calor Los conflictos laborales por el control del termostato

La 'batalla' del aire acondicionado

  • Los expertos recomiendan situar el regulador en 26 grados y no bajarlo de los 21 · Alergias, congestión nasal, dolor de garganta e irritabilidad en los ojos son las dolencias más habituales provocadas por el aparato de aire

Una persona se encuentra en su casa en pleno mes de agosto: si hace mucha calor, enciende el ventilador o el aire acondicionado; si las temperaturas son un poco más suaves, lo apaga o baja el termostato. Simple. ¿Pero y si esto ocurre en el ambiente laboral? Cada persona tiene una susceptibilidad distinta ante el frío y el calor: unos se mueren de frío, mientras que otros se asan de calor. Entonces, ¿se aumentan o se bajan los grados del aparato de aire? La disputa y el conflicto laboral están asegurados. Resolver la situación: complicado.

Rocío Cebrero trabaja en un establecimiento de atención al cliente y las bajas temperaturas a las que sus compañeros sitúan el regulador del aire acondicionado le llegan a molestar en ocasiones a lo largo del día. "La gente entra hablando del calor que hace fuera y de lo bien que se está dentro, pero yo paso frío y tengo que salir a veces a la calle porque me llega a doler la garganta", afirma Cebrero. Del mismo modo, ante la negativa de sus compañeros de bajar unos grados el termostato, porque "es cierto que ellos pasan más calor detrás del mostrador", ha tomado la decisión de ir al trabajo "con una rebeca y un pañuelo, aunque parezca que estamos en invierno". "Pero, no quiero pelear por la temperatura del aire acondicionado", concluye Cebrero.

El aire acondicionado puede provocar efectos secundarios en la salud si no se utiliza de un modo adecuado. Alergías, congestión nasal, dolor de garganta e irritabilidad en los ojos son las dolencias más habituales que las bajas temperaturas del aparato de aire pueden causar durante la época de más calor. "Las patologías de las vías respiratorias son las más habituales", indicó José Antonio Cardenete, director del área de Medicina del Trabajo del Colegio Oficial de Médicos de Málaga. Sin embargo, el problema también reside en "el cambio brusco de temperatura a la que nos sometemos a lo largo del día". "Del fresquito de la oficina salimos al calor de la calle. Luego, en el coche, donde hace un calor insoportable, volvemos a poner al aire a toda potencia sin airearlo previamente", explica el también presidente de la Asociación Malagueña de Medicina Laboral.

Por ello, los expertos recomiendan situar el termostato en 26 grados, y nunca bajarlo de los 21. "Es complicado llegar a un punto medio, pues no todos tenemos la misma sensibilidad ante el frío o el calor", afirmó Cardenete. "Pero lo que sí hay que tener claro es que la temperatura, sobre todo la mínima, nunca debe llegar a crear disconfort en el ser humano", añadió.

Del mismo modo, Cardenete aconseja seguir los siguientes pasos para conseguir una adecuada utilización del aire acondicionado en el lugar de trabajo. En primer lugar, hay que realizar un tratamiento preventivo del aparato de aire antes de ponerlo en funcionamiento cuando llega la época de calor para "evitar que el polvo que se ha acumulado durante el invierno provoque alergías".

Asimismo, Cardenete incide en la importancia de adaptar la indumentaria a la temperatura del puesto de trabajo. "No consiste sólo en no llevar corbata en el caso de los que estén obligados a usarla, sino del material del que está hecho las prendas". "Por ejemplo, en el caso de un obrero o una persona que tiene que trabajar bajo el sol y soportar unas altas temperaturas se recomienda usar monos transpirables, de color claro y fabricados con fibras vegetales", añadió Cardenete. Además, al no tener que bajar tanto la temperatura del aire acondicionado, "se consigue un mayor ahorro económico y energético", concluye. Por otra parte, el decreto 486/1997 sobre disposiciones mínimas de seguridad y salud en los lugares de trabajo establece un rango entre las temperaturas más altas y más bajas recomendadas dependiendo del tipo de trabajo que se realiza y las condiciones en las que se desarrolla. Así, en los lugares donde se desempeñen trabajos sedentarios, propios de oficinas, la temperatura debería situarse entre los 18 y los 24 grados. En puestos de trabajo que implican un desgaste físico medio, el termómetro debe rondar los 17 y los 22 grados. Y para el caso de trabajos que requieren un duro esfuerzo físico, el regulador deberá bajar hasta los 15 y los 21 grados. Sin embargo, en los tres casos, la diferencia entre la temperatura máxima y la mínima es bastante amplia e, incluso, puede resultar abismal para un compañero de trabajo y otro. De nuevo, el conflicto sobre cuál es la temperatura idónea a la que debe situarse el aire acondicionado está servido.

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