"Fue una barbarie y vi muchos muertos"

Juan Gálvez tenía 7 años cuando estuvo a punto de morir, junto a su madre y hermanos, huyendo de las bombas franquistas por la carretera hacia Almería

Un momento de la marcha a su paso por la calle Alcazabilla.
Un momento de la marcha a su paso por la calle Alcazabilla.
Ángel Recio Málaga

03 de febrero 2014 - 01:00

El 7 de febrero de 1937 Juan Gálvez tenía 7 años, vivía en la capital y vio como, de pronto, su madre se lo llevaba a él y a sus tres hermanos -la menor era un bebé de apenas seis meses- a toda prisa. Las tropas franquistas estaban a punto de invadir Málaga y corría el rumor de que habían hecho todo tipo de atrocidades a su paso por Ronda, Marbella o Antequera. Mientras su padre, que había sido reclutado por los republicanos para hacer trincheras, se quedaba en la ciudad, ellos huyeron, junto a otras 100.000 personas, hacia la zona roja de Motril o Almería en lo que se conoció como la desbandá. Nadie se podía imaginar lo que sucedería en las horas y días siguientes.

"Aquello fue horrible, un crimen, una barbarie", recordó ayer Gálvez, que ahora es un anciano de 84 años. En el camino de huida, esas miles de personas, muchas de ellas mujeres y niños, fueron bombardeadas desde el aire por aviones y desde el mar por barcos de guerra, generando una masacre contra la población civil. "Vi muchas víctimas y no vi más porque mi madre intentaba evitarlo", explicó Gálvez. Pero hay imágenes que nunca se borran y que marcan toda una vida, sobre todo cuando se es un niño de siete años que no sabe qué está pasando. "Había una familia bajo un puente con un crío que llamaba la atención de lo rubio que era y que estaba allí tendido, muerto", señaló.

El camino fue un infierno. Intentaban salir de la carretera y correr campo a través "pero nos seguían bombardeando". Una noche, vieron una casa que estaba abandonada y durmieron allí junto a más gente. Al día siguiente, pudieron comprobar que el resto de personas que estaban en la estancia eran cadáveres que habían sido depositados allí. Llegaron hasta Nerja, comiendo básicamente caña de azúcar, y fueron interceptados por las tropas italianas. "Nos dieron de comer y la verdad es que se portaron bien con nosotros. Eran muy jóvenes. Fue la primera vez que probé los macarrones con queso", indicó. Una vez retenidos, regresaron andando hasta Torre del Mar y, desde allí, fueron trasladados de nuevo hasta Málaga en camionetas.

Gálvez era una de las cien personas que ayer participaron en un acto que conmemoró el 77 aniversario de la desbandá. Fueron andando desde la Plaza de la Merced hasta el Peñón del Cuervo y, entre ellos, había numerosos representantes políticos de PSOE e IU y sindicales, así como familiares de víctimas. El objetivo es que no se olvide que esto ocurrió, pese a que durante décadas ha sido, según los asistentes, "silenciado". "Esto se calló incluso cuando llegó el gobierno de Felipe González. Se habla mucho de Guernica, pero allí bombardearon los alemanes y aquí nos lo hacían los propios españoles", denunció el octogenario.

El director general de Memoria Democrática, Luis Naranjo, fue uno de los que recorrieron el camino. Antes de partir, señaló a los medios de comunicación que la desbandá "ha sido el hecho más dramático y más trágico de toda la Guerra Civil. Fue un crimen contra la Humanidad que esperemos que algún día el estado español reconozca como tal". En este sentido, el vicepresidente de la Junta de Andalucía, Diego Valderas, aseguró que la ley de Memoria Democrática "ya está" en el consejo de gobierno, por lo que podría ser aprobada en breve.

Varios testigos de la masacre cuentan además su historia en un documental que será presentado el próximo 15 de febrero y que será llevado también al Parlamento Europeo para conozcan qué pasó aquel 7 de febrero de 1937 y los cuatro días siguientes.

La guerra civil ha sido lo peor que le ha ocurrido a España, posiblemente, en toda su historia. Los ciudadanos parecieron enloquecer y tanto los republicanos como los franquistas cometieron todo tipo de asesinatos. No se sabe aún cuántas personas murieron, de uno y otro bando, aunque se habla de medio millón y todavía siguen apareciendo restos. Testimonios como el de Juan Gálvez ponen los vellos de punta y eso es bueno para que no se olvide que un día, hace apenas 78 años, los españoles nos matamos unos a otros sin saber muy bien por qué y para que nunca se repita.

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