Existen barreras que una rampa no puede salvar. En este sentido, Raúl López, concejal de Accesibilidad, asegura que las peores barreras no son las físicas y recuerda que aunque se adapte el medio para que las personas discapacitadas no encuentren obstáculos en su vida diaria, si el resto de la sociedad no los tiene en cuenta, "no sirve de nada".

"Las peores barreras son las que se encuentra un ciudadano con algún tipo de discapacidad en la propia sociedad, pues todavía hay personas que son discriminadas por su limitación. Todos tenemos que contribuir a que la integración sea realmente efectiva y para ello tenemos que actuar en todos los sentidos, haciendo rampas, pero también entendiendo que estas personas son iguales al resto de la gente", explica López, que por su experiencia personal en una silla de ruedas asegura que en el día a día el colectivo al que representa encuentra innumerables casos de este tipo. "Hay barreras físicas, evidentemente, pero no son todas. Yo recibo un trato diferenciado cuando no puedo subir a un vagón de un tren o cuando me ponen una rampa para que entre y luego no hay un sitio específico para mí o no me puedo mover. Hay muchísimas barreras, pero si se hace un vado y un coche aparca delante es porque no hay conciencia ninguna", arguye el concejal de Accesibilidad.

Raúl López no destaca ningún logro concreto desde que llegó al área que dirige, pues destaca que realizan un trabajo que anteriormente se venía haciéndose desde Bienestar Social. "Lo que se pretende ahora con un área específica es tener un mayor ámbito de actuación. Los logros llegan en la medida que las personas con discapacidad participen más en la sociedad, puedan ir más a los sitios y éstos estén adaptados para ellos. Mi mayor logro sería que la discapacidad no se midiera por las barreras", concluye.