Todos los barrios de pescadores se ponen el traje de marengo
El Palo y Pedregalejo conmemoraron ayer el día del Carmen con procesiones · Aún quedan las de Olías, Huelin y El Perchel
En los barrios de pescadores tradicionales ya no viven pescadores. Todos se han transformado, consecuencia de los nuevos tiempos. Algunos, incluso, han sido colonizados por las clases nobles para disfrutar de los lujos de la primera línea de playa. Pero hubo un día en que junto al rebalaje malagueño sólo vivían los pescadores de verdad, los hombres de la mar, esos que cada noche se encomendaban a la Virgen del Carmen para salir a faenar en busca de su jornal. Hoy apenas quedan y los que hay viven lejos de la playa, en un barrio obrero cualquiera. Pero cada 16 de julio tienen una cita con su pasado. Un día para sacar del armario el traje de marengo tradicional, en desuso en la mayoría de los casos, y llevar a su Patrona a que bendiga las aguas. Los más antiguos inaugurarán su temporada de baño desde este fin de semana. ¡Cómo hacerlo antes sin la bendición carmelita!
Los antiguos núcleos pesqueros de la capital se vertebran en torno a la Virgen del Carmen. Ayer se vivió el día grande en el distrito Este, con las procesiones de las hermandades de Pedregalejo y El Palo. Nuevo San Andrés vivió la suya en la jornada de vísperas. El Perchel también volvió a latir en torno a la Reina de los Mares, con un besamanos multitudinario, aunque esta corporación procesionará el domingo, como la de Huelin. Y mañana le tocará el turno a Olías, ésta sin salida marítima, por su ubicación geográfica. Distintos iconos para la misma devoción, tan extendida que existen más imágenes aunque no sean procesionadas.
sabor popular
Toda procesión carmelita encierra por definición un sabor popular intrínseco, pero las de Pedregalejo y El Palo lo son especialmente. Quizá por tratarse de dos barrios donde no existen más cofradías –sólo la del Rosario, patrona de El Palo y también de gloria–, por lo que la Virgen del Carmen es el icono que reúne todas las devociones. También por su pasado marengo, no cabe duda.
Y ambos barrios se vistieron de marengo para llevar a la Virgen a bendecir las aguas. Literalmente fue así, como siempre destacó la participación de los barrios en sus procesiones carmelitas. Muchos portadores, en ambos tronos, incluso iban descalzos. Todos con fajín y los que optaron por algún calzado, alpargatas de esparto. Muy uniformados todos. Era lo más operativo para andar por la arena e incluso meterse en el agua del mar.
Ningún cortejo dispuso de acólitos, que fueron sustituidos por los remeros de la jábega, aunque ambas figuras podrían –deberían incluso– compatibilizarse. En Pedregalejo, la Virgen se embargó en la Santa Cristina y en El Palo, en la Virgen del Carmen. Dos jábegas tradicionales de las regatas veraniegas. Como es tradicional, en torno a las 22:00, ambas embarcaciones en encontraron en la aguas que separan los barrios, luego regresaron para reiniciar su procesión terrestres camino de su templo.
El trono del Carmen de Pedregalejo iba exornado con nardos, que aguantan bien las calores. Se trata de unas andas provisionales de madera, con dos arbotantes de orfebrería en el frontal y una pequeña réplica de la Virgen de la Victoria. El de El Palo lució centros de flores tropicales y frisos de claveles blancos. La Virgen lució a sus pies su clásico centro de flores, este año rosas otra vez. Este trono sigue sin resolver sus problemas de iluminación, que hacen necesario el uso de la luz eléctrica cuando cae la noche. Mejor la cruceta musical de Pedregalejo, la de El Palo con poco criterio, pero estas procesiones se miden por su devoción desbordada.
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