el que se había hecho un pequeño puerto para la carga de rocas con destino a las obras del puerto, a finales del siglo XIX, en el punto conocido como Torre de San Telmo, en el camino hacia El Palo que luego seguía hacia Vélez-Málaga y Almería. Ese pequeño puerto se había abandonado en 1889 y acabó dando lugar a una laguna y después a un ensanche de la playa. A su altura ya existía un bosquete de eucaliptos que aún se mantiene delante de los Baños del Carmen.

Fue en 1918 cuando se inauguró oficialmente el Balneario de Nuestra Señora del Carmen, por iniciativa de Enrique García de Toledo. Este balneario, dotado de casetas y otros muchos servicios, contemplaba un uso separado de la playa, con zonas diferenciadas para hombres y mujeres. Según el historiador Víctor Heredia, constituyeron toda una innovación en la época, ya que "representaban la modernidad y un nuevo concepto de los baños de mar y de sol". Los Baños del Carmen contaban con servicio de tranvía y poco a poco fueron ampliando su oferta con restaurante, parque de atracciones, quioscos, pistas de baile, campos de fútbol y tenis, embarcadero, o cine. Incluso existió una fuente de la que manaba vino. El recinto se completó con un restaurante diseñado por el arquitecto Daniel Rubio, que aún se mantiene en pie.

Desde los años 20 hasta los 60 del siglo XX los Baños del Carmen fueron uno de los lugares con más encanto de la ciudad, y fue un continuo escenario de verbenas, bailes, fiestas, competiciones deportivas y otras muchas actividades lúdicas. En los Baños del Carmen se celebraron competiciones hípicas y hasta 1941 fue el campo de juego del equipo de fútbol de la ciudad. Más tarde una parte de los terrenos de la concesión administrativa fueron transformados en camping y los baños fueron cayendo en decadencia, hasta que la playa dejó de tener uso privado. El abandono ha ido consumiendo lentamente este singular espacio, en el que apenas permanece el bosque de eucaliptos y el restaurante que diseñó Daniel Rubio en los años 30, envuelto en una atmósfera decadente que le otorga un especial encanto, pero al mismo tiempo lo convierte en una zona cada vez más marginal. Un paseo por las instalaciones permite contemplar los restos de bancos de cerámica, fuentes, pajareras, grandes tinajas y otros elementos que denotan la brillantez de otros tiempos ya pasados. Se mantienen erguidas las columnas (y no todas), algunas de ellas antiguas y de diversa procedencia, que formaban una amplia pérgola abierta al mar.

l una rehabilitación en el olvido. Casi veinte años después de que oficialmente se iniciase el camino para regenerar uno de los espacios más emblemáticos de Málaga capital, los Baños del Carmen, la intervención sigue en dique seco y sin desarrollarse. La larga tramitación de este proyecto se remonta a 1993 cuando el Ayuntamiento aprobó de forma definitiva el plan especial de este espacio con el informe favorable de la Demarcación de Costas. A partir de entonces se sucedieron una serie de retrasos por parte del Ministerio de Medio Ambiente y el propio Consistorio que se han prolongado hasta la actualidad sin que hasta la fecha se haya empezado la obra. El principal escollo ahora es rescatar las dos concesiones administrativas existentes en la zona, la del restaurante y la de Astilleros Nereo, y que están inmersas en un complejo litigio por la expropiación de estos terrenos.

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